Allegro cantabile

Para Gloria, in excelsis

¡Qué ganas de hacer música!
¡Qué ganas de subirse a la copa de un árbol y cantar!
De sacar mi pequeña dulzaina y en una loma
extender mi corazón al viento.
de tomar mis pinceles sonoros
y pintarme de himno en acuarelas,
de repintar de ancho a ancho todo el azul del cielo,
corearlo en arco iris,
sentarme en la rama del verde limonero
y hablar de hoja a hoja
con el sol y la hormiga
el cogollo y la nube.

Qué ganas de subir por el hilo
de mi cometa y muy arriba
echar a volar
mis dedos en rebaño, mis coros de aleluyas
y quedarme mirando
cómo caen al césped
se enredan en el trébol
cómo picotean los dedos de los niños.

Qué ganas de hacer música.
De acaballarme en las alas del pato de Nils Holgerssen
y atravesar de nuevo el país de mi infancia
reino donde nunca se ponía el sol
verdes atardeceres
molinos de viento de papel
sábanas de espigas de oro
y mirar desde el cielo
mis bosques y mis ríos
mis primeras praderas
mi primer aleteo.
Nils, compañero
de estudios y silencios,
ahora que te veo, ¿qué fue de vos?

Qué ganas de más ganas,
qué ganas de senderos
escarpados
qué ganas de lunas
en las tardes
qué ganas de montañas azules
de palomas azules
de muchachas azules
de faldas levantadas en el prado
qué ganas de caminos
tendidos como cebras dormidas en el sol
de los venados
qué ganas de eucaliptos jirafas de plata
qué ganas de un muro de piedras
con corona de higos
y clavarme espinas en los dedos
atrapando las tunas de rojo corazón.

Qué ganas de duraznos prohibidos
qué ganas de una muchacha alada
y primavera
de su vientre con lunas y amapolas
de su ombligo de violeta caída
en mar de leche y abejas
de su nido de miel
a escondidas de nuestro ángel de la guarda
qué ganas de pecados veniales
y mortales
qué ganas de infiernos en el pecho
de condenas eternas allegro molto
molto allegro
tropo vivace
qué ganas de quemarme en el fuego
del sexo de los ángeles
caídos.

Qué ganas de tomar el tren
a través del aroma de cafetales y quebrada
de monjas lavanderas desnudas hasta el muslo
descender al camino de los zapatos
nuevos
que me maltratan en mi madre y en mi tía
qué ganas de mi bicicleta
gitana de canciones repetidas
en radio santa fe y radio estrella
qué ganas del bolero de Los Panchos
del libro de dibujo y las aventuras de Rip Kirby
y ese retrato de mi hermano Jesús
retratado en sus golpes tan duros en la vida
qué ganas de hacer música
yo no sé.

Qué ganas de una cancha de fútbol
con música de viento en las sienes
y de hacerle a la vida
el mejor tiro de esquina
el mejor gol del partido.

Qué ganas de mi madre
moliendo en la cocina
olores amorosos
albahacas y nostalgias
qué ganas de su sopa de arroz
con estrellas de arvejas
y rosas zanahorias.

Qué ganas de mi padre
jugando a carpintero
clavándole a la vida
sus cuatro tablas burras
sus coros de puntillas en el día
y mirando a través de sus escoplos
cómo le iban quedando su sueños
de josés y marías.

Que ganas de la ronda
de todos mis hermanos
qué ganas de reunir la gallada del barrio
danzar en remolino
de astros y planetas
y en el centro del sol sonoro
la maestra que gobierna
el canto
y la danza
y los días
y el mundo
y el cielo y las mañanas.

* * *

Qué ganas de hacer música.
De trabajar mi dardo punto a punto
poro a poro
de edificar en azul y lejanías
el domo para su vuelo
y tender mi arco
tensionarlo a punto de cantata
extremar cada extremo
y en la tela del tiempo dilatado
disparar esta rosa trepidante
como un amoroso proyectil
hacia el fin
hacia el nunca
hacia dios
hacia el fondo de mis propios zapatos
hacia el primer día
hacia la primera mañana cantada a imagen
y semejanza
de mis notas
de mis escamas
de mi piel en vivo.

Qué ganas de hacer esto que estoy haciendo.
De reunir en torno mío
a Fray Luis
puesto el atento oído
al son dulce acordado
del plectro sabiamente meneado,
a Juan Sebastián
y su fuga en tono golondrina molto cantabile
a León el amigo le Gris
el de mi juventud del tiempo perdido
dura lasca de corindón,
vislumbre oscura,
a este nuevo amigo
Stefan de Dublín
conocido en el barrio como James el jesuita
muchacho raro éste
incomprendido,
presentarles a mi padre destilando
en la tarde de su viejo tocadiscos
el Concierto en Re
el Triple Concierto
o el múltiple concierto de sus amores y regaños
de sus anhelos de limones maduros
de balcones maduros
de gaviotas maduras,
reunirlos a todos
sentarlos a mi lado
y decirles
qué ha habido
cómo les va
juguemos a las tres de la tarde en el barrio
a la primera novia
a la primera excursión al viento de los eucaliptos
de la laguna de Pedro Palo
a mi primer cuaderno
al primer cigarrillo
a mi primer pecado
con sabor a pecado
a mi primera comunión con la hija del dueño del granero
en la penumbra atosigada de nuestra adolescencia.

Qué ganas de buscar
con la lupa sorda de luis
la mariposa exacta
el trébol exacto
la curvatura exacta de la frase
de los violonchelos
qué ganas del martillo
de juan wolgango y su hermanito thomas
abriendo nuez tras nuez
concha tras concha
para atrapar la madreperla
examinando a la luz de las velas
el rostro azul de Margarita
la risa verde de Reineke
o el rumor de los pulmones de Joachim
o la estruendosa carcajada con que madame Chauchat
golpeaba las puertas del corazón enfermo
de mi primo Hans Castorp
qué ganas
de los ojos abiertos del herrero
de Berlín y de Dresden
viendo volar desde sus manos
la paloma giratoria
de una forma barroca
hasta posarse en la cornisa
más alta del sueño del picapedrero
que deliró la sonata enamorada de Praha.

Qué ganas de compartir
esta música con el mundo entero
de entendernos todos en la misma moneda
de sentarnos como alumnos del mismo curso
frente a dios y su trío
plácido josé luciano
y llorar todos juntos al unísono
cuando lucían las estrellas
cuando rodaba furtiva nuestra misma lágrima
cuando la aurora se vestía de blanco
cuando el caminito que el tiempo ha borrado
cuando maría maría maría
no hay otro sonido más bello sobre la tierra
más bello maría
maría
maría
qué ganas de repartir la música
por toda la tierra
a todo el universo
the most beautiful sound in the world
maría.

* * *

Que ganas de hacer música.
Tomaré mis estrellas
reuniré mis luceros
me armaré de mis brotes y mis tréboles
me equiparé de brisa y eucaliptos
una vez más pondré en mi bolso
laureles olorosos
pinos de cristal
albahacas cantarinas
geranios maternales
gladiolos religiosos
los mezclaré con espinas de concha de la playa
con tiernos tiburones de nostalgia
con la voz de mi madre
el regaño del profesor de literatura
la foto donde mi abuelo
me levanta en el cielo del patio
bajo el duraznero de los querubines
y luego
con mi morral de tardes a la espalda
iniciaré el desfile
amigos amigos
les invitaré a todos
cambiemos de tono
les daré la nota
del cantar sabroso no aprendido
cantemos
amigos
subamos al Elíseo
y ya nunca más
cerremos los oídos
a la canción que nos canta
el corazón.

Qué ganas de hacer música
qué ganas de cantar.


(De mi poemario Ciclo Cantatas, Quito, hace muchos crepúsculos)


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