Carta a Monseñor Parrilla

Transcribo sin comentarios ni modificaciones, esta carta enviada a Monseñor Julio Parrilla y que me llegó compartida a mi correo electrónico:
«Monseñor Parrilla:
Usted compara a los camisas rojas venezolanos con los franquistas camisas azules, los camisas negras italianos y los camisas pardas, de la Alemania nazi. (Camisas Rojas. Por MONSEÑOR JULIO PARRILLA. El Comercio, 13.4.2014. Pág. 8).
Los camisas azules fueron aquellos fanáticos religiosos, aupados por el opus dei, prelatura fundada por Escrivá de Balaguer que participó en el gabinete del genocida Franco con varios ministros, régimen que acabó con la República en la guerra fratricida de 1936 - 1939, con un costo de un millón de muertos. Ese fue el fruto de la aventura del "caudillo por la gracia de Dios", golpista insurrecto, genocida y brutal. 
Usted, adicionalmente, culpa a los Camisas Rojas venezolanos de las 40 muertes ocurridas en los últimos tiempos en la atormentada Venezuela.  Y al gobierno de Maduro de la ruina económica del hermano país. Es difícil creer que un columnista serio del matutino quiteño no posea, de primera mano, información exhaustiva de lo que ocurre en Venezuela. Por ejemplo, que la mayoría de las 40 muertes fueron ocasionadas, con certeros tiros en la cabeza, por los mercenarios infiltrados por la CIA, entrenados para matar en Siria y Afganistán. Por ejemplo, que la crisis económica que afronta el país bolivariano responde, básicamente, a las políticas especulativas de los grandes empresarios, derechistas recalcitrantes y amigos de la Norteamérica imperial. Por ejemplo, que el señor Capriles fue protagonista importante del frustrado golpe de estado de 2002, contra el Presidente Chávez. Por ejemplo, que las hordas fascistas -ellas sí fascistas- atacan sedes del Partido Socialista de Venezuela y medios de comunicación estatales. Por ejemplo, que pese a la disposición de millones de venezolanos que, favorecidos por las políticas sociales del régimen, están dispuestos a salir a defender las transformaciones ocurridas en los últimos años, el gobierno lo impide por el riesgo de enfrentamientos sangrientos, que es lo que intenta la CIA a fin de justificar la intervención armada de los marines norteamericanos. 
Usted añade que "las revoluciones que anteponen el poder a la vida y a la libertad de las personas sólo generan miseria". La miseria de los pueblos, monseñor Parrilla, la generan los explotadores, los que medran de las riquezas naturales de las naciones, asaltadas a menudo manu militari por el poder imperial.  Lo atestiguan: Irak, Libia, Afganistán, en pos de cuyo petróleo y más riquezas del subsuelo van los buitres de wall street y socios europeos, para lo cual el genocidio es cosa normal, es "accidente de la guerra".
Hay dos iglesias, monseñor Parrilla: la una, la que apoyó a Franco, la que calló por los crímenes de Hitler, la que bendijo los crímenes de la dictadura argentina, con sacerdotes bendiciendo a los mártires arrojados al mar por los sirvientes de los tiranos; la heredera de la Inquisición y la quema de brujas; la de las Cruzadas y las "guerras santas"; la de los pederastas; la de los usufructuarios de las riquezas acumuladas en el Vaticano. La otra, la humana, la cristiana de veras, la de monseñor Leonidas Proaño, la de monseñor Romero, el obispo asesinado, la de Luna Tobar, la de Camilo Torres, la de Frei Beto y de Leonardo Boff. La iglesia que clama por el evangelio de Jesús. La de los pobres, la de la Teología de la Liberación. ¿Con cuál se identifica, monseñor?

Jaime Muñoz Mantilla
C.C. 1702447747».


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