Naturalmente estos
días están llenos de ruido macondiano. Se puede oír, leer y ver de todo, con el
predominio merecido del elogio, el arrobamiento, la exuberancia biográfica exacerbada
como es corriente ante cualquier difunto y más si se trata de una personalidad
tan centelleante como fue la de García Márquez. Escribir o siquiera citar o
transcribir algo resulta sobrecarga vanamente redundante. Por esto llamó me
sorprendió encontrar en El
Blog Salmón, tribuna de rigurosa
especialización en densos temas económicos llenos de cifras, cálculos,
estadísticas y gráficos ilegibles para la inmensa mayoría de nosotros, legos
lectores de esos enredos, la
siguiente nota sobre Gabito. Sin más, la reproduzco respetando sus subrayados
originales, para que cada lector la deguste a su antojo.
Gabriel García
Márquez, lecciones económicas
Alejandro
Nieto González
18 de abril de 2014
Ayer murió Gabriel García Márquez,
premio nobel de Literatura en 1982 y uno de los más grandes autores hispanos de
la historia (y quizá también universal). Sus novelas, como todas las que tratan
las reacciones humanas a los acontecimientos, tratan sobre economía, y desde
aquí quiero hacerle un pequeño homenaje.
Gabo, como
le gustaba que le llamaran, empezó como periodista y su primera novela tiene una historia
curiosa. Se publicó como fascículos en el periódico “El Espectador” de Bogotá
en 1955. Esta publicación le hizo exiliarse de Colombia ya que generó mucha
polémica y aunque no se publicó como libro hasta mucho después (1970) creo que
sería injusto no respetar la fecha original de publicación.
¿De qué
novela estoy hablando? De Relato
de un naúfrago. Es una historia real, de ahí la polémica. Versa sobre
la inverosímil historia de la supervivencia de Luis Alejandro Velasco,
tripulante del buque militar A.R.C. Caldas, tras caer al mar y estar allí
durante 10 días sin comida ni agua.
La versión
oficial es que una tormenta le arrojó por la borda. La novela, en cambio,
señala que el problema fue que la cubierta estaba llena de contrabando (el
buque venía de repararse de EEUU) y se soltó,
arrastrando al marinero por la borda.
En el
plano personal tengo mucho cariño a esta novela. Fue la primera que leí de
Gabo; el relato de 10 días en el mar no se hizo nada pesado, a pesar de lo
monótono de la historia; y odio en general las novelas marítimas, pero esta me
atrajo bastante. Pero vamos a valorarla económicamente.
Primero,
esta novela indica cómo la
corrupción puede acarrear graves problemas a la vida de mucha gente.
En este caso fue una única persona, pero podría haberse hundido el buque.
Segundo, también deja entrever (siento el spoiler) que el Gobierno no rescató a
Alejandro aún pudiendo, ya que temían (con razón) que se descubriera la verdad.
Es decir, los Estados ponen precio a la vida de las personas y esto no es
aceptable cuando hay corrupción, pues los incentivos son perversos.
Y tercero, una prensa independiente es
fundamental para
combatir la corrupción y lograr que los Estados no sean disfuncionales. Esta
prensa seguramente se lleve mal con el poder y eso es bueno. En la actualidad
hago otra lectura: los medios de nueva generación, sin estrechos vínculos con
el poder, son los que más libertad tienen. La prensa tradicional está ahogada
de deuda y bajos ingresos, y no está cumpliendo con esta función.
Este ha
sido mi pequeño homenaje a un gran escritor. Sé que muchos piensan en otras
novelas cuando hablan de Gabo, y lo comparto:
Cien años de soledad es una de las mejores novelas que he leído y creo que es imprescindible. Pero a
veces hay que salirse de los libros tradicionales de un autor para comprender
mejor su contexto.
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