¿Hacia dónde? (I)

Definiendo el rumbo del Socialismo del siglo XXI (I)

Resultados de elecciones en Venezuela
Como tenía que ser, diferentes enfoques severamente críticos desde la izquierda acerca de la situación surgida de los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 14 de abril en Venezuela, han aparecido en diferentes medios. Sus autores coinciden en algunos puntos fundamentales, de los que cabe resaltar:
- la estrecha diferencia de menos de 300 mil votos a favor de Nicolás Maduro sobre Henrique Capriles son, de hecho, cuando menos un grave revés, si no una casi derrota para las fuerzas revolucionarias bolivarianas[1];
- la derecha venezolana lo está aprovechando a fondo, con el respaldo evidente de la derecha internacional, comandada por los gobiernos estadounidense y español[2];
- la aparente decisión de la burguesía y las clases económicas dominantes venezolanas de poner fin al proceso de cambios a toda costa, incluyendo acciones de rasgos fascistas y terroristas[3];
- el grave revés amenaza seriamente la continuidad del proceso venezolano chavista[4];
- la estrategia indicada para recuperar el impulso transformador y defender los avances sociales alcanzados hasta ahora debe basarse en la profundización de esos cambios[5];
- los puntos en donde se debe aplicar toda la energía son el fortalecimiento del poder popular, social y político, superando la etapa propiamente chavista caracterizada por el predominio del irremplazable líder que fue Hugo Chávez y sustituyéndolo por elevación de la conciencia revolucionaria del pueblo, por la consolidación de las organizaciones sociales y la profundización del rumbo revolucionario en la dirección del socialismo del siglo XXI.
Todos estos y otros aspectos que podrían señalarse como las debilidades de la Revolución Bolivariana, tienen como raíz común la indefinición de cuáles son las metas que se quiere alcanzar y de qué clase de socialismo se trata[6].
Esta imprecisión básica proviene, a su vez, de una causa única, que es, sin ambages, el estruendoso derrumbe del socialismo del siglo XX. Ese socialismo de modelo soviético cuya característica esencial fue el estatismo absoluto, basado en la directriz central del Manifiesto Comunista de 1848 de expropiar los medios fundamentales de producción en manos de los capitalistas y la creación del Estado revolucionario obrero y proletario como rector único y universal de la economía, y que resultó siéndolo de todos los aspectos de la vida social
El derrumbe histórico del experimento soviético obliga la pregunta lógica cada vez que se mencione la palabra socialismo: ¿de qué socialismo estamos hablando?
Si no damos una respuesta acertada a este interrogante, será  imposible la movilización decidida y cohesionada de las clases explotadas en cualquier sociedad de orientación capitalista, y toda transformación, todo cambio, toda innovación social en beneficio de esas clases quedarán reducidos a retoques, a reformas insuficientes para consolidar una verdadera revolución[7].
Dicho en términos más contundentes: sin tocar la base estructural de la sociedad no habrá revolución. Y la base estructural la constituyen las relaciones de propiedad sobre los medios fundamentales de producción y las consiguientes relaciones de producción. Sin tocar esa propiedad, no habrá revolución real jamás. Y no voy a entrar en discusión sobre lo que significa esa base estructural y lo que quiere decir tocarla, afectarla: parto del supuesto de que los verdaderos revolucionarios tienen y tenemos claro todo esto.

Necesidad de definir nuevo modelo económico.
El problema es, dicho en otros términos, definir el nuevo modelo económico, productivo, que se propone para sustituir al modelo capitalista, que precisamente en este momento histórico está mostrando su absoluta incapacidad para dar solución a los problemas y desequilibrios sociales que el propio modelo ha generado y exacerbado hasta la situación límite actual. Ese modelo que cruje por los cuatro costados por efecto de una crisis que, si no es el final del sistema capitalista, sí muestra claramente su agonía.
Definir el modelo económico que debe sustituir al modelo capitalista no puede ser el resultado de la genialidad especulativa de una mente iluminada que extrae de su magín la fórmula mágica: no puede ser el conejo que un mago extrae de su sombrero. Tampoco puede reducirse a la competencia entre cerebros creativos que arrojen propuestas como quien lanza dardos a ver cuál da en el blanco o se aproxima más a él.
Solamente analizando metódicamente ciertos aspectos de la realidad se puede alcanzar con alguna certeza un diagnóstico que posibilite prescribir el tratamiento más seguro para superar revolucionariamente la crisis del modelo vigente.
Con el fin de contribuir tanto como sea posible desde la teoría a ese diagnóstico, tomo cinco puntos como base del análisis necesario.
1. Qué entendemos por modelo económico.
2. Cuál es la situación actual del modelo capitalista.
3. Qué nos señala la visión histórica de los modelos económicos que han determinado los grandes cambios de época y, en consecuencia, qué características deberá tener el modelo subsiguiente al actual.
4. El gran torrente que conforman las crecientes expresiones anticapitalistas de hoy, y que crece día a día.
5. Qué señales nos da la actualidad de lo que puede ser ese nuevo modelo.

1.  Qué se entiende por modelo económico
Todas las circunstancias sociales, económicas e históricas que rodean al proceso venezolano, y desde luego, a los demás procesos reformistas que se dan en suelo latinoamericano, exigen la definición de lo que se ha denominado el nuevo modelo económico.
No se trata de reproducir aquí los numerosos debates que suelen acompañar la definición de un término. En el caso de la concepción de lo que es un modelo económico se ha cumplido ese ritual y no es el caso de enredarse en sus ceremoniales.
Asumo como punto de partida el reconocimiento de que, refiriéndose al trabajo teórico, un modelo es una propuesta teórica, una hipótesis basada en presupuestos válidos y que busca viabilizar determinadas decisiones y comportamientos.
Un modelo teórico es un mapa de navegación para llegar a determinado punto.
Un mapa no es la realidad, sino una representación gráfica de ella que no intenta abarcarla toda, porque esto equivaldría a pretender una carta geográfica a escala 1/1, lo cual es un absurdo y una imposibilidad.
El mapa esquematiza la realidad analizada eliminando muchos aspectos de detalle y se concentra en las líneas determinantes para fijar el rumbo, las vías posibles y la recomendada, y los datos indispensables para el avance hasta la meta, así como los obstáculos más protuberantes a fin de obviarlos.
Lo primero que hay que establecer en este mapa es el objetivo, la meta a alcanzar, pues la mejor carta de navegación puede conducir a desvíos fatales si no indica dónde está el norte.
Esto es lo que se propone aquí, establecer ese norte para que sea posible determinar el camino y superar sus altibajos y vericuetos.

2.  Situación actual del modelo capitalista
Ya resulta una afirmación manida repetir que el capitalismo actual es radicalmente diferente de lo que fue en sus orígenes. De esos cambios destaquemos los que resultan esenciales para nuestro tema:
– su carácter global constituido por todos los países desarrollados del sistema, que globaliza los perjuicios propios del capitalismo –explotación, desempleo, crisis–, pero no sus beneficios– creación de riqueza, empleo, crecimiento.
– el dominio de la economía mundial por el capitalismo financiero en su etapa más dañina y corrosiva, cuando se ha tornado improductivo en la medida en que ha perdido su capacidad de producir valor real (utilidad, valor de uso como soporte del valor de cambio);
- ante esta situación, que conduce a la disminución de la tasa de ganancia del capital (cuya principal fuente de aumento es la plusvalía, basada en el valor real agregado a los productos), este capitalismo financiero sólo encuentra dos formas básicas para reproducirse y crecer: el consumismo y la especulación financiera;
– ¿Qué es el consumismo? Lo esencial del consumismo es la explotación sin límites y sin escrúpulos de cientos de millones de consumidores mediante la creación de necesidades artificiales a través del más gigantesco aparato publicitario, no sólo los medios de “información” tradicionales (prensa, televisión, radio), sino los nuevos: redes sociales virtuales, cine, entretenimiento (la actriz, la cantante, el deportista convertidos en vehículos de imposición de modos de vida y de comportamiento), telefonía móvil, publicidad exterior en calles y sitios públicos. Los ejemplos más claros de esta explotación al consumidor los están brindando los billones de productos electrónicos (teléfonos celulares móviles y smartphones,  tabletas, ipods, juegos electrónicos y tantos otros “bienes” similares) diseñados para obsoletizarse en tiempos muy cortos (siguiendo el engañoso modelo productivo impuesto por la industria automotriz que inventó la “necesidad” de cambiar cada año el modelo de automóvil simplemente por “estatus social”), recaudando en cada nuevo “modelo” millones de billones de dólares y transformando en supermillonarios a sus creadores (y de paso, polucionando el planeta con millones de toneladas de deshechos no degradables y altamente tóxicos).
Así este capitalismo que exprime al trabajador durante sus horas de trabajo en la fábrica y la oficina (mediante la extracción de plusvalía, decreciente), lo atrapa a la salida del trabajo en el centro comercial, en el mall o en el outlet, para sacarle del bolsillo lo poco que le queda, vendiéndole los falsos valores (económicos,  a más de falsos valores culturales) de la “última moda” en el vestuario o en el peinado, el “último modelo” de móvil, de tableta, de juego electrónico, el “status” que da la marca del jean o de los zapatos deportivos, la “salud” que ofrece el último producto mágico de la industria farmacéutica o la última bebida o alimento “light”, etc. y etc.;
– ¿Qué es el capitalismo especulativo? Es aquel que se limita cada vez más al juego de maniobras monetarias para acumular valores simbólicos (virtuales) mediante los cuales se apodera de valores reales, empresas de la economía real que no pueden defenderse de esas trampas y tienen que sucumbir ante las “ofertas hostiles” de los poderosos grupos y conglomerados de grupos que dominan la economía capitalista actual, sometiendo a su dominio y a su lógica de ficción y concentrando insoportablemente la riqueza mundial. Creando adicionalmente una super élite capitalista improductiva, parasitaria y ociosa (200 personas, 9 familias en todo el mundo, se ha dicho) que viven a costa del resto, trabajadores, consumidores y empresarios de la economía real; desentendido de la producción real (a la que en cambio bloquea imponiéndole el más oneroso e implacable tributo) para evadir el riesgo inherente al modelo productivo capitalista y refugiarse en los juegos especulativos, ya no solamente en el tradicional casino del capitalismo, las bolsas de valores, sino en la tupida maraña de mecanismos financieros, bancos y fondos de inversión, apalancamientos –créditos para obtener créditos–, seguros que ya no se sabe qué es lo que aseguran ni cómo lo aseguran, títulos, bonos, documentos y papeles financieros que tampoco se sabe qué valores representan y, por tanto, qué respaldo confiable tienen y que, si se fueran a efectivizar, se encontrarían con el vacío real de valor.
Esos “valores” sin valor se amontonan en las caletas[8] del capital financiero: bancos, instituciones financieras, paraísos fiscales. Esta es la gran realidad de este mundo capitalista financiero que hoy tiene al mundo sumergido en su explicable crisis universal: el sistema capitalista está reducido cada vez más a estas monstruosas creaciones de paja, de bagazo económico.
Se amplía así el radio de las contradicciones del capitalismo. Esta contradicción entre economía real y economía ficticia es hoy la fundamental del capitalismo, tornándolo finalmente inviable.

Imposibilidad real de superar la crisis actual (la iniciada en 2008)
Lo que ha mostrado esta crisis es que el sistema financiero del capitalismo (bancos, agencias financieras, métodos) está quebrantado definitivamente.
La crisis estalla cuando uno de los más grandes bancos de inversión del sistema quiebra. ¿Cómo sucedió aquello? Sencillamente Lehman Brothers sucumbió bajo el peso agobiante de los falsos valores, como resultado de la llamada ¨burbuja inmobiliaria”.
Pero este suceso es solamente el momento de la detonación, el “crash”, de una situación explosiva que venía acumulándose por lo menos desde los años 70 del siglo XX. En la mayoría de los análisis que se han intentado de esta crisis, se tiende a explicarla por una causa única: la práctica en que incurrieron muchos bancos estadounidenses de conceder préstamos hipotecarios a personas que no cumplían un mínimo de requisitos como sujetos de crédito, los llamados préstamos “subprime”, hasta el momento en que los bancos de inversión que compraban esas deudas para especular con ellas se ven atiborrados con tales “activos tóxicos” y uno de ellos,  paradigma de los que se consideraban demasiado grandes para caer, Lehmann Brothers, quiebra abrumado por el peso de tanta y tan tóxica falsedad. Pero las causas son más, y más profundas.
El analista Alejandro Nadal, de la agencia informativa cibernética Sin Permiso, llevó a cabo un estudio crítico del informe de la Comisión del congreso estadounidense para investigar las causas de la crisis financiera y económica (FCIC, por sus siglas en inglés), de más de 600 páginas[9]. Pese a que el voluminoso legajo señala no una sino más de una decena de factores determinantes de la crisis, Nadal muestra que no llega al fondo de la cuestión, y añade sus propias conclusiones.
Imposible reseñar aquí siquiera una mínima parte de esos factores, pero cabe destacar los más prominentes. La enumeración de la Comisión comienza por “las fallas generalizadas en la regulación y supervisión financiera”, y continúa con una lista que, en realidad, son expresiones de la misma ausencia de regulación, aunque vale la pena subrayar algunas: “los mecanismos de bursatilización que también contribuyeron a propagar los efectos de estos fracasos”, “una combinación de sobre endeudamiento, inversiones riesgosas y falta de transparencia”, “los derivados vendidos en transacciones fuera del control de los mercados organizados”, la falta de preparación del gobierno para enfrentar la crisis, “las fallas de las agencias calificadoras”, y otros.
Nadal añade factores “macroeconómicos”: “Las verdaderas causas de la crisis se encuentran en su articulación con otros procesos macroeconómicos que pertenecen a los sectores reales (no financieros) de la economía” (desentendimiento del capital financiero especulativo acerca de la economía productiva real), “la relación entre la distribución funcional del ingreso (entre ganancias y salarios)”, (referencia a los desequilibrios profundizados bajo el neoliberalismo en la distribución del ingreso con reforzamiento acelerado de la concentración de la riqueza y la simultánea precarización de las condiciones del trabajo por la “flexibilización laboral”), “el endeudamiento” (la deuda abrumadoramente creciente de casi todos los países), “los precios de diferentes categorías de activos” (la especulación ya no solo con los valores bursátiles tradicionales y sus derivados, sino con “creativos” manejos de otros activos a los que se dio el tratamiento ilegítimo de valores financieros, en lo que el informe llama bursatilización y que luego será financiarización[10]) “y los cambios en el continuum de las tasas de interés” (el manejo de la política monetaria principalmente estadounidense y de la eurozona a favor del capitalismo especulativo, esos juegos con las elevaciones y reducciones de las tasas de interés con destinatarios previamente identificados), “la transformación estructural de la economía de Estados Unidos a lo largo de los últimos 30 años” (imposición en ese país del desbocamiento neoliberal), “El desmantelamiento de componentes estratégicos de su aparato industrial y la macrocefalia descomunal del sector financiero” (entrabamiento del aparato productivo real por el predominio absolutista del capital especulativo), "Los cambios en la estructura de la economía mundial son también una clave para entender la crisis” (globalización del neoliberalismo), “El déficit externo crónico de Estados Unidos (que) hizo indispensables los flujos de capital de corto plazo que China (y otros países con superávit) pudieron proporcionar”. “Todo esto cierra el circuito macroeconómico para entender los orígenes de la crisis –concluye Nadal–[11]. Pero eso es precisamente lo que la FCIC no pudo analizar. Con razón la palabra macroeconomía no aparece una sola vez en sus 633 páginas”.
Intentemos resumir en una visión panorámica la situación.
El modelo económico capitalista –empresa productiva de propiedad privada del capitalista y trabajadores asalariados contratados para ponerla en producción– es intrínsecamente contradictorio por dos características principales: 1) se basa en la explotación del trabajo ajeno, el de los trabajadores asalariados, por el propietario, que no trabaja; y 2) la concentración de la riqueza producida en manos del propietario de la empresa, empobreciendo a quienes sí realizan directamente el trabajo[12].
Desde luego, desde su nacimiento, este modelo opera bajo la presión de dos fuerzas centrípetamente opuestas (cada una tira para su lado): en un extremo, el propietario privado, que quiere sacar el máximo beneficio con el mínimo gasto, es decir, pagando lo menos que pueda a quienes producen directamente la riqueza; y en el otro, los trabajadores, que luchan porque ese beneficio se distribuya más equitativamente que lo que reciben como salario, reclamando mayor participación en la distribución de la riqueza que ha sido producida por ellos.
Esas dos tensiones opuestas constituyen la contradicción fundamental, inherente al modelo, que caracteriza las relaciones entre patrones y trabajadores de la empresa capitalista (las relaciones de producción), y que, como rasgos esenciales de toda empresa capitalista, se extienden a todo el sistema de producción capitalista, y por último a la sociedad: el sistema, no solamente la empresa aislada, sufre estas contradicciones, que se expresan en conflictos y enfrentamientos permanentes en todos los países donde impera el capitalismo (que terminan siendo todos los del mundo actual), y constituyen la lucha entre esas dos clases fundamentales en esta época histórica: la clase capitalista (burguesía) y la clase trabajadora (trabajadores asalariados).
Los Estados que rigen a estos países tienen que intervenir para resolver esos conflictos y tiene que terminar por establecer normas, es decir, regulaciones, reglamentaciones, leyes, a fin de que la producción no se paralice.
Tales regulaciones comenzaron por la limitación de los horarios de trabajo de los obreros –hombres, mujeres, niños y ancianos–, que en el capitalismo naciente llegaban a trabajar jornadas hasta de 15 y 16 horas, en condiciones infrahumanas y por salarios miserables.
La primera gran limitación fue la jornada de 8 horas, impuesta por la lucha de los trabajadores y cuya celebración se realiza cada 1 de mayo en todo el mundo.
A partir de entonces, el papel de los Estados en los países capitalistas con relación a la economía se concentra cada vez más en regular las condiciones en que se lleva a cabo la producción económica, y las oscilaciones que el conjunto de esas regulaciones ha experimentado refleja la correlación de fuerzas entra la clase capitalista y las clases trabajadoras en el mundo.
Mientras existió el campo socialista, que se originó en la gran victoria que en esa lucha de clases los trabajadores obtuvieron en la Revolución de Octubre o Revolución Rusa, la correlación de fuerzas, favorable a los capitalistas en el mundo occidental, tendía a equilibrarse con triunfos parciales logrados por los trabajadores en los países no socialistas.
Cuando el socialismo soviético sucumbió bajo el peso del error estructural básico de confundir socialización con estatización, esa correlación de fuerzas se inclinó definitivamente a favor de la clase capitalista y en detrimento de las clases trabajadores desorientadas y desmovilizadas por la fuerza del ciclón histórico.
Desaparecido el contrapeso del campo socialista, llega para el capitalismo el momento histórico de reponer en toda su intensidad las condiciones del capitalismo salvaje, esos tiempos en que el capitalismo naciente hacía lo que le daba la gana para extraer el máximo rendimiento de los trabajadores. Ese retorno es la esencia del neoliberalismo, y adquiere la forma de la desregulación total de la economía retomando las tesis de que las leyes de la oferta y la demanda que rigen el mercado capitalista bastan para corregir cualquier desequilibrio. «Las entidades financieras se han servido banderizamente del dogma del laissez faire. Es la máscara tras la que se esconden la voracidad y los comportamientos predatorios», escribe Alejandro Nadal[13]. Pero no son ya únicamente los críticos del modelo capitalista los que reconocen que esos tiempos sólo podrán regresar a costa de llevar al mundo a más profundos traumatismos. Alguien tan entrañablemente involucrado en estas orgías del capitalismo financiero especulativo como el señor George Soros dictamina: «el principio básico del fundamentalismo del mercado está equivocado: los mercados financieros, dejados a su aire, no tienden necesariamente hacia el equilibrio: son igualmente propensos a producir burbujas. La historia demuestra que, desde su nacimiento, los mercados financieros siempre han generado crisis económicas».
Desde luego él lo reconoce para exigir otra forma de intervención reguladora del Estado (el subtítulo de su obra dice: “Por qué los mercados sólo pueden sobrevivir con reglas”). Unos renglones más abajo sentencia: «Las autoridades económicas funcionan con menos perfección todavía que los mercados». Y formula su reclamo: «Siempre que el sistema económico topaba con problemas graves, las autoridades intervenían. Liquidaban instituciones insolventes o las fusionaban con otras más grandes… Las burbujas se caracterizan por la prórroga poco sólida de crédito y apalancamiento. La intervención de las autoridades creó la superburbuja al impedir que las burbujas normales (subraya AMR) siguieran su curso…[14] El secretario del Tesoro Hank Paulson cometió una equivocación fatal cuando decidió que no utilizaría el dinero de los contribuyentes para rescatar a Lehman Brothers. Cuando Lehman Brothers quebró, todo el sistema se hundió…».[15]
De manera que no se trata solamente de ausencia o existencia de regulaciones. Claro está que las regulaciones son necesarias, pero éstas aparecen cuando hacen falta para alcanzar objetivos determinados, es decir, obedecen a procesos sociales e históricos que están en curso y que son los verdaderamente determinantes.
La tan mentada desregulación que prohijó esta crisis global del capitalismo no es más que la culminación de la crisis más de fondo que viene experimentando el modelo capitalista por lo menos desde la anterior depresión, la Gran Depresión de los años 30. Apelemos una vez más a la autorizada voz de Alejandro Nadal, quien lo expresa así:
«El viernes pasado la Comisión de Valores de Estados Unidos (la Securities Exchange Commission, SEC) abrió una investigación por fraude en contra de Goldman Sachs, el banco de inversiones más importante de Wall Street (y del mundo). La acusación está relacionada con la comercialización de valores respaldados por hipotecas basura, como las que generaron la crisis financiera de 2008… GS es el producto de la transformación estructural de la economía estadunidense a lo largo de los últimos 60 años. Es la cristalización del espíritu del neoliberalismo: invertir y operar en el espacio financiero, donde una gallina mítica llamada especulación pone sus huevos de oro cada segundo. En ese mundo las ganancias se multiplican sin fin y no es menester ensuciarse las manos con aceite de máquinas, ni suelos arcillosos, ni mucho menos con el overol manchado de un trabajador.
La historia de GS va de la mano con la evolución de la distribución del ingreso en las últimas seis décadas. Las investigaciones sobre distribución del ingreso en Estados Unidos revelan que el ingreso disponible promedio (medido en dólares constantes de 2006) de 99 por ciento de las familias pasó de 21 mil a 40 mil dólares anuales entre 1945 y 2006. En comparación, el ingreso disponible promedio del uno por ciento superior de la sociedad estadunidense pasó de 250 mil a 900 mil dólares anuales en el mismo periodo.
Esas cifras sintetizan la historia económica y social de Estados Unidos: el estancamiento en el poder de compra del grueso de la sociedad a partir de la década de los años setenta y su imagen de espejo, la extraordinaria concentración del ingreso y de riqueza en un estrato privilegiado cada vez más pequeño. Es la trayectoria de expansión del sector financiero y de su extraordinario poderío, capaz de someter al resto de la economía y a la política macroeconómica para subordinarlos a sus intereses. Exactamente cómo se alcanzó este resultado es tema de una investigación de mayores alcances, pero las grandes etapas de esta historia son claras.
Primero, un pacto social que emerge de los turbulentos años treinta y la Segunda Guerra Mundial. Son los años dorados del Tratado de Detroit… Por este contrato colectivo, la UAW (United Auto Workers) se comprometió a restringir su derecho a ir a la huelga a cambio de ajustes salariales…
El segundo momento corresponde al estancamiento en la tasa de ganancias en las industrias medulares de la economía estadunidense a partir del final de los sesentas. Esto provoca el desencadenamiento de la ofensiva del capital en contra de las clases trabajadoras en la década de los setenta, en un esfuerzo por cambiar el patrón de distribución del ingreso. Se procede al desmantelamiento gradual de las instituciones que mantuvieron el pacto social de la posguerra y su esquema de crecimiento sostenido de salarios. Reagan rompe la huelga de controladores aéreos e inaugura una nueva etapa de lucha contra los sindicatos. Adiós al Tratado de Detroit. (Cursivas por AMR)
En la tercera etapa tenemos la expansión del sector financiero. La desregulación salvaje del espacio financiero es la respuesta al estancamiento de la rentabilidad en los sectores reales (no financieros) de la economía…
Epílogo: dados estos antecedentes, la investigación sobre GS es una minucia. El objeto del supuesto fraude es la venta de valores respaldados por hipotecas basura, que simultáneamente estaban siendo objeto de apuestas que predecían el desplome de su precio… Eso no es ilegal en Wall Street, aunque tampoco se ve muy elegante.»[16]
En otros términos: la desregulación de la economía que prohijó los delitos (no simples abusos[17]) de Lehman Brothers, Goldman & Sachs y muchos otros, no es la causa de la actual crisis ni es una anormalidad del funcionamiento del modelo económico vigente sino, todo lo contrario, corresponde al desempeño normal de este modelo, no son irregularidades del sistema sino su regularidad intrínseca, sus formas propias de funcionamiento. Es así como se comporta este modelo y el sistema del que es la base estructural, y por eso el señor Soros habla de “las burbujas normales” (así las consideran todos los ideólogos de este modelo) que no envenenan sino, por el contrario, alimentan al sistema capitalista, haciendo que, de cada burbuja que explota, salgan victoriosos ganando millones y billones unos cuantos especuladores[18], en tanto que millones de pequeños inversionistas y ahorristas, queden tendidos en el campo: ¡es el sistema!
Esto es lo que explica por qué ninguna de las medidas que han tomado “las autoridades económicas”, en realidad los gobernantes de los Estados involucrados y las instituciones del capital financiero, la FED de EE.UU., el FMI, el Banco Central Europeo, la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), el MBS (sistema de garantías hipotecarias, por sus siglas en inglés), el Fondo de Garantías (FDIC, en inglés), la SEC (Securities and Exchange Comission), el Consejo Supervisor de Empresas y Valores, la OTS (agencia de control del fraude, por sus siglas en inglés), la OCC (la Agencia de control monetario, por sus siglas en inglés), la Comisión del congreso estadounidense para investigar las causas de la crisis financiera y económica (FCIC, por sus siglas en inglés), etc. y etc., no han logrado sacar a la economía capitalista de esta crisis ni lo van a lograr.
¿Por qué es posible asentar esta afirmación tan contundente?

La pérdida de la confianza
Esta crisis, a diferencia de todas las anteriores, no podrá, como no ha podido hasta ahora, solucionar el problema central, la paralización de la economía real, pese a todos los millones y billones que han inyectado al sistema financiero y los que pudieran todavía inyectarle. El sistema financiero son los bancos que han recibido esos fondos multibillonarios sin que asome la luz de indicio alguno de reanimación del aparato productivo, simplemente porque no es a este aparato al que llegan esos recursos. Van a las caletas, a los bancos griegos, españoles, italianos y de los demás países “rescatados” hasta ahora, y de allí no se trasladan ni se trasladarán en cantidades suficientes a donde debían llegar, a las empresas productivas estancadas, porque, en primer lugar, los bancos están paralizados por el pánico de volver a incurrir en ofrecer préstamos que quizás nunca serán redimidos, y las empresas productivas también lo están: paralizadas por la desconfianza.
Esta crisis acabó con el único respaldo que les quedaba a esos montones de papeles acumulados en esas caletas, la confianza. Los testimonios abundan, pero bastan algunos:
Yanis Varoufakis: «…por mucho que la Fed[19] dispare la oferta de dinero, sus posibilidades de éxito a la hora de estimular la actividad económica resultan harto limitadas. Como dijo en cierta ocasión Keynes, es como tratar de empujar una cuerda colgante desde abajo, en vez de tirar de ella desde arriba. Con los actuales niveles de desempleo y de deuda, etc., los consumidores han perdido las ganas de pedir créditos, se están desapalancando en los EEUU, los bancos que prestan en varios contextos –en los mercados hipotecarios, de deuda pública, etc.— están en muchos casos presos del miedo. Mi primera pregunta es sobre el estímulo monetario. Presumiblemente, su análisis es que las oleadas de LTRO (Operaciones de Financiación a Largo Plazo, siglas en inglés de la política del BCE de préstamos baratos a los banca privada europea desde agosto de 2011), flexibilización cuantitativa de la Fed, etc., no han hecho sino enchufarse a los agujeros de los malos préstamos y reparar los balances, pero no han conducido a préstamos e inversiones productivos en la economía real.» (Subrayado original) [20]
Remo (Blog Salmón): «Hoy por hoy, pensamos que tener un depósito de 50.000 euros en una entidad financiera es una garantía y que realmente “tenemos algo físico”. No, sólo tenemos un sistema montado sobre unos y ceros que hoy por hoy tiene la suficiente confianza para que podamos convertir esos 50.000 euros en productos y servicios, pero realmente la denominación de activo intangible y sin respaldo real de bienes, se tiene que tener siempre presente¿Cómo se garantiza el humo? ¿cómo se escapa a un sistema que antes o después colapsará por falta de producción real para afrontar los costes financieros implícitos que se han establecido? Con estas perspectivas, hoy por hoy, no se puede escapar a la destrucción monetaria, que es lo que se pone en marcha cada vez que se hace una quita o se desata el pánico financiero… No se puede salvar lo que sólo se apoya sobre la confianza y es imposible salir airoso de un sistema que está a punto de volar por los aires». (Subrayados originales).[21]
Marco Antonio Moreno: «Estas cifras demuestran que la crisis está aún muy lejos de tocar fondo, y que los países se encuentran lejos de iniciar su recuperación. La inversión en Europa ha caído en picado y mientras esta tendencia no se revierta no hay recuperación posible. Esta gráfica (no reproducida aquí, AMR) muestra la caída de la inversión en los 17 países de la zona euro. ¿De qué ha servido ayudar a la banca si el dinero no fluye hacia la economía real y esta se hace pedazos?»[22]
«Muy lejos de terminar, la crisis europea está aún en sus fases iniciales, profundizándose, ampliándose y agravándose cada día más. ¿Cuánto duró el efecto del BCE y el regalo del billón de euros a la banca? Ni quince días. La prima de riesgo no ha dejado de aumentar…»[23] (Subrayado original).
Xavier Caño Tamay: «A pesar de los miles de millones de euros ya desembolsados… para salvar la banca, la crisis que estremece las economías de la Unión Europea no mengua ni por asomo. ¿O no sería más justo denominarla estafa?»[24]
Y más aún: en el supuesto de que se entregaran a las empresas productivas esos multibillonarios recursos, hipótesis nada verosímil en este momento, equivaldría a reanimar los defectuosos mecanismos de la producción capitalista basados en sus dos conocidos ejes, explotación de los trabajadores y concentración –hiper concentración– de la riqueza, con las secuelas lógicas de aportar nuevamente activos a la maquinaria financiera y a la especulación puesto que las ganancias y excedentes que obtiene el capitalista tienen que depositarse bien en los bancos, bien en fondos de inversión, bien en acciones de otras empresa o, por último, en las caletas de los paraísos fiscales. Es decir, sería volver a lo mismo de siempre… si esto fuera posible.
Pues con esta crisis lo que se viene abajo no es un banco, ni siquiera un grupo de bancos, o un país o un grupo de países, sino el sistema mundial. Se develaron los comportamientos estafadores de los ídolos, y lo que queda sobre la mesa es nada. ¡Literalmente nada!
De varios modos, como vimos, el capitalismo ya no produce valor real sino valores de ficción, pero naturalmente esta situación tiene que colapsar. Es imposible sostener un enriquecimiento basado solamente en malabares y trucos puramente monetarios. El capitalismo llegó al punto en que esas construcciones ilusorias se desinflaron catastróficamente.
El último valor que respaldaba a toda esta parafernalia financiera era la confianza. Si todos los actores de este drama ya saben que ya no los billetes de banco, sino todo papel o documento financiero, todos esos ingeniosos recursos creados por los especuladores bajo denominaciones engañosas no cuentan con respaldo real alguno, si el dólar que es la moneda sobre la que está montado este castillo de naipes cósmico de las políticas monetarias de todos los países del mundo ya no es más que un trozo de papel que nadie podría efectivizar porque no está respaldado por nada, entonces, ¿en qué confiar? La respuesta es asombrosa: en la confianza. Confiar en la confianza.
La confianza en que los bonos soberanos de los EE.UU. (en los de los demás países ya nadie confía en grado mínimo) son el último documento que puede llegar a obtener algún valor cuando la primera economía del mundo vuelva a ser la primera economía segura, a recuperar su capacidad productiva, vuelva a garantizar que el gigantesco endeudamiento de ese país llegará a ser un concepto económico real, es decir, una deuda que algún día será pagada a sus acreedores, vuelva a significar un respaldo sólido para todas las economías que han acumulado dólares como reservas seguras y tangibles para sus planes económicos, en fin, la confianza en que el mundo que hoy parece estar al borde del desplome universal volverá a ser el de los tiempos en que nadie podía temer que los Estados Unidos podrían llegar a fallarle si quisiera convertir sus billetes en algo concreto, palpable, útil, en alguna forma de valor útil. Pero, ¿esos tiempos, volverán? ¿Cuándo? ¿Cómo?
Preguntas sin respuesta. Confiemos. Confiemos en la confianza.
Tengamos confianza en que podremos seguir realizando transacciones plenamente confiables sin ningún temor de que un día nada de lo que hayamos logrado obtener nos sirva para algo.
Tengamos confianza en que los depósitos que hagamos en uno cualquiera de los bancos de cualquier país de economía capitalista están seguros, protegidos, que no se evaporarán porque ese banco no se hundirá de un momento a otro.
Tengamos confianza en que los paraísos fiscales serán otra vez el último lugar donde nuestros recursos financieros no serán afectados por nada sino que, cuando los necesitemos, simplemente podremos retirarlos para invertirlos en… ¿qué?
Tengamos confianza en que el mundo capitalista recuperará ese mínimo equilibrio que le quedaba basado en mentiras que sabíamos que eran mentiras pero que confiábamos en que podrían volver a ser verdades, respaldado por maniobras de prestidigitación que todos sabíamos que eran maniobras de prestidigitación pero que, como sea, revertían a nosotros en forma de nuestros depósitos incrementados por los réditos correspondientes.
¿Volverá ese mundo? ¿Volverá a ser confiable el capitalismo?
Esta crisis ha llevado la desconfianza a todos los rincones de la actividad económica mundial ficticia o real.
Lo que se vive hoy en el mundo es una desconfianza que no ayuda para nada, pero que tampoco es posible erradicar de manera segura. Desconfianza, incertidumbre, desconcierto, desesperanza, seguir empujando la carreta hacia un abismo que nos negamos a mirar pero que tampoco podemos eludir porque está ahí adelante, y no hay forma de dar marcha atrás o siquiera de marchar en otra dirección.
Pues aún quedan otros interrogantes de fondo por responder.

El desempleo.
Las cifras del desempleo ocasionado por esta crisis se han divulgado con grandes reticencias: sólo se dan en porcentajes, salvo algunas cifras absolutas relativas a España o a la eurozona, los que se refieren a los EE.UU. simplemente no se muestran, y ya no se publican las fotos de desocupados formados en filas en busca de un empleo, porque los medios capitalistas aprendieron que esas imágenes, ampliamente divulgadas durante la Gran Depresión, son altamente peligrosas. Mejor tratar de evitar el pánico que podrían sufrir los empleadores ante la perspectiva de que esas multitudes tomen consciencia de la situación y se lancen sobre los culpables de ella.
De todas maneras, las cifras más recientes pueden ser estas:
«Según datos oficiales, más de 26 millones de personas están sin trabajo en el bloque de 27 países, y de ellos 5,6 millones tienen menos de 25 años, muestra de la crisis que sufre la región» (la Eurozona).[25]
Estos datos, sin embargo, necesitan desagregación, puesto que las diferencias entre Europa y EE.UU. y otros países desarrollados son bien hondas, mientras que al interior de la eurozona también los contrastes son significativos. Veamos otros datos recientes (julio 2013) que muestran una proyección hacia el futuro cercano:
«La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé que el desempleo en España y Grecia alcanzará tasas del 28 por ciento a finales del próximo año. Esta perspectiva coincide con la que dimos a conocer del Instituto Levy que señala que el desempleo en Grecia podría alcanzar el 34% en 2015. En su informe, la OCDE prevé que el desempleo aumentará en España al 27,8 por ciento desde el 26,9 por ciento actual; y que en Grecia la tasa de desempleo se elevará al 28,2 por ciento… Se trata de una cifra significativamente alta, dado que en abril del año pasado el desempleo era del 23,1 por ciento; en abril de 2011 de 16,2 por ciento y en abril de 2010 de 11,8 por ciento. A su vez, el desempleo juvenil se ha elevado al 57,5 por ciento, desde el 31,2 por ciento de 2010.
…En contraste con los países del sur de Europa, la tasa de desempleo en los Estados Unidos caerá por debajo del 7 por ciento para finales del próximo año, mientras que la tasa en Alemania se reducirá a menos del 5 por ciento. Sin embargo, en Francia e Italia, segunda y tercera mayor economía de la zona euro, las tasas de desempleo se prevé que aumenten a 11,2 por ciento y 12,6 por ciento, respectivamente, a finales de 2014» (subrayados originales) [26].
Otro analista ofrece estos números:
«En cifras absolutas, en junio había en la UE aproximadamente 26,4 millones de desempleados, de los que 19,2 millones correspondían a la eurozona. Esto supone un descenso de 32.000 parados en el conjunto de la UE y de 24.000 en la zona euro respecto al mes anterior. Sin embargo, al hacer la comparación con junio de 2012, se observa un incremento de 1,08 millones de parados en el conjunto de la Unión y de 1,12 millones en la eurozona, situación que pone de manifiesto la crudeza de la crisis económica actual»[27].
España solamente registraba en abril de 2013 una cifra de 5.040.222 desempleados[28]. Grecia está un poco por encima de esta cantidad.
Como si estas cifras no fueran suficientes, pueden sumarse las que miden el desempleo disfrazado, la precariedad de quienes consiguen unas cuantas horas remuneradas en la semana, sin prestaciones de ninguna índole:
«…En lo relativo a la precariedad, el organismo técnico de Naciones Unidas afirma que hay 42 millones de trabajadores a tiempo parcial en la UE, de los que al menos el 20 por ciento quisiera trabajar más horas por semana.
EEUU necesita crear cerca de 4 millones de empleos para retornar a los niveles previos a la crisis financiera y económica, lo que ni siquiera toma en cuenta que "el número de personas que buscan un trabajo crece aproximadamente en 1,5 millones anuales”».[29] (Subrayado original)
En 2011, la OIT daba la cifra de 210 millones de personas desempleadas en el mundo[30], y aún limitando en cualquier porcentaje esta cantidad para calcular la que puede atribuirse a la crisis actual, y sin entrar en aspectos de trascendencia pero paralelos, como el subempleo o desempleo disfrazado, es una realidad sin atenuantes: ¿cómo pueden reinsertarse en el trabajo y por tanto, en el consumo a 100 –o a 80, o a 60– millones de seres? Adicionalmente, ¿cómo puede lograrse con la estabilidad y con la celeridad que la situación reclama?
La cuestión es axiomática: sin empleo no hay consumo, y sin consumo no hay producción. El problema simplemente está ahí y reviste características graves.

Concentración de la riqueza
Tema inagotable. Como aquí interesa solamente, por el momento, tratar de completar un cuadro sintético que facilite comprender cuál es la situación actual del modelo económico vigente, el modo de producción capitalista, vamos a construirlo con dos visiones recientes, elocuentes por sí solas.
En la primera vemos cuántas son las personas que poseen hoy la mayor parte de la riqueza mundial, y a cuantas les corresponde vivir con el resto[31]:
«…las 200 personas más ricas tienen cerca de 2,7 billones (españoles[32]) de dólares, mucho más que los 3.500 millones de gente más pobre, que reúnen solamente 2,2 billones (españoles) combinados».
Intentemos visualizar estos datos: 200 personas, que cabrían en el salón comedor de un club social sentadas a 20 mesas de 10 personas cada una, poseen 2 billones 700 mil millones de dólares (¡200 personas! Seguramente menos que las que habitan en la manzana del barrio donde usted vive), 500 mil millones de dólares más que los 2 mil 200 millones de millones que tendrían que repartirse los 3 mil quinientos millones pobres que apenas podríamos ubicar en 10 ciudades tan grandes como New York (o en un país con población equivalente a dos veces y media la de China).
(¡Sí, reléalo una y otra vez!)
¿Cómo se ha llegado a una brecha tan inmensa que nos cuesta trabajo representarla en cifras? He aquí algunas respuestas:
«Un reciente informe de Oxfam muestra que “el 1% más rico incrementó sus ingresos en 60% en los últimos 20 años, con la crisis financiera acelerando el proceso en vez de frenarlo, mientras los ingresos del 0,01% superior obtuvieron incluso mayor crecimiento.
El vídeo (ver en página web de la referencia, AMR) muestra cómo opera entre los países esta creciente disparidad. Durante el período colonial, la brecha entre los países ricos y pobres aumentó de 3:1 a 35:1, en parte por tanta riqueza extraída del sur global por las potencias europeas bajo la forma de recursos naturales y mano de obra. Desde entonces, esa brecha llega a casi 80:1. ¿Cómo esto ha sido posible?
Flujos de capital de los pobres a los ricos
La brecha está creciendo en parte debido a las políticas económicas neoliberales… diseñadas para liberalizar los mercados a la fuerza, abriéndolos a fin de dar a las multinacionales un acceso sin precedentes a tierra, recursos naturales y mano de obra baratos. Pero a un precio muy alto: que los países pobres pierdan alrededor de 500.000 millones de dólares por año de su PIB, según el economista Robert Pollin de la Universidad de Massachusetts».
(…) «Los gobiernos de países ricos celebran constantemente cuánto pasan en ayuda a los países en vías de desarrollo, y las sociedades multinacionales salpican las credenciales de la CSR (sigla en inglés de Responsabilidad Social Corporativa) a través de informes anuales y líneas de productos sin que ningunas de ellas confiese cuánto saca fuera de los países pobres (en vías de desarrollo)… los desembolsos de esa ayuda de ricos a pobres palidecen con respecto a la cantidad de capital que fluye en la otra dirección. La evasión fiscal por sí sola representa más de 900 mil millones de dólares al año y es dinero que las corporaciones roban a los países pobres y esconden en paraísos fiscales (o más exactamente, países gobernados por ladrones), de los cuales la ciudad de Londres es el centro mundial. Los pagos de servicio de la deuda por alrededor de 600 mil millones de dólares al año, que muchos países pagaron con interés compuesto por préstamos ilegítimos acumulados por dictadores largamente ya depuestos. Ambos flujos pueden entenderse como transfusiones directas de dinero en efectivo de los pobres a los ricos».
(…) «El Banco Mundial y el FMI tienen el poder de imponer políticas económicas a los países en vías de desarrollo incluso cuando los votantes y los políticos elegidos en estos países los rechazan unánimemente. Encima de esto, disfrutan de la situación de “inmunidad soberana” que los protege contra pleitos cuando sus préstamos fallan y sus políticas causan crisis económica y devastación humana».
(…) «La mayoría de las entidades económicas más grandes del mundo ahora son corporaciones, no países. Son dirigidas por CEOs[33] que son no-elegidos e inexplicables para cualquier ciudadano. Son responsables solamente ante sus accionistas, y su mandato es obtener tantos beneficios como sea posible a cualquier costo de la vida humana o del planeta… el poder corporativo regularmente supera la soberanía de las naciones.»
La segunda visión que nos va a ayudar a completar este cuadro sintético la ofrece la revista másQmenos del diario ecuatoriano El Telégrafo, en un informe sobre la situación del empleo y el desempleo en el mundo elaborado por el Banco Central del Ecuador[34] bajo el título «Aun hay 200 millones de desempleados en el mundo» y con base en un informe del Banco Mundial. Esta cifra resulta similar a la presentada por la OIT (210 millones) y que fue citada más arriba, y ofrece, entre otros, los siguientes datos:
«1.600 millones de personas trabajan en el mundo a cambio de un sueldo o salario
1.500 millones de personas trabajan en la agricultura por cuenta propia
600 millones de puestos de trabajo se necesitarán en un periodo de 15 años para mantener las tasas de empleo actuales
621 millones de jóvenes no trabajan ni estudian».
Pongamos estos datos en relación con los de Al Jazeera para completar nuestro cuadro y tendremos esta visión de conjunto:
Los 2 billones 700 mil millones de dólares que se apropian nuestros 200 invitados al comedor del club social de los más ricos del mundo, ¿de dónde salieron?
¿Cómo se produce esa riqueza? Ciertamente no sale del aire o del agua o de una varita mágica. Es riqueza producida por el trabajo humano de todo el mundo, es decir, por esos mil seiscientos millones de trabajadores asalariados del informe del Banco Mundial citado por el banco ecuatoriano.
De acuerdo: este no es un cuadro matemático ni estadístico, es un mural dibujado con realidades protuberantes del mundo que vivimos y encontrando relaciones entre estas realidades: mil seiscientos millones de  trabajadores produciendo tanta riqueza, tanta, que de allí, 2 billones 700 mil millones de dólares se los apropian 200 personas que no hacen nada, no producen nada, bien sentadas en su muy exclusivo club, recontando una y otra vez: 2 billones 700 mil millones de dólares para guardar en sus caletas.
Y en las afueras, esperando conseguir un puesto de trabajo y algún salario, por modesto que sea, 200 millones de desempleados, a los que se suman 621 millones de jóvenes –¡de jóvenes!– que no ven ninguna posibilidad de entrar, no al suculento festín del primer grupo, sino a la cena de pobre del segundo.
Un dato más: mientras no hay un solo CEO detenido por esta crisis que tiene a la economía del mundo en vilo, sí se ha castigado a 200 millones de trabajadores a quienes se les ha quitado su única fuente de ingresos.
Nuestro cuadro está terminado.


Alfonso Monsalve Ramírez
alfonso-monsalver@hotmail.com

(PRÓXIMA ENTREGA, Parte II: La Cuestión china. La crisis no cede, se agrava. 3.  Breve visión histórica de los modelos precedentes)




[1] «Aún haya ganado esta nueva elección (17 triunfos sobre 18 justas electorales), esta victoria tiene algo de pírrica», Marcelo Colussi, Venezuela post Chávez: una prueba de fuego y un laboratorio para la izquierda (venezolana y mundial), http://www.argenpress.info/2013/05/venezuela-post-chavez-una-prueba-de.html
«…los resultados pírricos que lo dieron ganador…», Modesto Emilio Guerrero, Después del 14 de abril, http://sur.infonews.com/notas/despues-del-14-de-abril
«…los pocos meses que duró la corta campaña de Maduro a la Presidencia, una vez confirmada su heredad por Chávez, no le alcanzó para consolidar una imagen positiva en su electorado. Pero sí logró, con mucho esfuerzo de su parte, hay que decirlo, perder casi un millón de votos. No solo su inmadurez política y hasta su ingenuidad contribuyeron al descalabro. Pero hicieron su parte. Pretender ser un Chávez redivivo no le dio votos sino que se los quitó: no lo es y la impostura, bienintencionada pero artificiosa, contribuyó al casi desastre. Como decía una amiga chavista, le faltó una semana de campaña… para perder.», Omar Ospina, ¿Ganó o no ganó?, Diario Hoy, Quito, abril 21 2013
[2] «La burguesía internacional y venezolana no aceptará jamás el chavismo de los trabajadores, su movilización y su poder social de veto ni el ejemplo que dan internacionalmente. Si no pueden dar un golpe militar, conquistarán por dentro el aparato estatal para dar un «golpe blanco» uniendo detrás de la gran burguesía y del imperialismo a todos los boliburgueses y corruptos que temen una profundización social del proceso.», Guillermo Almeyra, El peligro principal en Venezuela, diario La Jornada, México, 26 de mayo de 2013,
http://www.jornada.unam.mx/2013/05/26/opinion/018a2pol
[3] «…la derecha está desesperada por terminar de una buena vez por todas con ese experimento político que es la Revolución Bolivariana… ante el apretado triunfo del candidato del PSUV, vio una nueva oportunidad de asaltar el poder político que perdió desde la llegada de Chávez a la presidencia –continuado en la ocasión por Maduro– y no vaciló en intentar armar un nuevo escenario golpista.», Marcelo Colussi, sitio web citado.
[4] «Los resultados del 14 de abril dibujaron la primera señal del poschavismo en Venezuela…». «Los votos del domingo pasado están sellados por las marcas de la transición entre un sistema político fenecido con el comandante-presidente y uno nuevo que comienza a ordenarse sin él sobre coordenadas nuevas. Eso determina su carácter endeble, frágil, inestable, incluso azaroso, cuatro rasgos inevitables en toda transición política. Más aún si esa transición se vive en un país constantemente asediado por fuerzas de todo tipo.». «…el militante caraqueño Taguaruco reflejó esta contradicción con buena letra en su artículo publicado en Aporrea. “Lamentablemente, la brecha que definió el triunfo de Maduro fue muy corta, 272.865 votos, es decir 1,83% puntos de diferencia, dejando atrás las acostumbradas ventajas de más de 10 puntos que Chávez asestaba a sus adversarios. Cuando parecía numéricamente imposible que la derecha remontara en tan corto tiempo la distancia de más de millón y medio con la que perdió el 7 de octubre, por poco perdemos la presidencia y las reivindicaciones conseguidas en todos estos años de gobierno bolivariano… Que Capriles Radonski se haya acercado tanto demuestra la situación vulnerable de que el proceso dependa de un resultado electoral, tal como lo dijo el compañero Vladimir Acosta en su discurso del 2 de febrero.”… Las cerradas elecciones de Nicolás Maduro con apenas el 1,8 por ciento, en el contexto de un país en transición institucional delicada y una derecha envalentonada por el 48% obtenido, señalan una perspectiva de confrontaciones sociales y políticas en la sociedad venezolana.» Modesto Emilio Guerrero, sitio web citado
«…el chavismo no avanzó en la construcción de una verdadera opción socialista con poder popular que levantara un proyecto de transformación radical. Más allá de un intento redistributivo y bastante retórica, la burguesía nacional no fue tocada… De ahí esa suma complicada de causas que hacen que el panorama económico-social se torne hoy tan dificultoso: inflación siempre creciente, una impopular devaluación del 46% en febrero pasado y un dólar paralelo por las nubes, desabastecimiento crónico de productos de primera necesidad, la siempre omnipresente dependencia del petróleo, el escaso desarrollo industrial propio que fuerza a importar casi un 50% de los alimentos… una generalizada y abrumadora corrupción así como una delincuencia y una inseguridad ciudadana prácticamente fuera de control… Si los problemas estaban con Chávez (también la última enorme devaluación, por ejemplo), la presidencia que se le abre a Nicolás Maduro se vislumbra como mucho más complicada aún.
(…) augura un panorama muy problemático: (Maduro) gobernará sobre una sociedad profundamente dividida. Y dividida, además, en partes iguales. Chávez… tenía total ascendiente sobre las Fuerzas Armadas, garantía última de la continuidad del chavismo. Maduro, no se sabe…», Marcelo Colussi, sitio web citado.
«¿Qué hay, si no, "con la construcción y fortalecimiento del Poder Popular como único medio para hacer la revolución bolivariana socialista en Venezuela" que se proclamaba más arriba?… Si gana el candidato de la derecha, ¿quién garantizaría la continuidad de la revolución: el chavismo como oposición parlamentaria en la Asamblea Nacional, las Fuerzas Armadas, el pueblo organizado en el PSUV? Este partido, fuera de sus rimbombantes cartas de presentación, no constituye en modo alguno una vanguardia, no es una herramienta revolucionaria realmente reconocida por las masas. Más allá de las encendidas declaraciones (que tienen más de pirotecnia verbal que de hechos sociales concretos) que "todos somos Chávez", ¿está realmente el pueblo organizado para defender -armas en la mano quizá- la revolución?», Guillermo Almeyra, Venezuela, Maduro y después, diario La Jornada. México, 26 de mayo de 2013. http://www.argenpress.info/2013/04/venezuela-maduro-y-despues.html
[5] «Ante la revolución bolivariana, en este período postchavista surge pues la alternativa: o profundizar política y socialmente el proceso y las movilizaciones para afirmarse y enfrentar los intentos reaccionarios que vendrán…», Guillermo Almeyra, Venezuela, Maduro y… sitio web citado.
«Que Nicolás Maduro ganara, entre otros aspectos, significa asegurar espacios políticos que garanticen circunstancias favorables para seguir avanzando en la formación y organización del pueblo; condiciones que sirvan para la acumulación de fuerzas en el camino de la construcción socialista», militante caraqueño Taguaruco, referido por Modesto Emilio Guerrero, sitio web citado.
«…como dijo Mario Hernández: “El único problema que veo es que (Maduro) habla permanentemente de las medidas que va a tomar pensando solamente en el aparato estatal, en las fuerzas de seguridad, en las Fuerzas Armadas pero no piensa, ni menciona, desgraciadamente, la auto-organización de la gente, es decir, el desarrollo del poder popular, de las misiones, la profundización de la revolución”.», Marcelo Colussi, sitio web citado.
[6] «Fuera de las críticas que se puedan -y deban- hacer al nunca definido Socialismo del siglo XXI (más una consigna que una realidad concreta), sin dudas estos años dieron muestra de una definida vocación popular con el proceso que abrió Chávez. Quizá no fue la revolución socialista que se soñaba décadas atrás, en el marco de la Guerra Fría, cuando eran otras las esperanzas. Ahora, quizá, esas esperanzas siguen siendo las mismas, pero las formas han cambiado (…) las preguntas que ahora debemos hacernos en nuestro proceso revolucionario hacia el socialismo, son más difíciles y complejas que antes: …¿Qué debemos hacer de forma distinta para enfrentar el rentismo petrolero ahora bajo las banderas del socialismo bolivariano?…¿Frente a qué estamos? ¿Se trata de la transición de un capitalismo rentista a un socialismo rentístico? ¿Se puede hablar de socialismo rentista o es eso una gran contradicción?, se preguntaba Heiber Barreto Sánchez, preguntas que hacemos nuestras también. ¿Hacia un socialismo petrolero?
Que la Revolución Bolivariana es socialista y se plantea la expropiación de los medios de producción desde una plataforma revolucionaria con control obrero de la producción y milicias populares como garantía de la construcción del poder popular, tal vez no. En ese sentido está más cerca de lo que fue el movimiento peronista en Argentina que de la revolución cubana. La lucha de clases fue algo casi abominado en el discurso de Chávez y de la gran mayoría de funcionarios del proceso bolivariano.
(…) La revolución hace buen tiempo ha perdido el empuje de los primeros años. Llenar plazas con miles y miles de simpatizantes con franelas rojas no es, necesariamente, la revolución. Son actos masivos, sin dudas, multitudinarios, de gente que agradece a su líder -y por quien lloró desconsoladamente su muerte- pero que no significan aún la nueva sociedad. El verdadero Poder Popular, con una dirigencia colectiva ya no centrada en la figura omnímoda de una sola persona, sería lo único que puede afianzar la Revolución Bolivariana, aunque este es el escenario menos posible. Ya en vida de Chávez ese viraje y profundización parece haber quedado descartado. Con Maduro en la presidencia se abre el interrogante de cómo evolucionará el proceso. », Guillermo Almeyra, Venezuela, Maduro y… sitio web citado.
«En la construcción del proclamado socialismo del siglo XXI fue (Hugo Chávez) mucho más errático, y ahí su legado es más difuso, quizá cuestionable incluso… Como bien lo dijo Luis Britto-García: en vez de forjar cuadros revolucionarios se terminó generando una subasta de votos al peor estilo de cualquier candidato burgués… “Están conmigo o están con el imperialismo”, pudo decir Chávez en alguna oportunidad en una campaña presidencial.»
«(…) “La invencibilidad reside en la defensa, las oportunidades de victoria, en el ataque”, dijo sabiamente Sun-Tzu hace 2.500 años. Una revolución, un proceso de profunda transformación del estado actual de cosas, ¿debe consistir sólo en defenderse invenciblemente, o debe atacar, debe destruir cosas viejas para establecer un nuevo orden?… todo se vertebró de arriba hacia abajo… De hecho, todo el chavismo fue una construcción surgida a partir de una propuesta palaciega, una “revolución” de arriba hacia abajo, y no al revés, como han sido otras revoluciones, con la población en las calles forjando el cambio… su revolución palaciega sería así la puesta en acto de un proceso revolucionario que estaba en la población venezolana, por cierto la primera que reaccionó contestatariamente a los infames planes neoliberales…», Marcelo Colussi, sitio web citado.
[7] «El Estado todavía sólo consigue reglamentar la muerte definitiva del capitalismo. En este aspecto, la izquierda también está desorientada mientras no logra cuestionar los propios fundamentos del sistema. En la misma medida en que la supuesta “autonomía” de los movimientos sociales particulares y simbólicos desaparecen por la barrera interior de la valorización, es de temer que la izquierda sufra una regresión hacia su tradicional estatismo, porque nada más (se) le ocurre. Ya ahora la mayor parte de aquello que pretende ser crítica social de izquierda prácticamente no pasa de un  poquito de nostalgia keynesiana. Si es que la izquierda espera lanzar sus “reformas sociales” aprovechando  el tranvía de la administración estatista, ella terminará descarrilando junto con él y, una vez pasado el carnaval del virtualismo, ella se convertirá en un trendsetter  de la política inflacionaria. Bien que merece este destino.», Robert Kurz, La era del capitalismo ya pasó, boletín cibernético Sin Permiso,
http://www.sinpermiso.info/trxtos/index.php?id=5201
[8] Caleta es una pequeña ensenada, apta para protegerse una embarcación de vientos y borrascas. Sus características la hicieron refugio preferido en tiempos de piratas, y escondite de los jugosos botines obtenidos en los asaltos a otras naves. Los mal habidos tesoros de las leyendas de filibusteros se ocultaban en caletas, de donde el ingenio popular –y mafioso– de los bajos fondos colombianos popularizaron las expresiones caleta, encaletar, encaletado, para referirse a los grandes escondrijos de los dineros de los cárteles de la droga y, en general, de quienes se enriquecen por medios delictuosos. Estar encaletado es poseer a escondidas esa clase de riquezas. Con una diferencia sustancial: el dinero de los filibusteros estaba representado por sólidas morrocotas de oro físico; el de los especuladores capitalistas es puro tamo, biodegradable y sin peso real alguno.
[9] Alejandro Nadal, EEUU: el informe del Congreso sobre las causas de la crisis, boletín cibernético Sin Permiso, 13 de febrero de 2011, http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3927
[10] Wikipedia dice: Financiarización es un término que describe un sistema o proceso económico que intenta reducir todo el valor intercambiado (tanto tangible como intangible, tanto promesas futuras como presentes, etc.) a un instrumento financiero o a un instrumento financiero derivado. El propósito original de la financiarización es lograr reducir cualquier producto del trabajo o servicio en un instrumento financiero intercambiable, como una divisa, y así hacer que sea más sencillo para las personas comercializar estos instrumentos financieros.
Yanis Varoufakis por su parte anota: «El proceso de creación de dinero privado por parte de los bancos de Wall Street, también conocido como financiarización…» (¿Por qué la economía mundial no se recupera? sinpermiso.info/textos/index.php?id=5394)
La realidad es que se trata de otro de los términos inventados por los especuladores para ponerle ropaje presentable, técnico, a conductas y acciones que tienen nombre desde que se inventó el idioma: estafas.
[11] Las menciones de “los cambios en la estructura de la economía mundial”, de “los flujos de capital de corto plazo” de China y de otros países a los EE.UU., y del cierre del “circuito macroeconómico”, parecen aludir a la interrupción del proceso que otro autor, Yanis Varoufakis, llama “reciclaje global” de la economía mundial y que explica así:
«A partir de los años 70 los EEUU comenzaron a absorber una gran porción del excedente de productos industriales del resto del mundo. Las importaciones netas norteamericanas eran, naturalmente, las exportaciones netas de países excedentarios como Alemania, Japón y China; su principal fuente de demanda. A su vez, los beneficios obtenidos por los empresarios de las naciones excedentarias regresaban diariamente a Wall Street en busca de mayores retornos. Wall Street, entonces, se servía de esos aflujos de capital extranjero para tres cosas: a) proporcionar crédito a los consumidores norteamericanos; b) invertir directamente en las grandes corporaciones empresariales norteamericanas; y por supuesto, c) comprar bonos del Tesoro estadounidense (es decir, financiar los déficits del gobierno norteamericano).
Central en este Mecanismo de Reciclaje del Excedente Global al que he llamado Minotauro Global eran los dos déficits gargantuescos de los EEUU: el déficit comercial y el déficit presupuestario del gobierno federal. Sin ellos, sostenía en mi libro, el flujo circular global de bienes y capital… no habría "cerrado", lo que habría traído consigo la desestabilización de la economía global. Este sistema de reciclaje quebró, porque Wall Street se aprovechó de su posición central en él para construir colosales pirámides de dinero privado a partir de los beneficios netos que afluían a los EEUU procedentes del resto del mundo.»
Yanis Varoufakis, ¿Por qué la economía mundial no se recupera?, boletín Sin Permiso, noviembre 11 de 2012, sinpermiso.info/textos/index.php?id=5394
[12] Conviene recordar que estas dos característica del capitalismo son inherentes al sistema, es decir, no son elegibles o voluntarias por parte del empresario capitalista sino que son la forma de ser del modelo productivo. La explotación, porque vivir y beneficiarse del trabajo ajeno es explotar a otro, al que trabaja; y la concentración de la riqueza, por el mecanismo que hace crecer a la empresa, llamado por la teoría económica reproducción ampliada, y que, en términos sencillos, es la reinversión de parte de la ganancia o capitalización, sin la cual no hay crecimiento de la empresa productiva.
[13] Alejandro Nadal,  Del Tratado de Detroit a Goldman Sachs, diario La Jornada de México, 21 de  abril de 2010, reproducido y divulgado por el boletín de la agencia informativa cibernética Sin Permiso.
[14] George Soros, La tormenta financiera, Ediciones Destino, Colección Imago Mundi, Volumen 230, edición en español, Barcelona, 2012, págs. 10 y 11.
[15] Ibidem, pág. 14.
[16] Alejandro Nadal, Del Tratado de Detroit a Goldman Sachs, diario La Jornada, México, abril 21 de 2010, sitio web cit.
[17] Los informes sobre las investigaciones ordenadas por la justicia estadounidense acerca de lo que hicieron estos bancos gigantes, con la complicidad además de autoridades económicas y políticas, a fin de ganar (apropiarse de) sumas escandalosamente millonarias de dólares por medio de engaños y trampas, muestran que son verdaderos criminales de cuello blanco, no simples transgresores de normas o de principios éticos. Una pequeña muestra: «No hay manera de ‘gestionar’ el ‘riesgo’ de hacer préstamos mentirosos a escala masiva. Lehman llegó a ser el líder mundial de ese tipo de préstamos (…) Si Lehman admitía que sus préstamos mentirosos eran frecuentemente fraudulentos, no podría venderlos, cegándose así una de las más caudalosas fuentes de su ingreso.”… Irónicamente, sus propios auditores descubrieron que cerca de la mitad de los mismos “incurrían en errores materiales… el Banco de Nueva York de la Reserva Federal (FRBNY, por sus siglas en inglés) no tenía la menor intención de supervisar a Lehman o de asistir a la SEC en el cumplimiento de la misión de ésta… la Fed de Geithner “se cruzó de brazos mientras Lehman engañaba al público con un esquema de negocios que los propios funcionarios del FRBNY dieron en llamar ‘el timo de las tres cartas’.” …el FRBNY no informó del fraude a la SEC, al público o a la OTS [la agencia de control del fraude, por sus siglas en inglés]. El funcionario de la Fed ni siquiera fingió creer que la Fed tiene la obligación de proteger al público. El FRBNY siguió dispuesto a prestar a una institución sistemáticamente peligrosa [SDI, por sus siglas en inglés]. Lo que constituye una egregia violación de la confianza pública, y los reguladores que la perpetraron deben responder por ello.», (Mike Whitney, La desregulación ha consistido en la despenalización del fraude: el informe del jurista William Black ante el Comité de Finanzas del Congreso de los EEUU., http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3274).
[18] Dato anecdótico: durante la Gran Depresión, Joseph Patrick Kennedy, padre del presidente John F. Kennedy, aumentó su fortuna de 4 millones de dólares (equivalentes a 53.500.000 dólares de hoy) que tenía en 1929, a 180 millones (equivalente a 3.01 mil millones hoy en día) en 1935, gracias a sus habilidades como corredor de bolsa que, por lo demás, combinadas con otras como los tóxicos negocios con el contrabando de whisky durante su prohibición en EE.UU. y otras, hicieron de él uno de los hombres más ricos de su época, (situado por la revista Fortune en la primera de sus famosas listas de multimillonarios en 1957 en la banda entre los 200 y 400 millones de dólares, equivalentes a 1,63 y 3,27 billones de hoy).
(Wikipedia, http://en.wikipedia.org/wiki/Joseph_P._Kennedy,_Sr.)
[19] La Fed o FED, abreviatura de Federal Reserv System, es la denominación habitual del Sistema de Reserva Federal de los Estados, equivalente al Banco Central. Está formada por 12 bancos privados y fue fundada el 22 de diciembre de 1913 con la Promulgación de la Ley de la Reserva Federal, en una época de pánicos financieros. Es un sistema que intenta equilibrar la privatización con la participación del gobierno. De hecho regula la política monetaria y ha sido objeto de muchas críticas y debates a través de toda su historia. (Nota de AMR. Fuente: Wikipedia).
[20] ¿Por qué es tan persistente la Crisis Global? Entrevista a Yanis Varoufakis, boletín cibernético Sin Permiso, octubre 23, 2012
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=5273
[21] Remo, Chipre y la falacia de los fondos de garantía de depósitos: no hay garantía alguna, Blog Salmon, 3/18/2013,
http://www.elblogsalmon.com/entorno/chipre-y-la-falacia-de-los-fondos-de-garantia-de-depositos-no-hay-garantia-ninguna
[22] Marco Antonio Moreno, OCDE prevé que España y Grecia alcanzarán un desempleo del 28% en 2014, boletín cibernético Blog Salmón, 17 de julio de 2013, http://www.elblogsalmon.com/economia/ocde-preve-que-espana-y-grecia-alcanzaran-un-desempleo-del-28-en-2014
[23] Marco Antonio Moreno, España entra en la espiral de la muerte, Blog Salmón, abril 6, 2012,
http://www.elblogsalmon.com/economia/espana-entra-en-la-espiral-de-la-muerte
[24] Xavier Caño Tamay, Lo que en verdad busca la Troika, tomado de Contralínea (México) y puesto en Facebook por Luisa Isabel Aguilar el 21 de marzo de 2013.
http://www.pacocol.org/index.php/noticias/internacional/3164-lo-que-en-verdad-busca-la-troika
[25] La economía europea continúa débil, afirma el Banco Central Europeo, Prensa Latina, Argenpress 7 de agosto de 2013, http://www.argenpress.info/2013/07/la-economia-europea-continua-debil.html.
[26] Marco Antonio Moreno, OCDE prevé que España y Grecia… sitio web cit.
[27] Aurelio Jiménez, España sigue a la cabeza del desempleo en Europa, boletín cibernético del Blog Salmón, 31 de julio, 2013, http://www.elblogsalmon.com/indicadores-y-estadisticas/espana-sigue-a-la-cabeza-del-desempleo-en-europa?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+elblogsalmon2+%28El+Blog+Salm%C3%B3n%29
[28] Aurelio Jiménez, «Aún no se ve la luz a final del túnel del desempleo. Según los datos del Servicio Público de Empleo publicados esta mañana por el Ministerio de Trabajo, el número de desempleados aumentó en febrero en 59.444 personas hasta alcanzar la bochornosa cifra de 5.040.222 desempleados. Además, la afiliación a la Seguridad Social bajó en 28.691 personas, dejando la cifra de afiliados en poco más de 16,1 millones», El paro aumenta en 59.444 personas y supera los 5 millones de desempleados, boletín cibernético del Blog Salmón 3 de abril de 2013, (subrayado original),
http://www.elblogsalmon.com/indicadores-y-estadisticas/el-paro-aumenta-en-59-444-personas-y-supera-los-5-millones-de-desempleados
[29] “EE.UU. y Europa, atrapados en la trampa del desempleo”, diario colombiano El Espectador, 26 de abril de 2012, http://www.elespectador.com/economia/articulo-342612-eeuu—europa-atrapados-trampa-del-desempleo
[30] «El problema afecta a todos los países del mundo, y si la OIT reconoce un desempleo oficial de 210 millones de personas, la cifra real es mucho mayor si contamos al subempleo y al trabajo precario que, oficialmente, cuentan como “empleados”.» (Subrayado original), Marco Antonio Moreno, Líderes del mundo deben asumir que el desempleo es el problema central de la economía, Blog Salmón, 2 de mayo de 2011.
[31] Fuente:  Artículo escrito por el Dr. Jason Hickel, publicado originalmente por Al Jazeera bajo el título «Las 300 personas más ricas de la tierra tienen más riqueza que los 3.000 millones más pobres, casi la mitad de la población del mundo» y divulgado por Argenpress el 5 de agosto de 2013, de donde se tomaron los apartes reproducidos aquí. Ver:  http/www.aljazeera.com/indepth/opinion/2013/04/201349124135226392.html
http://www.argenpress.info/2013/08/las-300-personas-mas-ricas-de-la-tierra.html
Infografía: 300 más ricos versus 3.000.000.000 de personas.
Video: http:/www.youtube.com/watch?v=uWSxzjyMNpU
El Dr. Jason Hickel, es PhD en antropología de la Universidad de Virginia 2011, co-editor del libro Ekhaya: The Politics of Home in KwaZulu-Natal, South Africa, y quien contribuye a la crítica y al análisis políticos en publicaciones como Le Monde Diplomatique, Monthly Review y The Africa Report. Actualmente trabaja en un libro titulado The Development Delusion: Why Aid Misses the Point about Poverty (La Desilusión del Desarrollo: ¿Por qué la ayuda pierde el sentido de la pobreza).
[32] Billón, en español y en la mayoría de idiomas europeos, significa un millón de millones. Es lo que se denomina escala numérica larga, y equivale a 102  = 1 000 000 000 000, o, como es la escritura correcta española, 1000.000’000.000 (los decimales en esta escala se separan con una coma [,] y no con un punto). En la actualidad, la influencia estadounidense ha creado muchas confusiones pues en EE.UU., un millón equivale sólo a mil millones (escala numérica corta). En este mismo artículo se incurre en uno de estos errores, puesto que, al señalar que se trata de millones españoles, como lo señala el texto original, la diferencia entre 2,7 billones y 2,2 billones no son 500 millones sino 500 mil millones. Aquí corrijo ese error, advirtiendo que son cifras que requerirían verificación.
[33] CEO: Chef Executive Officer
[34] Revista másQmenos, 6 de mayo de 2013, edición 039, de El Telégrafo, Quito.

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