Definiendo
el rumbo del Socialismo del siglo XXI (I)
Resultados de elecciones
en Venezuela
Como tenía que ser,
diferentes enfoques severamente críticos desde la izquierda acerca de la
situación surgida de los resultados de las elecciones presidenciales del pasado
14 de abril en Venezuela, han aparecido en diferentes medios. Sus autores
coinciden en algunos puntos fundamentales, de los que cabe resaltar:
- la estrecha diferencia
de menos de 300 mil votos a favor de Nicolás Maduro sobre Henrique Capriles
son, de hecho, cuando menos un grave revés, si no una casi derrota para las
fuerzas revolucionarias bolivarianas[1];
- la derecha venezolana
lo está aprovechando a fondo, con el respaldo evidente de la derecha
internacional, comandada por los gobiernos estadounidense y español[2];
- la aparente decisión
de la burguesía y las clases económicas dominantes venezolanas de poner fin al
proceso de cambios a toda costa, incluyendo acciones de rasgos fascistas y
terroristas[3];
- el grave revés amenaza
seriamente la continuidad del proceso venezolano chavista[4];
- la estrategia indicada
para recuperar el impulso transformador y defender los avances sociales
alcanzados hasta ahora debe basarse en la profundización de esos cambios[5];
- los puntos en donde se
debe aplicar toda la energía son el fortalecimiento del poder popular, social y
político, superando la etapa propiamente chavista caracterizada por el
predominio del irremplazable líder que fue Hugo Chávez y sustituyéndolo por
elevación de la conciencia revolucionaria del pueblo, por la consolidación de
las organizaciones sociales y la profundización del rumbo revolucionario en la
dirección del socialismo del siglo XXI.
Todos estos y otros
aspectos que podrían señalarse como las debilidades de la Revolución
Bolivariana, tienen como raíz común la indefinición de cuáles son las metas que
se quiere alcanzar y de qué clase de socialismo se trata[6].
Esta imprecisión básica
proviene, a su vez, de una causa única, que es, sin ambages, el estruendoso derrumbe
del socialismo del siglo XX. Ese socialismo de modelo soviético cuya
característica esencial fue el estatismo absoluto, basado en la directriz
central del Manifiesto Comunista de 1848 de expropiar los medios fundamentales
de producción en manos de los capitalistas y la creación del Estado
revolucionario obrero y proletario como rector único y universal de la
economía, y que resultó siéndolo de todos los aspectos de la vida social
El derrumbe histórico
del experimento soviético obliga la pregunta lógica cada vez que se mencione la
palabra socialismo: ¿de qué socialismo estamos hablando?
Si no damos una
respuesta acertada a este interrogante, será
imposible la movilización decidida y cohesionada de las clases
explotadas en cualquier sociedad de orientación capitalista, y toda
transformación, todo cambio, toda innovación social en beneficio de esas clases
quedarán reducidos a retoques, a reformas insuficientes para consolidar una
verdadera revolución[7].
Dicho en términos más
contundentes: sin tocar la base estructural de la sociedad no habrá revolución.
Y la base estructural la constituyen las relaciones de propiedad sobre los
medios fundamentales de producción y las consiguientes relaciones de
producción. Sin tocar esa propiedad, no habrá revolución real jamás. Y no voy a
entrar en discusión sobre lo que significa esa base estructural y lo que quiere
decir tocarla, afectarla: parto del supuesto de que los verdaderos
revolucionarios tienen y tenemos claro todo esto.
Necesidad de definir
nuevo modelo económico.
El problema es, dicho en
otros términos, definir el nuevo modelo económico, productivo, que se propone
para sustituir al modelo capitalista, que precisamente en este momento
histórico está mostrando su absoluta incapacidad para dar solución a los
problemas y desequilibrios sociales que el propio modelo ha generado y
exacerbado hasta la situación límite actual. Ese modelo que cruje por los
cuatro costados por efecto de una crisis que, si no es el final del sistema
capitalista, sí muestra claramente su agonía.
Definir el modelo
económico que debe sustituir al modelo capitalista no puede ser el resultado de
la genialidad especulativa de una mente iluminada que extrae de su magín la
fórmula mágica: no puede ser el conejo que un mago extrae de su sombrero.
Tampoco puede reducirse a la competencia entre cerebros creativos que arrojen
propuestas como quien lanza dardos a ver cuál da en el blanco o se aproxima más
a él.
Solamente analizando
metódicamente ciertos aspectos de la realidad se puede alcanzar con alguna
certeza un diagnóstico que posibilite prescribir el tratamiento más seguro para
superar revolucionariamente la crisis del modelo vigente.
Con el fin de contribuir
tanto como sea posible desde la teoría a ese diagnóstico, tomo cinco puntos
como base del análisis necesario.
1.
Qué entendemos por modelo económico.
2.
Cuál es la situación actual del modelo capitalista.
3.
Qué nos señala la visión histórica de los modelos económicos que han
determinado los grandes cambios de época y, en consecuencia, qué
características deberá tener el modelo subsiguiente al actual.
4.
El gran torrente que conforman las crecientes expresiones anticapitalistas de
hoy, y que crece día a día.
5.
Qué señales nos da la actualidad de lo que puede ser ese nuevo modelo.
1. Qué se entiende por modelo económico
Todas las circunstancias
sociales, económicas e históricas que rodean al proceso venezolano, y desde
luego, a los demás procesos reformistas que se dan en suelo latinoamericano,
exigen la definición de lo que se ha denominado el nuevo modelo económico.
No se trata de
reproducir aquí los numerosos debates que suelen acompañar la definición de un
término. En el caso de la concepción de lo que es un modelo económico se ha
cumplido ese ritual y no es el caso de enredarse en sus ceremoniales.
Asumo como punto de
partida el reconocimiento de que, refiriéndose al trabajo teórico, un modelo es
una propuesta teórica, una hipótesis basada en presupuestos válidos y que busca
viabilizar determinadas decisiones y comportamientos.
Un modelo teórico es un
mapa de navegación para llegar a determinado punto.
Un mapa no es la
realidad, sino una representación gráfica de ella que no intenta abarcarla
toda, porque esto equivaldría a pretender una carta geográfica a escala 1/1, lo
cual es un absurdo y una imposibilidad.
El mapa esquematiza la
realidad analizada eliminando muchos aspectos de detalle y se concentra en las líneas
determinantes para fijar el rumbo, las vías posibles y la recomendada, y los
datos indispensables para el avance hasta la meta, así como los obstáculos más
protuberantes a fin de obviarlos.
Lo primero que hay que
establecer en este mapa es el objetivo, la meta a alcanzar, pues la mejor carta
de navegación puede conducir a desvíos fatales si no indica dónde está el
norte.
Esto
es lo que se propone aquí, establecer ese norte para que sea posible determinar
el camino y superar sus altibajos y vericuetos.
2. Situación actual del modelo capitalista
Ya resulta una
afirmación manida repetir que el capitalismo actual es radicalmente diferente
de lo que fue en sus orígenes. De esos cambios destaquemos los que resultan
esenciales para nuestro tema:
– su carácter global
constituido por todos los países desarrollados del sistema, que globaliza los
perjuicios propios del capitalismo –explotación, desempleo, crisis–, pero no
sus beneficios– creación de riqueza, empleo, crecimiento.
– el dominio de la economía
mundial por el capitalismo financiero en su etapa más dañina y corrosiva,
cuando se ha tornado improductivo en la medida en que ha perdido su capacidad
de producir valor real (utilidad, valor de uso como soporte del valor de
cambio);
- ante esta situación,
que conduce a la disminución de la tasa de ganancia del capital (cuya principal
fuente de aumento es la plusvalía, basada en el valor real agregado a los
productos), este capitalismo financiero sólo encuentra dos formas básicas para
reproducirse y crecer: el consumismo y la especulación financiera;
– ¿Qué es el consumismo?
Lo esencial del consumismo es la explotación sin límites y sin escrúpulos de
cientos de millones de consumidores mediante la creación de necesidades
artificiales a través del más gigantesco aparato publicitario, no sólo los
medios de “información” tradicionales (prensa, televisión, radio), sino los
nuevos: redes sociales virtuales, cine, entretenimiento (la actriz, la
cantante, el deportista convertidos en vehículos de imposición de modos de vida
y de comportamiento), telefonía móvil, publicidad exterior en calles y sitios
públicos. Los ejemplos más claros de esta explotación al consumidor los están
brindando los billones de productos electrónicos (teléfonos celulares móviles y
smartphones, tabletas, ipods, juegos
electrónicos y tantos otros “bienes” similares) diseñados para obsoletizarse en
tiempos muy cortos (siguiendo el engañoso modelo productivo impuesto por la
industria automotriz que inventó la “necesidad” de cambiar cada año el modelo
de automóvil simplemente por “estatus social”), recaudando en cada nuevo
“modelo” millones de billones de dólares y transformando en supermillonarios a
sus creadores (y de paso, polucionando el planeta con millones de toneladas de
deshechos no degradables y altamente tóxicos).
Así este capitalismo que
exprime al trabajador durante sus horas de trabajo en la fábrica y la oficina
(mediante la extracción de plusvalía, decreciente), lo atrapa a la salida del
trabajo en el centro comercial, en el mall
o en el outlet, para sacarle del
bolsillo lo poco que le queda, vendiéndole los falsos valores (económicos, a más de falsos valores culturales) de la
“última moda” en el vestuario o en el peinado, el “último modelo” de móvil, de
tableta, de juego electrónico, el “status” que da la marca del jean o de los zapatos deportivos, la
“salud” que ofrece el último producto mágico de la industria farmacéutica o la
última bebida o alimento “light”, etc. y etc.;
– ¿Qué es el capitalismo
especulativo? Es aquel que se limita cada vez más al juego de maniobras
monetarias para acumular valores simbólicos (virtuales) mediante los cuales se
apodera de valores reales, empresas de la economía real que no pueden
defenderse de esas trampas y tienen que sucumbir ante las “ofertas hostiles” de
los poderosos grupos y conglomerados de grupos que dominan la economía
capitalista actual, sometiendo a su dominio y a su lógica de ficción y
concentrando insoportablemente la riqueza mundial. Creando adicionalmente una
super élite capitalista improductiva, parasitaria y ociosa (200 personas, 9
familias en todo el mundo, se ha dicho) que viven a costa del resto,
trabajadores, consumidores y empresarios de la economía real; desentendido de
la producción real (a la que en cambio bloquea imponiéndole el más oneroso e
implacable tributo) para evadir el riesgo inherente al modelo productivo
capitalista y refugiarse en los juegos especulativos, ya no solamente en el
tradicional casino del capitalismo, las bolsas de valores, sino en la tupida
maraña de mecanismos financieros, bancos y fondos de inversión, apalancamientos
–créditos para obtener créditos–, seguros que ya no se sabe qué es lo que
aseguran ni cómo lo aseguran, títulos, bonos, documentos y papeles financieros
que tampoco se sabe qué valores representan y, por tanto, qué respaldo
confiable tienen y que, si se fueran a efectivizar, se encontrarían con el
vacío real de valor.
Esos “valores” sin valor
se amontonan en las caletas[8]
del capital financiero: bancos, instituciones financieras, paraísos fiscales.
Esta es la gran realidad de este mundo capitalista financiero que hoy tiene al
mundo sumergido en su explicable crisis universal: el sistema capitalista está
reducido cada vez más a estas monstruosas creaciones de paja, de bagazo
económico.
Se amplía así el radio
de las contradicciones del capitalismo. Esta contradicción entre economía real
y economía ficticia es hoy la fundamental del capitalismo, tornándolo
finalmente inviable.
Imposibilidad real de superar la crisis actual (la iniciada
en 2008)
Lo que ha mostrado esta
crisis es que el sistema financiero del capitalismo (bancos, agencias
financieras, métodos) está quebrantado definitivamente.
La crisis estalla cuando
uno de los más grandes bancos de inversión del sistema quiebra. ¿Cómo sucedió
aquello? Sencillamente Lehman Brothers sucumbió bajo el peso agobiante de los
falsos valores, como resultado de la llamada ¨burbuja inmobiliaria”.
Pero este suceso es
solamente el momento de la detonación, el “crash”, de una situación explosiva
que venía acumulándose por lo menos desde los años 70 del siglo XX. En la
mayoría de los análisis que se han intentado de esta crisis, se tiende a
explicarla por una causa única: la práctica en que incurrieron muchos bancos
estadounidenses de conceder préstamos hipotecarios a personas que no cumplían
un mínimo de requisitos como sujetos de crédito, los llamados préstamos
“subprime”, hasta el momento en que los bancos de inversión que compraban esas
deudas para especular con ellas se ven atiborrados con tales “activos tóxicos”
y uno de ellos, paradigma de los que se
consideraban demasiado grandes para caer,
Lehmann Brothers, quiebra abrumado por el peso de tanta y tan tóxica falsedad. Pero las causas son
más, y más profundas.
El analista Alejandro
Nadal, de la agencia informativa cibernética Sin Permiso, llevó a cabo un estudio crítico del informe de la Comisión del congreso estadounidense para
investigar las causas de la crisis financiera y económica (FCIC, por sus siglas
en inglés), de más de 600 páginas[9]. Pese a que el voluminoso
legajo señala no una sino más de una decena de factores determinantes de la
crisis, Nadal muestra que no llega al fondo de la cuestión, y añade sus propias
conclusiones.
Imposible reseñar aquí siquiera una mínima parte de esos
factores, pero cabe destacar los más prominentes. La enumeración de la Comisión
comienza por “las fallas generalizadas en la regulación y supervisión
financiera”, y continúa con una lista que, en realidad, son expresiones de la
misma ausencia de regulación, aunque vale la pena subrayar algunas: “los
mecanismos de bursatilización que también contribuyeron a propagar los efectos
de estos fracasos”, “una combinación de sobre endeudamiento, inversiones
riesgosas y falta de transparencia”, “los derivados vendidos en transacciones
fuera del control de los mercados organizados”, la falta de preparación del
gobierno para enfrentar la crisis, “las fallas de las agencias calificadoras”,
y otros.
Nadal añade factores “macroeconómicos”: “Las verdaderas
causas de la crisis se encuentran en su articulación con otros procesos
macroeconómicos que pertenecen a los sectores reales (no financieros) de la
economía” (desentendimiento del capital financiero especulativo acerca de la
economía productiva real), “la relación entre la distribución funcional del
ingreso (entre ganancias y salarios)”, (referencia a los desequilibrios
profundizados bajo el neoliberalismo en la distribución del ingreso con
reforzamiento acelerado de la concentración de la riqueza y la simultánea
precarización de las condiciones del trabajo por la “flexibilización laboral”),
“el endeudamiento” (la deuda abrumadoramente creciente de casi todos los
países), “los precios de diferentes categorías de activos” (la especulación ya
no solo con los valores bursátiles tradicionales y sus derivados, sino con
“creativos” manejos de otros activos a los que se dio el tratamiento ilegítimo
de valores financieros, en lo que el informe llama bursatilización y que luego será financiarización[10])
“y los cambios en el continuum de las tasas de interés” (el manejo de la
política monetaria principalmente estadounidense y de la eurozona a favor del
capitalismo especulativo, esos juegos con las elevaciones y reducciones de las
tasas de interés con destinatarios previamente identificados), “la transformación
estructural de la economía de Estados Unidos a lo largo de los últimos 30 años”
(imposición en ese país del desbocamiento neoliberal), “El desmantelamiento de
componentes estratégicos de su aparato industrial y la macrocefalia descomunal
del sector financiero” (entrabamiento del aparato productivo real por el
predominio absolutista del capital especulativo), "Los cambios en la
estructura de la economía mundial son también una clave para entender la
crisis” (globalización del neoliberalismo), “El déficit externo crónico de
Estados Unidos (que) hizo indispensables los flujos de capital de corto plazo
que China (y otros países con superávit) pudieron proporcionar”. “Todo esto
cierra el circuito macroeconómico para entender los orígenes de la crisis
–concluye Nadal–[11].
Pero eso es precisamente lo que la FCIC no pudo analizar. Con razón la palabra
macroeconomía no aparece una sola vez en sus 633 páginas”.
Intentemos resumir en
una visión panorámica la situación.
El modelo económico
capitalista –empresa productiva de propiedad privada del capitalista y
trabajadores asalariados contratados para ponerla en producción– es
intrínsecamente contradictorio por dos características principales: 1) se basa
en la explotación del trabajo ajeno, el de los trabajadores asalariados, por el
propietario, que no trabaja; y 2) la concentración de la riqueza producida en
manos del propietario de la empresa, empobreciendo a quienes sí realizan
directamente el trabajo[12].
Desde luego, desde su
nacimiento, este modelo opera bajo la presión de dos fuerzas centrípetamente
opuestas (cada una tira para su lado): en un extremo, el propietario privado,
que quiere sacar el máximo beneficio con el mínimo gasto, es decir, pagando lo
menos que pueda a quienes producen directamente la riqueza; y en el otro, los
trabajadores, que luchan porque ese beneficio se distribuya más equitativamente
que lo que reciben como salario, reclamando mayor participación en la
distribución de la riqueza que ha sido producida por ellos.
Esas dos tensiones
opuestas constituyen la contradicción fundamental, inherente al modelo, que
caracteriza las relaciones entre patrones y trabajadores de la empresa
capitalista (las relaciones de producción), y que, como rasgos esenciales de
toda empresa capitalista, se extienden a todo el sistema de producción
capitalista, y por último a la sociedad: el sistema, no solamente la empresa
aislada, sufre estas contradicciones, que se expresan en conflictos y
enfrentamientos permanentes en todos los países donde impera el capitalismo (que
terminan siendo todos los del mundo actual), y constituyen la lucha entre esas
dos clases fundamentales en esta época histórica: la clase capitalista
(burguesía) y la clase trabajadora (trabajadores asalariados).
Los Estados que rigen a
estos países tienen que intervenir para resolver esos conflictos y tiene que
terminar por establecer normas, es decir, regulaciones, reglamentaciones,
leyes, a fin de que la producción no se paralice.
Tales regulaciones
comenzaron por la limitación de los horarios de trabajo de los obreros
–hombres, mujeres, niños y ancianos–, que en el capitalismo naciente llegaban a
trabajar jornadas hasta de 15 y 16 horas, en condiciones infrahumanas y por
salarios miserables.
La primera gran
limitación fue la jornada de 8 horas, impuesta por la lucha de los trabajadores
y cuya celebración se realiza cada 1 de mayo en todo el mundo.
A partir de entonces, el
papel de los Estados en los países capitalistas con relación a la economía se
concentra cada vez más en regular las condiciones en que se lleva a cabo la
producción económica, y las oscilaciones que el conjunto de esas regulaciones
ha experimentado refleja la correlación de fuerzas entra la clase capitalista y
las clases trabajadoras en el mundo.
Mientras existió el
campo socialista, que se originó en la gran victoria que en esa lucha de clases
los trabajadores obtuvieron en la Revolución de Octubre o Revolución Rusa, la
correlación de fuerzas, favorable a los capitalistas en el mundo occidental,
tendía a equilibrarse con triunfos parciales logrados por los trabajadores en
los países no socialistas.
Cuando el socialismo
soviético sucumbió bajo el peso del error estructural básico de confundir
socialización con estatización, esa correlación de fuerzas se inclinó
definitivamente a favor de la clase capitalista y en detrimento de las clases
trabajadores desorientadas y desmovilizadas por la fuerza del ciclón histórico.
Desaparecido el
contrapeso del campo socialista, llega para el capitalismo el momento histórico
de reponer en toda su intensidad las condiciones del capitalismo salvaje, esos
tiempos en que el capitalismo naciente hacía lo que le daba la gana para
extraer el máximo rendimiento de los trabajadores. Ese retorno es la esencia
del neoliberalismo, y adquiere la forma de la desregulación total de la
economía retomando las tesis de que las leyes de la oferta y la demanda que
rigen el mercado capitalista bastan para corregir cualquier desequilibrio. «Las entidades
financieras se han servido banderizamente del dogma del laissez faire. Es la
máscara tras la que se esconden la voracidad y los comportamientos
predatorios», escribe Alejandro Nadal[13]. Pero no son ya
únicamente los críticos del modelo capitalista los que reconocen que esos
tiempos sólo podrán regresar a costa de llevar al mundo a más profundos
traumatismos. Alguien tan entrañablemente involucrado en estas orgías del
capitalismo financiero especulativo como el señor George Soros dictamina: «el
principio básico del fundamentalismo del mercado está equivocado: los mercados
financieros, dejados a su aire, no tienden necesariamente hacia el equilibrio:
son igualmente propensos a producir burbujas. La historia demuestra que, desde
su nacimiento, los mercados financieros siempre han generado crisis
económicas».
Desde luego él lo reconoce
para exigir otra forma de intervención reguladora del Estado (el subtítulo de
su obra dice: “Por qué los mercados sólo pueden sobrevivir con reglas”). Unos
renglones más abajo sentencia: «Las autoridades económicas funcionan con menos
perfección todavía que los mercados». Y formula su reclamo: «Siempre que el
sistema económico topaba con problemas graves, las autoridades intervenían.
Liquidaban instituciones insolventes o las fusionaban con otras más grandes…
Las burbujas se caracterizan por la prórroga poco sólida de crédito y
apalancamiento. La intervención de las autoridades creó la superburbuja al
impedir que las burbujas normales
(subraya AMR) siguieran su curso…[14]
El secretario del Tesoro Hank Paulson cometió una equivocación fatal cuando
decidió que no utilizaría el dinero de los contribuyentes para rescatar a
Lehman Brothers. Cuando Lehman Brothers quebró, todo el sistema se hundió…».[15]
De manera que no se trata solamente de ausencia o
existencia de regulaciones. Claro está que las regulaciones son necesarias,
pero éstas aparecen cuando hacen falta para alcanzar objetivos determinados, es
decir, obedecen a procesos sociales e históricos que están en curso y que son
los verdaderamente determinantes.
La tan mentada desregulación que prohijó esta crisis
global del capitalismo no es más que la culminación de la crisis más de fondo
que viene experimentando el modelo capitalista por lo menos desde la anterior
depresión, la Gran Depresión de los años 30. Apelemos una vez más a la
autorizada voz de Alejandro Nadal, quien lo expresa así:
«El viernes pasado la Comisión de Valores de Estados
Unidos (la Securities Exchange Commission, SEC) abrió una investigación por
fraude en contra de Goldman Sachs, el banco de inversiones más importante de
Wall Street (y del mundo). La acusación está relacionada con la
comercialización de valores respaldados por hipotecas basura, como las que
generaron la crisis financiera de 2008… GS es el producto de la transformación
estructural de la economía estadunidense a lo largo de los últimos 60 años. Es
la cristalización del espíritu del neoliberalismo: invertir y operar en el
espacio financiero, donde una gallina mítica llamada especulación pone sus
huevos de oro cada segundo. En ese mundo las ganancias se multiplican sin fin y
no es menester ensuciarse las manos con aceite de máquinas, ni suelos
arcillosos, ni mucho menos con el overol manchado de un trabajador.
La historia de GS va de la mano con la evolución de la
distribución del ingreso en las últimas seis décadas. Las investigaciones sobre
distribución del ingreso en Estados Unidos revelan que el ingreso disponible
promedio (medido en dólares constantes de 2006) de 99 por ciento de las
familias pasó de 21 mil a 40 mil dólares anuales entre 1945 y 2006. En
comparación, el ingreso disponible promedio del uno por ciento superior de la
sociedad estadunidense pasó de 250 mil a 900 mil dólares anuales en el mismo
periodo.
Esas cifras sintetizan la historia económica y social de
Estados Unidos: el estancamiento en el poder de compra del grueso de la
sociedad a partir de la década de los años setenta y su imagen de espejo, la
extraordinaria concentración del ingreso y de riqueza en un estrato
privilegiado cada vez más pequeño. Es la trayectoria de expansión del sector
financiero y de su extraordinario poderío, capaz de someter al resto de la
economía y a la política macroeconómica para subordinarlos a sus intereses.
Exactamente cómo se alcanzó este resultado es tema de una investigación de
mayores alcances, pero las grandes etapas de esta historia son claras.
Primero, un pacto social que emerge de los turbulentos
años treinta y la Segunda Guerra Mundial. Son los años dorados del Tratado de
Detroit… Por este contrato colectivo, la UAW (United Auto Workers) se
comprometió a restringir su derecho a ir a la huelga a cambio de ajustes
salariales…
El segundo
momento corresponde al estancamiento en la tasa de ganancias en las industrias
medulares de la economía estadunidense a partir del final de los sesentas. Esto
provoca el desencadenamiento de la ofensiva del capital en contra de las clases
trabajadoras en la década de los setenta, en un esfuerzo por cambiar el patrón
de distribución del ingreso. Se procede al desmantelamiento gradual de las
instituciones que mantuvieron el pacto social de la posguerra y su esquema de
crecimiento sostenido de salarios. Reagan rompe la huelga de controladores
aéreos e inaugura una nueva etapa de lucha contra los sindicatos. Adiós al
Tratado de Detroit. (Cursivas por AMR)
En la tercera etapa tenemos la expansión del sector
financiero. La desregulación salvaje del espacio financiero es la respuesta al
estancamiento de la rentabilidad en los sectores reales (no financieros) de la
economía…
Epílogo: dados estos antecedentes, la investigación sobre
GS es una minucia. El objeto del supuesto fraude es la venta de valores
respaldados por hipotecas basura, que simultáneamente estaban siendo objeto de
apuestas que predecían el desplome de su precio… Eso no es ilegal en Wall
Street, aunque tampoco se ve muy elegante.»[16]
En otros términos: la desregulación de la economía que
prohijó los delitos (no simples abusos[17]) de Lehman Brothers,
Goldman & Sachs y muchos otros, no es la causa de la actual crisis ni es
una anormalidad del funcionamiento del modelo económico vigente sino, todo lo
contrario, corresponde al desempeño
normal de este modelo, no son irregularidades del sistema sino su
regularidad intrínseca, sus formas propias de funcionamiento. Es así como se
comporta este modelo y el sistema del que es la base estructural, y por eso el
señor Soros habla de “las burbujas normales” (así las consideran todos los
ideólogos de este modelo) que no envenenan sino, por el contrario, alimentan al
sistema capitalista, haciendo que, de cada burbuja que explota, salgan
victoriosos ganando millones y billones unos cuantos especuladores[18], en tanto que millones de
pequeños inversionistas y ahorristas, queden tendidos en el campo: ¡es el
sistema!
Esto es lo que explica por qué ninguna de las medidas que
han tomado “las autoridades económicas”, en realidad los gobernantes de los
Estados involucrados y las instituciones del capital financiero, la FED de
EE.UU., el FMI, el Banco Central Europeo, la Troika (Comisión Europea, Banco
Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), el MBS (sistema de garantías
hipotecarias, por sus siglas en inglés), el Fondo de Garantías (FDIC, en
inglés), la SEC (Securities and Exchange Comission), el Consejo Supervisor de
Empresas y Valores, la OTS (agencia de control del fraude, por sus siglas en
inglés), la OCC (la Agencia de control monetario, por sus siglas en inglés), la
Comisión del congreso estadounidense para investigar las causas de la crisis
financiera y económica (FCIC, por sus siglas en inglés), etc. y etc., no han
logrado sacar a la economía capitalista de esta crisis ni lo van a lograr.
¿Por qué es posible
asentar esta afirmación tan contundente?
La pérdida de la confianza
Esta crisis, a
diferencia de todas las anteriores, no podrá, como no ha podido hasta ahora,
solucionar el problema central, la paralización de la economía real, pese a
todos los millones y billones que han inyectado al sistema financiero y los que
pudieran todavía inyectarle. El sistema financiero son los bancos que han
recibido esos fondos multibillonarios sin que asome la luz de indicio alguno de
reanimación del aparato productivo, simplemente porque no es a este aparato al
que llegan esos recursos. Van a las caletas, a los bancos griegos, españoles,
italianos y de los demás países “rescatados” hasta ahora, y de allí no se
trasladan ni se trasladarán en cantidades suficientes a donde debían llegar, a
las empresas productivas estancadas, porque, en primer lugar, los bancos están
paralizados por el pánico de volver a incurrir en ofrecer préstamos que quizás
nunca serán redimidos, y las empresas productivas también lo están: paralizadas
por la desconfianza.
Esta crisis acabó con el
único respaldo que les quedaba a esos montones de papeles acumulados en esas
caletas, la confianza. Los testimonios abundan, pero bastan algunos:
Yanis Varoufakis: «…por mucho que la Fed[19] dispare la oferta de
dinero, sus posibilidades de éxito a la hora de estimular la actividad económica
resultan harto limitadas. Como dijo en cierta ocasión Keynes, es como tratar de
empujar una cuerda colgante desde abajo, en vez de tirar de ella desde arriba. Con los actuales niveles de desempleo y de
deuda, etc., los consumidores han perdido las ganas de pedir créditos, se están
desapalancando en los EEUU, los bancos que prestan en varios contextos –en los
mercados hipotecarios, de deuda pública, etc.— están en muchos casos presos del
miedo. Mi primera pregunta es sobre el estímulo monetario. Presumiblemente, su
análisis es que las oleadas de LTRO (Operaciones de Financiación a Largo Plazo,
siglas en inglés de la política del BCE de préstamos baratos a los banca
privada europea desde agosto de 2011), flexibilización cuantitativa de
la Fed, etc., no han hecho sino enchufarse a los agujeros de los malos
préstamos y reparar los balances, pero no han conducido a préstamos e
inversiones productivos en la economía real.» (Subrayado original) [20]
Remo (Blog Salmón): «Hoy por
hoy, pensamos que tener un depósito de 50.000 euros en una entidad financiera
es una garantía y que realmente “tenemos
algo físico”. No, sólo tenemos un sistema montado sobre unos y ceros que hoy
por hoy tiene la suficiente confianza para que podamos convertir esos 50.000
euros en productos y servicios, pero realmente la denominación de activo
intangible y sin respaldo real de bienes, se tiene que tener siempre presente… ¿Cómo se garantiza el humo? ¿cómo
se escapa a un sistema que antes o después colapsará por falta de producción
real para afrontar los costes financieros implícitos que se han establecido?
Con estas perspectivas, hoy por hoy, no se puede escapar a la destrucción
monetaria, que es lo que se pone en marcha cada vez que se hace una quita o se
desata el pánico financiero… No se puede salvar lo que sólo se apoya sobre la
confianza y es imposible salir airoso de un sistema que está a punto de volar
por los aires». (Subrayados originales).[21]
Marco Antonio Moreno: «Estas cifras demuestran que la
crisis está aún muy lejos de tocar fondo, y que los países se encuentran lejos
de iniciar su recuperación. La inversión en Europa ha caído en picado y
mientras esta tendencia no se revierta no hay recuperación posible. Esta
gráfica (no reproducida aquí, AMR)
muestra la caída de la inversión en los 17 países de la zona euro. ¿De qué ha
servido ayudar a la banca si el dinero no fluye hacia la economía real y esta
se hace pedazos?»[22]
«Muy lejos de terminar, la crisis europea está aún en
sus fases iniciales, profundizándose, ampliándose y agravándose cada día
más. ¿Cuánto duró el efecto del BCE y el regalo del billón de euros a la banca?
Ni quince días. La prima de riesgo no ha dejado de aumentar…»[23] (Subrayado original).
Xavier Caño Tamay: «A pesar de los miles de millones de euros
ya desembolsados… para salvar la banca, la crisis que estremece las economías
de la Unión Europea no mengua ni por asomo. ¿O no sería más justo denominarla
estafa?»[24]
Y más aún: en el supuesto de que se entregaran a las
empresas productivas esos multibillonarios recursos, hipótesis nada verosímil
en este momento, equivaldría a reanimar los defectuosos mecanismos de la
producción capitalista basados en sus dos conocidos ejes, explotación de los
trabajadores y concentración –hiper concentración– de la riqueza, con las
secuelas lógicas de aportar nuevamente activos a la maquinaria financiera y a
la especulación puesto que las ganancias y excedentes que obtiene el
capitalista tienen que depositarse bien en los bancos, bien en fondos de
inversión, bien en acciones de otras empresa o, por último, en las caletas de
los paraísos fiscales. Es decir, sería volver a lo mismo de siempre… si esto
fuera posible.
Pues con esta crisis lo
que se viene abajo no es un banco, ni siquiera un grupo de bancos, o un país o
un grupo de países, sino el sistema mundial. Se develaron los comportamientos
estafadores de los ídolos, y lo que queda sobre la mesa es nada. ¡Literalmente
nada!
De varios modos, como
vimos, el capitalismo ya no produce valor real sino valores de ficción, pero
naturalmente esta situación tiene que colapsar. Es imposible sostener un
enriquecimiento basado solamente en malabares y trucos puramente monetarios. El
capitalismo llegó al punto en que esas construcciones ilusorias se desinflaron
catastróficamente.
El último valor que
respaldaba a toda esta parafernalia financiera era la confianza. Si todos los
actores de este drama ya saben que ya no los billetes de banco, sino todo papel
o documento financiero, todos esos ingeniosos recursos creados por los especuladores
bajo denominaciones engañosas no cuentan con respaldo real alguno, si el dólar
que es la moneda sobre la que está montado este castillo de naipes cósmico de
las políticas monetarias de todos los países del mundo ya no es más que un
trozo de papel que nadie podría efectivizar porque no está respaldado por nada,
entonces, ¿en qué confiar? La respuesta es asombrosa: en la confianza. Confiar
en la confianza.
La confianza en que los
bonos soberanos de los EE.UU. (en los de los demás países ya nadie confía en
grado mínimo) son el último documento que puede llegar a obtener algún valor
cuando la primera economía del mundo vuelva a ser la primera economía segura, a
recuperar su capacidad productiva, vuelva a garantizar que el gigantesco
endeudamiento de ese país llegará a ser un concepto económico real, es decir,
una deuda que algún día será pagada a sus acreedores, vuelva a significar un
respaldo sólido para todas las economías que han acumulado dólares como
reservas seguras y tangibles para sus planes económicos, en fin, la confianza
en que el mundo que hoy parece estar al borde del desplome universal volverá a
ser el de los tiempos en que nadie podía temer que los Estados Unidos podrían
llegar a fallarle si quisiera convertir sus billetes en algo concreto, palpable,
útil, en alguna forma de valor útil. Pero, ¿esos tiempos, volverán? ¿Cuándo?
¿Cómo?
Preguntas sin respuesta.
Confiemos. Confiemos en la confianza.
Tengamos confianza en
que podremos seguir realizando transacciones plenamente confiables sin ningún temor
de que un día nada de lo que hayamos logrado obtener nos sirva para algo.
Tengamos confianza en
que los depósitos que hagamos en uno cualquiera de los bancos de cualquier país
de economía capitalista están seguros, protegidos, que no se evaporarán porque
ese banco no se hundirá de un momento a otro.
Tengamos confianza en
que los paraísos fiscales serán otra vez el último lugar donde nuestros
recursos financieros no serán afectados por nada sino que, cuando los
necesitemos, simplemente podremos retirarlos para invertirlos en… ¿qué?
Tengamos confianza en
que el mundo capitalista recuperará ese mínimo equilibrio que le quedaba basado
en mentiras que sabíamos que eran mentiras pero que confiábamos en que podrían
volver a ser verdades, respaldado por maniobras de prestidigitación que todos
sabíamos que eran maniobras de prestidigitación pero que, como sea, revertían a
nosotros en forma de nuestros depósitos incrementados por los réditos
correspondientes.
¿Volverá ese mundo?
¿Volverá a ser confiable el capitalismo?
Esta crisis ha llevado
la desconfianza a todos los rincones de la actividad económica mundial ficticia
o real.
Lo que se vive hoy en el
mundo es una desconfianza que no ayuda para nada, pero que tampoco es posible
erradicar de manera segura. Desconfianza, incertidumbre, desconcierto,
desesperanza, seguir empujando la carreta hacia un abismo que nos negamos a
mirar pero que tampoco podemos eludir porque está ahí adelante, y no hay forma
de dar marcha atrás o siquiera de marchar en otra dirección.
Pues aún quedan otros interrogantes de fondo por
responder.
El desempleo.
Las cifras del desempleo ocasionado por esta crisis se han
divulgado con grandes reticencias: sólo se dan en porcentajes, salvo algunas
cifras absolutas relativas a España o a la eurozona, los que se refieren a los
EE.UU. simplemente no se muestran, y ya no se publican las fotos de desocupados
formados en filas en busca de un empleo, porque los medios capitalistas
aprendieron que esas imágenes, ampliamente divulgadas durante la Gran
Depresión, son altamente peligrosas. Mejor tratar de evitar el pánico que
podrían sufrir los empleadores ante la perspectiva de que esas multitudes tomen
consciencia de la situación y se lancen sobre los culpables de ella.
De todas maneras, las cifras más recientes pueden ser estas:
«Según datos oficiales, más de 26 millones de personas
están sin trabajo en el bloque de 27 países, y de ellos 5,6 millones tienen
menos de 25 años, muestra de la crisis que sufre la región» (la Eurozona).[25]
Estos datos, sin embargo, necesitan desagregación,
puesto que las diferencias entre Europa y EE.UU. y otros países desarrollados
son bien hondas, mientras que al interior de la eurozona también los contrastes
son significativos. Veamos otros datos recientes (julio 2013) que muestran una
proyección hacia el futuro cercano:
«La Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE) prevé que el desempleo en España y Grecia alcanzará tasas
del 28 por ciento a finales del próximo año. Esta perspectiva coincide con
la que dimos a conocer del Instituto Levy que señala que el desempleo en Grecia
podría alcanzar el 34% en 2015. En su informe, la OCDE prevé que el desempleo
aumentará en España al 27,8 por ciento desde el 26,9 por ciento actual; y que
en Grecia la tasa de desempleo se elevará al 28,2 por ciento… Se trata de
una cifra significativamente alta, dado que en abril del año pasado el
desempleo era del 23,1 por ciento; en abril de 2011 de 16,2 por ciento y en
abril de 2010 de 11,8 por ciento. A su vez, el desempleo juvenil se ha elevado
al 57,5 por ciento, desde el 31,2 por ciento de 2010.
…En contraste con los países del sur de Europa, la tasa
de desempleo en los Estados Unidos caerá por debajo del 7 por ciento para
finales del próximo año, mientras que la tasa en Alemania se reducirá a menos
del 5 por ciento. Sin embargo, en Francia e Italia, segunda y tercera mayor
economía de la zona euro, las tasas de desempleo se prevé que aumenten a 11,2
por ciento y 12,6 por ciento, respectivamente, a finales de 2014» (subrayados
originales) [26].
Otro analista ofrece estos números:
«En cifras absolutas, en junio había en la UE
aproximadamente 26,4 millones de desempleados, de los que 19,2 millones
correspondían a la eurozona. Esto supone un descenso de 32.000 parados en el
conjunto de la UE y de 24.000 en la zona euro respecto al mes anterior. Sin
embargo, al hacer la comparación con junio de 2012, se observa un incremento de
1,08 millones de parados en el conjunto de la Unión y de 1,12 millones en la
eurozona, situación que pone de manifiesto la crudeza de la crisis económica
actual»[27].
España solamente registraba en abril de 2013 una cifra de
5.040.222 desempleados[28]. Grecia está un poco por
encima de esta cantidad.
Como si estas cifras no fueran suficientes, pueden sumarse
las que miden el desempleo disfrazado, la precariedad de quienes consiguen unas
cuantas horas remuneradas en la semana, sin prestaciones de ninguna índole:
«…En lo relativo a la precariedad, el organismo técnico de
Naciones Unidas afirma que hay 42 millones de trabajadores a tiempo parcial en
la UE, de los que al menos el 20 por ciento quisiera trabajar más horas por
semana.
EEUU necesita crear cerca de 4 millones de empleos para
retornar a los niveles previos a la crisis financiera y económica, lo que ni
siquiera toma en cuenta que "el número de personas que buscan un trabajo
crece aproximadamente en 1,5 millones anuales”».[29] (Subrayado original)
En 2011, la OIT daba la cifra de 210 millones de personas
desempleadas en el mundo[30], y aún limitando en
cualquier porcentaje esta cantidad para calcular la que puede atribuirse a la
crisis actual, y sin entrar en aspectos de trascendencia pero paralelos, como
el subempleo o desempleo disfrazado, es una realidad sin atenuantes: ¿cómo
pueden reinsertarse en el trabajo y por tanto, en el consumo a 100 –o a 80, o a
60– millones de seres? Adicionalmente, ¿cómo puede lograrse con la estabilidad
y con la celeridad que la situación reclama?
La cuestión es axiomática: sin empleo no hay consumo, y
sin consumo no hay producción. El problema simplemente está ahí y reviste
características graves.
Concentración de
la riqueza
Tema inagotable. Como aquí interesa solamente, por el
momento, tratar de completar un cuadro sintético que facilite comprender cuál
es la situación actual del modelo económico vigente, el modo de producción
capitalista, vamos a construirlo con dos visiones recientes, elocuentes por sí
solas.
En la primera vemos cuántas son las personas que poseen
hoy la mayor parte de la riqueza mundial, y a cuantas les corresponde vivir con
el resto[31]:
«…las 200 personas más ricas tienen cerca de 2,7 billones
(españoles[32])
de dólares, mucho más que los 3.500 millones de gente más pobre, que reúnen
solamente 2,2 billones (españoles) combinados».
Intentemos visualizar estos datos:
200 personas, que cabrían en el salón comedor de un club social sentadas a 20
mesas de 10 personas cada una, poseen 2 billones 700 mil millones de dólares
(¡200 personas! Seguramente menos que las que habitan en la manzana del barrio
donde usted vive), 500 mil millones de
dólares más que los 2 mil 200
millones de millones que tendrían que repartirse los 3 mil quinientos millones
pobres que apenas podríamos ubicar en 10 ciudades tan grandes como New York (o
en un país con población equivalente a dos veces y media la de China).
(¡Sí, reléalo una y otra vez!)
¿Cómo se ha llegado a una brecha
tan inmensa que nos cuesta trabajo representarla en cifras? He aquí algunas
respuestas:
«Un
reciente informe de Oxfam muestra que “el 1% más rico incrementó sus ingresos
en 60% en los últimos 20 años, con la crisis financiera acelerando el proceso
en vez de frenarlo, mientras los ingresos del 0,01% superior obtuvieron incluso
mayor crecimiento.
El
vídeo (ver en página web de la referencia, AMR)
muestra cómo opera entre los países esta creciente disparidad. Durante el
período colonial, la brecha entre los países ricos y pobres aumentó de 3:1 a
35:1, en parte por tanta riqueza extraída del sur global por las potencias
europeas bajo la forma de recursos naturales y mano de obra. Desde entonces,
esa brecha llega a casi 80:1. ¿Cómo esto ha sido posible?
Flujos de capital de los pobres a los ricos
La brecha está
creciendo en parte debido a las políticas económicas neoliberales… diseñadas
para liberalizar los mercados a la fuerza, abriéndolos a fin de dar a las
multinacionales un acceso sin precedentes a tierra, recursos naturales y mano
de obra baratos. Pero a un precio muy alto: que los países pobres pierdan
alrededor de 500.000 millones de dólares por año de su PIB, según el economista
Robert Pollin de la Universidad de Massachusetts».
(…)
«Los gobiernos de países ricos celebran constantemente cuánto pasan en ayuda a
los países en vías de desarrollo, y las sociedades multinacionales salpican las
credenciales de la CSR (sigla en inglés de Responsabilidad Social Corporativa)
a través de informes anuales y líneas de productos sin que ningunas de ellas
confiese cuánto saca fuera de los países pobres (en vías de desarrollo)… los
desembolsos de esa ayuda de ricos a pobres palidecen con respecto a la cantidad
de capital que fluye en la otra dirección. La evasión fiscal por sí sola
representa más de 900 mil millones de dólares al año y es dinero que las
corporaciones roban a los países pobres y esconden en paraísos fiscales (o más
exactamente, países gobernados por ladrones), de los cuales la ciudad de
Londres es el centro mundial. Los pagos de servicio de la deuda por alrededor
de 600 mil millones de dólares al año, que muchos países pagaron con interés
compuesto por préstamos ilegítimos acumulados por dictadores largamente ya
depuestos. Ambos flujos pueden entenderse como transfusiones directas de dinero
en efectivo de los pobres a los ricos».
(…)
«El Banco Mundial y el FMI tienen el poder de imponer políticas económicas a
los países en vías de desarrollo incluso cuando los votantes y los políticos
elegidos en estos países los rechazan unánimemente. Encima de esto, disfrutan
de la situación de “inmunidad soberana” que los protege contra pleitos cuando
sus préstamos fallan y sus políticas causan crisis económica y devastación
humana».
(…) «La mayoría de las
entidades económicas más grandes del mundo ahora son corporaciones, no países.
Son dirigidas por CEOs[33] que son no-elegidos e
inexplicables para cualquier ciudadano. Son responsables solamente ante sus
accionistas, y su mandato es obtener tantos beneficios como sea posible a
cualquier costo de la vida humana o del planeta… el poder corporativo
regularmente supera la soberanía de las naciones.»
La segunda visión que nos va a
ayudar a completar este cuadro sintético la ofrece la revista másQmenos del diario ecuatoriano El Telégrafo, en un informe sobre la
situación del empleo y el desempleo en el mundo elaborado por el Banco Central
del Ecuador[34]
bajo el título «Aun hay 200 millones de desempleados en el mundo» y con base en
un informe del Banco Mundial. Esta cifra resulta similar a la presentada por la
OIT (210 millones) y que fue citada más arriba, y ofrece, entre otros, los
siguientes datos:
«1.600
millones de personas trabajan en el mundo a cambio de un sueldo o salario
1.500
millones de personas trabajan en la agricultura por cuenta propia
600
millones de puestos de trabajo se necesitarán en un periodo de 15 años para
mantener las tasas de empleo actuales
621
millones de jóvenes no trabajan ni estudian».
Pongamos
estos datos en relación con los de Al Jazeera para completar nuestro cuadro y
tendremos esta visión de conjunto:
Los
2 billones 700 mil millones de dólares que se apropian
nuestros 200 invitados al comedor del club social de los más ricos del mundo,
¿de dónde salieron?
¿Cómo se produce esa riqueza?
Ciertamente no sale del aire o del agua o de una varita mágica. Es riqueza
producida por el trabajo humano de todo el mundo, es decir, por esos mil
seiscientos millones de trabajadores asalariados del informe del Banco Mundial
citado por el banco ecuatoriano.
De acuerdo: este no es un cuadro
matemático ni estadístico, es un mural dibujado con realidades protuberantes
del mundo que vivimos y encontrando relaciones entre estas realidades: mil
seiscientos millones de trabajadores
produciendo tanta riqueza, tanta, que de allí, 2 billones 700 mil millones de
dólares se los apropian 200 personas que no hacen nada, no producen nada, bien
sentadas en su muy exclusivo club, recontando una y otra vez: 2 billones 700
mil millones de dólares para guardar en sus caletas.
Y en las afueras, esperando
conseguir un puesto de trabajo y algún salario, por modesto que sea, 200
millones de desempleados, a los que se suman 621 millones de jóvenes –¡de
jóvenes!– que no ven ninguna posibilidad de entrar, no al suculento festín del
primer grupo, sino a la cena de pobre del segundo.
Un dato más: mientras no hay un
solo CEO detenido por esta crisis que tiene a la economía del mundo en vilo, sí
se ha castigado a 200 millones de trabajadores a quienes se les ha quitado su única
fuente de ingresos.
Nuestro cuadro está terminado.
(PRÓXIMA ENTREGA, Parte II: La Cuestión china. La
crisis no cede, se agrava. 3. Breve visión histórica de los modelos
precedentes)
[1] «Aún haya ganado esta nueva elección (17 triunfos sobre 18
justas electorales), esta victoria tiene algo de pírrica», Marcelo Colussi, Venezuela
post Chávez: una prueba de fuego y un laboratorio para la izquierda (venezolana
y mundial), http://www.argenpress.info/2013/05/venezuela-post-chavez-una-prueba-de.html
«…los
resultados pírricos que lo dieron ganador…», Modesto Emilio Guerrero, Después
del 14 de abril, http://sur.infonews.com/notas/despues-del-14-de-abril
«…los
pocos meses que duró la corta campaña de Maduro a la Presidencia, una vez
confirmada su heredad por Chávez, no le alcanzó para consolidar una imagen
positiva en su electorado. Pero sí logró, con mucho esfuerzo de su parte, hay
que decirlo, perder casi un millón de votos. No solo su inmadurez política y
hasta su ingenuidad contribuyeron al descalabro. Pero hicieron su parte.
Pretender ser un Chávez redivivo no le dio votos sino que se los quitó: no lo
es y la impostura, bienintencionada pero artificiosa, contribuyó al casi
desastre. Como decía una amiga chavista, le faltó una semana de campaña… para
perder.», Omar Ospina, ¿Ganó o no ganó?, Diario Hoy, Quito, abril 21 2013
[2] «La burguesía internacional y venezolana no aceptará jamás el chavismo
de los trabajadores, su movilización y su poder social de veto ni el ejemplo
que dan internacionalmente. Si no pueden dar un golpe militar, conquistarán por
dentro el aparato estatal para dar un «golpe blanco» uniendo detrás de
la gran burguesía y del imperialismo a todos los boliburgueses y corruptos que
temen una profundización social del proceso.», Guillermo Almeyra, El peligro
principal en Venezuela, diario La Jornada, México, 26 de mayo de 2013,
http://www.jornada.unam.mx/2013/05/26/opinion/018a2pol
[3] «…la derecha está desesperada por terminar de una buena vez
por todas con ese experimento político que es la Revolución Bolivariana… ante
el apretado triunfo del candidato del PSUV, vio una nueva oportunidad de
asaltar el poder político que perdió desde la llegada de Chávez a la
presidencia –continuado en la ocasión por Maduro– y no vaciló en intentar armar
un nuevo escenario golpista.», Marcelo
Colussi, sitio web citado.
[4] «Los resultados del 14 de abril dibujaron la primera señal
del poschavismo en Venezuela…». «Los votos del domingo pasado están sellados
por las marcas de la transición entre un sistema político fenecido con el
comandante-presidente y uno nuevo que comienza a ordenarse sin él sobre
coordenadas nuevas. Eso determina su carácter endeble, frágil, inestable,
incluso azaroso, cuatro rasgos inevitables en toda transición política. Más aún
si esa transición se vive en un país constantemente asediado por fuerzas de todo
tipo.». «…el militante caraqueño Taguaruco reflejó esta contradicción con buena
letra en su artículo publicado en Aporrea. “Lamentablemente, la brecha que
definió el triunfo de Maduro fue muy corta, 272.865 votos, es decir 1,83%
puntos de diferencia, dejando atrás las acostumbradas ventajas de más de 10
puntos que Chávez asestaba a sus adversarios. Cuando parecía numéricamente
imposible que la derecha remontara en tan corto tiempo la distancia de más de
millón y medio con la que perdió el 7 de octubre, por poco perdemos la
presidencia y las reivindicaciones conseguidas en todos estos años de gobierno
bolivariano… Que Capriles Radonski se haya acercado tanto demuestra la
situación vulnerable de que el proceso dependa de un resultado electoral, tal
como lo dijo el compañero Vladimir Acosta en su discurso del 2 de febrero.”…
Las cerradas elecciones de Nicolás Maduro con apenas el 1,8 por ciento, en el
contexto de un país en transición institucional delicada y una derecha
envalentonada por el 48% obtenido, señalan una perspectiva de confrontaciones
sociales y políticas en la sociedad venezolana.» Modesto Emilio Guerrero, sitio web citado
«…el
chavismo no avanzó en la construcción de una verdadera opción socialista con
poder popular que levantara un proyecto de transformación radical. Más allá de
un intento redistributivo y bastante retórica, la burguesía nacional no fue
tocada… De ahí esa suma complicada de causas que hacen que el panorama
económico-social se torne hoy tan dificultoso: inflación siempre creciente, una
impopular devaluación del 46% en febrero pasado y un dólar paralelo por las
nubes, desabastecimiento crónico de productos de primera necesidad, la siempre
omnipresente dependencia del petróleo, el escaso desarrollo industrial propio
que fuerza a importar casi un 50% de los alimentos… una generalizada y
abrumadora corrupción así como una delincuencia y una inseguridad ciudadana
prácticamente fuera de control… Si los problemas estaban con Chávez (también la
última enorme devaluación, por ejemplo), la presidencia que se le abre a
Nicolás Maduro se vislumbra como mucho más complicada aún.
(…) augura
un panorama muy problemático: (Maduro) gobernará sobre una sociedad
profundamente dividida. Y dividida, además, en partes iguales. Chávez… tenía
total ascendiente sobre las Fuerzas Armadas, garantía última de la continuidad
del chavismo. Maduro, no se sabe…», Marcelo
Colussi, sitio web citado.
«¿Qué hay,
si no, "con la construcción y fortalecimiento del Poder Popular como único
medio para hacer la revolución bolivariana socialista en Venezuela" que se
proclamaba más arriba?… Si gana el candidato de la derecha, ¿quién
garantizaría la continuidad de la revolución: el chavismo como oposición
parlamentaria en la Asamblea Nacional, las Fuerzas Armadas, el pueblo
organizado en el PSUV? Este partido, fuera de sus rimbombantes cartas de
presentación, no constituye en modo alguno una vanguardia, no es una
herramienta revolucionaria realmente reconocida por las masas. Más allá de las
encendidas declaraciones (que tienen más de pirotecnia verbal que de hechos
sociales concretos) que "todos somos Chávez", ¿está realmente el
pueblo organizado para defender -armas en la mano quizá- la revolución?», Guillermo Almeyra, Venezuela, Maduro y después, diario La Jornada. México, 26 de mayo de 2013.
http://www.argenpress.info/2013/04/venezuela-maduro-y-despues.html
[5] «Ante la revolución bolivariana, en este período
postchavista surge pues la alternativa: o profundizar política y socialmente el
proceso y las movilizaciones para afirmarse y enfrentar los intentos
reaccionarios que vendrán…», Guillermo Almeyra,
Venezuela, Maduro y… sitio web
citado.
«Que Nicolás Maduro ganara, entre otros aspectos, significa asegurar
espacios políticos que garanticen circunstancias favorables para seguir
avanzando en la formación y organización del pueblo; condiciones que sirvan
para la acumulación de fuerzas en el camino de la construcción socialista»,
militante caraqueño Taguaruco, referido por Modesto Emilio Guerrero, sitio web citado.
«…como dijo
Mario Hernández: “El único problema que veo es que (Maduro) habla permanentemente
de las medidas que va a tomar pensando solamente en el aparato estatal, en las
fuerzas de seguridad, en las Fuerzas Armadas pero no piensa, ni menciona,
desgraciadamente, la auto-organización de la gente, es decir, el desarrollo del
poder popular, de las misiones, la profundización de la revolución”.», Marcelo Colussi, sitio web citado.
[6] «Fuera de las críticas que se puedan -y deban- hacer al
nunca definido Socialismo del siglo XXI (más una consigna que una realidad
concreta), sin dudas estos años dieron muestra de una definida vocación popular
con el proceso que abrió Chávez. Quizá no fue la revolución socialista que se
soñaba décadas atrás, en el marco de la Guerra Fría, cuando eran otras las
esperanzas. Ahora, quizá, esas esperanzas siguen siendo las mismas, pero las
formas han cambiado (…) las preguntas que ahora debemos hacernos en nuestro
proceso revolucionario hacia el socialismo, son más difíciles y complejas que
antes: …¿Qué debemos hacer de forma distinta para enfrentar el rentismo petrolero
ahora bajo las banderas del socialismo bolivariano?…¿Frente a qué estamos? ¿Se
trata de la transición de un capitalismo rentista a un socialismo rentístico?
¿Se puede hablar de socialismo rentista o es eso una gran contradicción?, se
preguntaba Heiber Barreto Sánchez, preguntas que hacemos nuestras también.
¿Hacia un socialismo petrolero?
Que la
Revolución Bolivariana es socialista y se plantea la expropiación de los medios
de producción desde una plataforma revolucionaria con control obrero de la
producción y milicias populares como garantía de la construcción del poder
popular, tal vez no. En ese sentido está más cerca de lo que fue el movimiento
peronista en Argentina que de la revolución cubana. La lucha de clases fue algo
casi abominado en el discurso de Chávez y de la gran mayoría de funcionarios
del proceso bolivariano.
(…) La
revolución hace buen tiempo ha perdido el empuje de los primeros años. Llenar
plazas con miles y miles de simpatizantes con franelas rojas no es,
necesariamente, la revolución. Son actos masivos, sin dudas, multitudinarios,
de gente que agradece a su líder -y por quien lloró desconsoladamente su
muerte- pero que no significan aún la nueva sociedad. El verdadero Poder
Popular, con una dirigencia colectiva ya no centrada en la figura omnímoda de
una sola persona, sería lo único que puede afianzar la Revolución Bolivariana,
aunque este es el escenario menos posible. Ya en vida de Chávez ese viraje y
profundización parece haber quedado descartado. Con Maduro en la presidencia se
abre el interrogante de cómo evolucionará el proceso. », Guillermo Almeyra, Venezuela,
Maduro y… sitio web citado.
«En la construcción del proclamado socialismo del siglo XXI fue (Hugo
Chávez) mucho más errático, y ahí su legado es más difuso, quizá cuestionable
incluso… Como bien lo dijo Luis Britto-García: en vez de forjar cuadros
revolucionarios se terminó generando una subasta de votos al peor estilo de
cualquier candidato burgués… “Están conmigo o están con el imperialismo”, pudo
decir Chávez en alguna oportunidad en una campaña presidencial.»
«(…) “La
invencibilidad reside en la defensa, las oportunidades de victoria, en el
ataque”, dijo sabiamente Sun-Tzu hace 2.500 años. Una revolución, un proceso de
profunda transformación del estado actual de cosas, ¿debe consistir sólo en
defenderse invenciblemente, o debe atacar, debe destruir cosas viejas para
establecer un nuevo orden?… todo se vertebró de arriba hacia abajo… De hecho,
todo el chavismo fue una construcción surgida a partir de una propuesta
palaciega, una “revolución” de arriba hacia abajo, y no al revés, como han sido
otras revoluciones, con la población en las calles forjando el cambio… su
revolución palaciega sería así la puesta en acto de un proceso revolucionario
que estaba en la población venezolana, por cierto la primera que reaccionó
contestatariamente a los infames planes neoliberales…», Marcelo Colussi, sitio web citado.
[7] «El Estado todavía sólo consigue reglamentar la muerte
definitiva del capitalismo. En este aspecto, la izquierda también está
desorientada mientras no logra cuestionar los propios fundamentos del sistema.
En la misma medida en que la supuesta “autonomía” de los movimientos sociales
particulares y simbólicos desaparecen por la barrera interior de la
valorización, es de temer que la izquierda sufra una regresión hacia su
tradicional estatismo, porque nada más (se) le ocurre. Ya ahora la mayor parte
de aquello que pretende ser crítica social de izquierda prácticamente no pasa
de un poquito de nostalgia keynesiana.
Si es que la izquierda espera lanzar sus “reformas sociales” aprovechando el tranvía de la administración estatista,
ella terminará descarrilando junto con él y, una vez pasado el carnaval del
virtualismo, ella se convertirá en un trendsetter de la política inflacionaria. Bien que merece
este destino.», Robert Kurz, La era del capitalismo ya pasó, boletín cibernético Sin Permiso,
http://www.sinpermiso.info/trxtos/index.php?id=5201
[8] Caleta es una pequeña
ensenada, apta para protegerse una embarcación de vientos y borrascas. Sus
características la hicieron refugio preferido en tiempos de piratas, y
escondite de los jugosos botines obtenidos en los asaltos a otras naves. Los
mal habidos tesoros de las leyendas de filibusteros se ocultaban en caletas, de
donde el ingenio popular –y mafioso– de los bajos fondos colombianos
popularizaron las expresiones caleta, encaletar, encaletado, para referirse a
los grandes escondrijos de los dineros de los cárteles de la droga y, en
general, de quienes se enriquecen por medios delictuosos. Estar encaletado es
poseer a escondidas esa clase de riquezas. Con una diferencia sustancial: el
dinero de los filibusteros estaba representado por sólidas morrocotas de oro
físico; el de los especuladores capitalistas es puro tamo, biodegradable y sin
peso real alguno.
[9] Alejandro Nadal, EEUU: el informe del Congreso sobre las
causas de la crisis, boletín cibernético Sin Permiso, 13 de febrero de 2011, http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3927
[10] Wikipedia dice: Financiarización es un término que describe un sistema o
proceso económico que intenta reducir todo el valor intercambiado (tanto
tangible como intangible, tanto promesas futuras como presentes, etc.) a un
instrumento financiero o a un instrumento financiero derivado. El propósito
original de la financiarización es lograr reducir cualquier producto del
trabajo o servicio en un instrumento financiero intercambiable, como una
divisa, y así hacer que sea más sencillo para las personas comercializar estos
instrumentos financieros.
Yanis Varoufakis por su
parte anota: «El proceso de creación de dinero privado por parte de los bancos
de Wall Street, también conocido como financiarización…» (¿Por qué la economía mundial no se recupera? sinpermiso.info/textos/index.php?id=5394)
La realidad
es que se trata de otro de los términos inventados por los especuladores para
ponerle ropaje presentable, técnico,
a conductas y acciones que tienen nombre desde que se inventó el idioma:
estafas.
[11] Las menciones de “los cambios en la estructura de la
economía mundial”, de “los flujos de capital de corto plazo” de China y de
otros países a los EE.UU., y del cierre del “circuito macroeconómico”, parecen
aludir a la interrupción del proceso que otro autor, Yanis Varoufakis, llama
“reciclaje global” de la economía mundial y que explica así:
«A partir de los años 70 los EEUU comenzaron a absorber
una gran porción del excedente de productos industriales del resto del mundo.
Las importaciones netas norteamericanas eran, naturalmente, las exportaciones
netas de países excedentarios como Alemania, Japón y China; su principal fuente
de demanda. A su vez, los beneficios obtenidos por los empresarios de las
naciones excedentarias regresaban diariamente a Wall Street en busca de mayores
retornos. Wall Street, entonces, se servía de esos aflujos de capital
extranjero para tres cosas: a) proporcionar crédito a los consumidores
norteamericanos; b) invertir directamente en las grandes corporaciones
empresariales norteamericanas; y por supuesto, c) comprar bonos del Tesoro
estadounidense (es decir, financiar los déficits del gobierno norteamericano).
Central en este Mecanismo de Reciclaje del Excedente
Global al que he llamado Minotauro Global eran los dos déficits gargantuescos
de los EEUU: el déficit comercial y el déficit presupuestario del
gobierno federal. Sin ellos, sostenía en mi libro, el flujo circular global de
bienes y capital… no habría "cerrado", lo que habría traído consigo
la desestabilización de la economía global. Este sistema de reciclaje quebró,
porque Wall Street se aprovechó de su posición central en él para construir
colosales pirámides de dinero privado a partir de los beneficios netos que
afluían a los EEUU procedentes del resto del mundo.»
Yanis Varoufakis, ¿Por qué la
economía mundial no se recupera?, boletín Sin Permiso, noviembre 11 de 2012,
sinpermiso.info/textos/index.php?id=5394
[12] Conviene recordar que
estas dos característica del capitalismo son inherentes al sistema, es decir,
no son elegibles o voluntarias por parte del empresario capitalista sino que
son la forma de ser del modelo productivo. La explotación, porque vivir y beneficiarse
del trabajo ajeno es explotar a otro, al que trabaja; y la concentración de la
riqueza, por el mecanismo que hace crecer a la empresa, llamado por la teoría
económica reproducción ampliada, y
que, en términos sencillos, es la reinversión
de parte de la ganancia o capitalización,
sin la cual no hay crecimiento de la empresa productiva.
[13] Alejandro Nadal, Del
Tratado de Detroit a Goldman Sachs, diario La Jornada
de México, 21 de abril de 2010,
reproducido y divulgado por el boletín de la agencia informativa cibernética Sin Permiso.
[14] George Soros, La tormenta
financiera, Ediciones Destino, Colección Imago Mundi, Volumen 230, edición
en español, Barcelona, 2012, págs. 10 y 11.
[15] Ibidem, pág. 14.
[16] Alejandro Nadal, Del Tratado de Detroit a Goldman Sachs,
diario La Jornada, México, abril 21 de 2010,
sitio web cit.
[17] Los informes sobre las investigaciones ordenadas por la
justicia estadounidense acerca de lo que hicieron estos bancos gigantes, con la
complicidad además de autoridades económicas y políticas, a fin de ganar
(apropiarse de) sumas escandalosamente millonarias de dólares por medio de
engaños y trampas, muestran que son verdaderos criminales de cuello blanco, no
simples transgresores de normas o de principios éticos. Una pequeña
muestra: «No hay manera de ‘gestionar’ el ‘riesgo’ de hacer préstamos
mentirosos a escala masiva. Lehman llegó a ser el líder mundial de ese tipo de
préstamos (…) Si Lehman admitía que sus préstamos mentirosos eran
frecuentemente fraudulentos, no podría venderlos, cegándose así una de las más
caudalosas fuentes de su ingreso.”… Irónicamente, sus propios auditores
descubrieron que cerca de la mitad de los mismos “incurrían en errores
materiales… el Banco de Nueva York de la Reserva Federal (FRBNY, por sus siglas
en inglés) no tenía la menor intención de supervisar a Lehman o de asistir a la
SEC en el cumplimiento de la misión de ésta… la Fed de Geithner “se cruzó de
brazos mientras Lehman engañaba al público con un esquema de negocios que los
propios funcionarios del FRBNY dieron en llamar ‘el timo de las tres cartas’.” …el FRBNY no informó del fraude a la SEC, al público o a la OTS
[la agencia de control del fraude, por sus siglas en inglés]. El funcionario de
la Fed ni siquiera fingió creer que la Fed tiene la obligación de proteger al
público. El FRBNY siguió dispuesto a prestar a una institución sistemáticamente
peligrosa [SDI, por sus siglas en inglés]. Lo que constituye una egregia
violación de la confianza pública, y los reguladores que la perpetraron deben
responder por ello.», (Mike Whitney, La desregulación ha consistido en la despenalización
del fraude: el informe del jurista William Black ante el Comité de Finanzas del
Congreso de los EEUU., http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3274).
[18] Dato anecdótico: durante la Gran Depresión, Joseph Patrick
Kennedy, padre del presidente John F. Kennedy, aumentó su fortuna de 4 millones
de dólares (equivalentes
a 53.500.000 dólares de hoy) que tenía en
1929, a 180 millones (equivalente
a 3.01 mil millones hoy en día) en 1935, gracias a sus habilidades como corredor de
bolsa que, por lo demás, combinadas con otras como los tóxicos negocios con el contrabando de whisky durante su
prohibición en EE.UU. y otras, hicieron de él uno de los hombres más ricos de
su época, (situado por la revista Fortune
en la primera de sus famosas listas de multimillonarios en 1957 en la banda
entre los 200 y 400 millones de dólares, equivalentes a 1,63 y 3,27 billones de
hoy).
(Wikipedia,
http://en.wikipedia.org/wiki/Joseph_P._Kennedy,_Sr.)
[19] La Fed o FED,
abreviatura de Federal Reserv System, es la denominación habitual del Sistema
de Reserva Federal de los Estados, equivalente al Banco Central. Está formada
por 12 bancos privados y fue fundada el 22 de diciembre de 1913 con la
Promulgación de la Ley de la Reserva Federal, en una época de pánicos financieros.
Es un sistema que intenta equilibrar la privatización con la participación del
gobierno. De hecho regula la política monetaria y ha sido objeto de muchas
críticas y debates a través de toda su historia. (Nota de AMR. Fuente: Wikipedia).
[20] ¿Por qué es tan
persistente la Crisis Global?
Entrevista a Yanis Varoufakis,
boletín cibernético Sin Permiso,
octubre 23, 2012
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5273
[21] Remo, Chipre y la falacia de los fondos de garantía de depósitos: no hay
garantía alguna, Blog Salmon, 3/18/2013,
http://www.elblogsalmon.com/entorno/chipre-y-la-falacia-de-los-fondos-de-garantia-de-depositos-no-hay-garantia-ninguna
[22] Marco Antonio
Moreno, OCDE prevé que España y Grecia alcanzarán
un desempleo del 28% en 2014, boletín cibernético Blog Salmón, 17 de julio de 2013, http://www.elblogsalmon.com/economia/ocde-preve-que-espana-y-grecia-alcanzaran-un-desempleo-del-28-en-2014
http://www.elblogsalmon.com/economia/espana-entra-en-la-espiral-de-la-muerte
[24] Xavier Caño Tamay, Lo
que en verdad busca la Troika, tomado de Contralínea
(México) y puesto en Facebook por Luisa Isabel Aguilar el 21 de marzo de 2013.
http://www.pacocol.org/index.php/noticias/internacional/3164-lo-que-en-verdad-busca-la-troika
[25] La economía europea continúa débil, afirma el Banco
Central Europeo, Prensa Latina, Argenpress 7 de agosto de 2013,
http://www.argenpress.info/2013/07/la-economia-europea-continua-debil.html.
[27] Aurelio Jiménez, España sigue a la
cabeza del desempleo en Europa, boletín cibernético del Blog Salmón, 31 de julio, 2013,
http://www.elblogsalmon.com/indicadores-y-estadisticas/espana-sigue-a-la-cabeza-del-desempleo-en-europa?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+elblogsalmon2+%28El+Blog+Salm%C3%B3n%29
[28] Aurelio Jiménez, «Aún no se ve la luz a final del túnel del desempleo.
Según los datos del Servicio Público de Empleo publicados esta mañana por el
Ministerio de Trabajo, el número de desempleados aumentó en febrero en 59.444
personas hasta alcanzar la bochornosa cifra de 5.040.222 desempleados.
Además, la afiliación a la Seguridad Social bajó en 28.691 personas, dejando la
cifra de afiliados en poco más de 16,1 millones», El paro aumenta en 59.444 personas y supera los 5 millones
de desempleados, boletín cibernético del Blog Salmón 3 de abril de 2013,
(subrayado original),
http://www.elblogsalmon.com/indicadores-y-estadisticas/el-paro-aumenta-en-59-444-personas-y-supera-los-5-millones-de-desempleados
[29] “EE.UU. y
Europa, atrapados en la trampa del desempleo”, diario colombiano El
Espectador, 26 de abril de 2012,
http://www.elespectador.com/economia/articulo-342612-eeuu—europa-atrapados-trampa-del-desempleo
[30] «El problema
afecta a todos los países del mundo, y
si la OIT reconoce un desempleo oficial de 210 millones de personas, la cifra
real es mucho mayor si contamos al subempleo y al trabajo precario que,
oficialmente, cuentan como “empleados”.» (Subrayado original), Marco Antonio Moreno, Líderes
del mundo deben asumir que el desempleo es el problema central de la economía,
Blog Salmón, 2 de mayo de 2011.
[31] Fuente:
Artículo escrito por el Dr. Jason
Hickel, publicado originalmente por Al Jazeera bajo el título «Las 300 personas más ricas de la tierra
tienen más riqueza que los 3.000 millones más pobres, casi la mitad de la población
del mundo» y divulgado por Argenpress el 5 de agosto de 2013, de donde se
tomaron los apartes reproducidos aquí. Ver: http/www.aljazeera.com/indepth/opinion/2013/04/201349124135226392.html
http://www.argenpress.info/2013/08/las-300-personas-mas-ricas-de-la-tierra.html
Infografía: 300 más ricos versus 3.000.000.000 de
personas.
Video:
http:/www.youtube.com/watch?v=uWSxzjyMNpU
El Dr.
Jason Hickel, es PhD en antropología de la Universidad de Virginia 2011,
co-editor del libro Ekhaya: The Politics of Home in KwaZulu-Natal, South
Africa, y quien contribuye a la crítica y al análisis políticos en
publicaciones como Le Monde Diplomatique,
Monthly Review y The Africa Report.
Actualmente trabaja en un libro titulado The
Development Delusion: Why Aid Misses the Point about Poverty (La Desilusión
del Desarrollo: ¿Por qué la ayuda pierde el sentido de la pobreza).
[32] Billón,
en español y en la mayoría de idiomas europeos, significa un millón de
millones. Es lo que se denomina escala
numérica larga, y equivale a 102 = 1 000 000 000 000, o, como es la escritura
correcta española, 1”000.000’000.000 (los decimales en esta escala
se separan con una coma [,] y no con un punto). En la actualidad, la influencia
estadounidense ha creado muchas confusiones pues en EE.UU., un millón equivale
sólo a mil millones (escala numérica corta). En este mismo artículo se incurre
en uno de estos errores, puesto que, al señalar que se trata de millones españoles, como lo señala el texto
original, la diferencia entre 2,7 billones y 2,2 billones no son 500 millones
sino 500 mil millones. Aquí corrijo ese error, advirtiendo que son cifras que
requerirían verificación.
[33] CEO: Chef Executive
Officer
[34] Revista másQmenos, 6 de mayo de 2013, edición
039, de El Telégrafo, Quito.
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