Rectifico mis palabras sobre Maduro

Nada me complace más que rectificarme cuando me he dejado llevar por la vehemencia de las palabras, como fue el caso de mi anterior nota acerca de las próximas elecciones en Venezuela, en lo que tiene que ver con las actuaciones del presidente Nicolás Maduro.

Y qué mejor para hacerlo que la voz autorizada del escritor y periodista español Ignacio Ramonet en entrevista para VTV que me transcribió, "sin comentarios", un querido compañero ecuatoriano, y que copio aquí en la misma forma.

«Maduro ha adquirido un nivel de liderazgo que la oposición ni se imaginaba
El periodista español, Ignacio Ramonet Míguez, se sumó a la tesis de que en Venezuela se preparaba un golpe de Estado con la llamada guerra económica, denunciada por el Gobierno nacional. En entrevista para VTV elogió la reacción del presidente Nicolás Maduro ante la misma, pues consideró que hizo una buena lectura de la situación.
Con respecto a la situación económica, la comparó con el ambiente vivido en Chile previo al golpe contra Salvador Allende. “No se puede ser ingenuo, no es normal que de repente en un país organizado como Venezuela, con un gobierno que lleva ya 14 años en el poder, que ha desarrollado una serie de experiencias en materia de administración de la sociedad, todo parezca que se derrumba”, expresó el periodista y escritor.
“De repente hay apagones de luz, cortes de agua, empiezan a faltar una serie de productos de primera necesidad, se crea un especie de angustia popular ante la desaparición de tantas materias necesarias”, describió el escritor. “Esto se parece mucho al golpe de Estado de manual, del manual de la CIA que se llevó a cabo en muchos países”, afirmó.
En opinión de Ramonet, la intención detrás de los incrementos de precios de todos los productos y otros problemas era generar una “atmósfera” propicia para un golpe. “Creo que el presidente Maduro ha hecho una lectura muy inteligente de lo que estaba pasando y ha tomado iniciativas que están empezando a dar resultado”, dijo el periodista español.
“El presidente ha pasado a adquirir un nivel de liderazgo que la oposición ni se lo imaginaba”, aseveró.
“Maduro es un hombre de diálogo y empezó su mandato con una voluntad de diálogo y de negociación. Es un hombre que viene de la negociación sindical, viene de la diplomacia y por consiguiente está acostumbrado a discutir, conversar y dialogar. Creo que la oposición lo subestimó”, argumentó Ramonet.
“Esta cuestión de precios es algo que la ciudadanía lo acepta como una operación de higiene económica, había que limpiar esto porque no era normal”, dijo con respecto a las acciones tomadas por el Gobierno en materia de intervención del comercio.

Igualmente apoyó la aplicación de márgenes de ganancia limitados y citó como ejemplo el hecho de los limites establecidos en otros países. “Maduro ha demostrado que una parte de la inflación era totalmente artificial, que era creada por un aumento delirante de precios que era injustificada”, explicó Ramonet.»

Me parecen muy claras las palabras de Ramonet sobre las últimas medidas tomadas por Maduro para frenar la evidente guerra económica conspiradora desatada por la oposición.
En cuanto al conjunto del proceso latinoamericano, mis interrogantes, que no son expresiones de oposición sino inquietudes de fondo expresadas desde la misma orilla revolucionaria, siguen ahí, vivos.
Por lo pronto, esperemos las elecciones.

Alfonso Monsalve Ramírez
alfonso-monsalver@hotmail.com
Blog "Tardes con Alfonso" (www.tardesconalfonso.blogspot.com)

Nuevo sobresalto electoral en Venezuela

Faltan menos de dos semanas para las elecciones venezolanas y los latinoamericanos que pusieron en la Revolución Bolivariana todas sus esperanzas de un cambio radical en el estado de cosas de la región, contienen la respiración a la espera de lo que pueda suceder, sin atreverse siquiera a parpadear para expresar sus recónditos temores: ¿Bastarán las medidas de policía tomadas por Maduro al borde del abismo contra la guerra económica desatada por las clases económicamente dominantes venezolanas, bastarán esas patadas de ahogado para recuperar al electorado que en abril se destapó contra el régimen chavista e insufló una poderosa dosis de oxígeno político a la oposición interna y externa?
Aún aferrándose a la esperanza de que el gobierno chavista (no queda ya otra señal clara para caracterizarlo) mantenga la angosta cornisa de votos necesaria, aunque frágil, para no caerse, ¿qué se espera que pueda seguir de ahí para adelante?
La pregunta planteada sigue vigente: ¿Hacia dónde va esa Revolución? ¿Es posible dar una respuesta precisa a este interrogante?
La situación es todavía más preocupante, pues si el rumbo que tome Venezuela atormenta tanto al resto de latinoamericanos, es porque lo sucedido allá en abril, lo que ha continuado sucediendo después y lo que puede suceder ahora, ya ha resquebrajado al conjunto del esperanzador proceso que se expandió ampliamente por el continente, y esas grietas se parecen mucho a las que abrieron en muros y estructuras algunos sacudones telúricos que, casi como anuncios de inesperados oráculos, se han producido en el vecindario continental: ¿se derrumbarán las edificaciones que aún quedan en pie?
Diferentes voces lo han expresado en diversas formas: se debilita el movimiento transformador que llegó a anunciarse como el socialismo del siglo XXI. La integración continental, el más anhelado y urgente objetivo, tambalea y naturalmente los poderes hegemónicos externos interesados en impedirla hacen lo suyo para echarla abajo.
La unidad tan esmerada aunque también tan delicadamente forjada en la UNASUR y CELAC está recibiendo golpes de inocultable contundencia, en Paraguay, en la Alianza del Pacífico, en Honduras.
La aparente igualdad de metas sociales ha ido revelando las divergencias reales. Ni Argentina, ni Brasil, ni Uruguay, ni la concertación chilena están pensando en ningún socialismo.
Y en los países que aún mantienen levantada la insignia socialista, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, no se quiere oír hablar de cambios estructurales verdaderos: no se habla ni se quiere hablar de transformaciones en la estructura de propiedad de los medios de producción y los líderes respectivos se persignan asustados a la sola mención de la lucha de clases. Antes bien, esos son temas estigmatizados por los medios de comunicación capitalistas como antiguallas ideológicas y los nuevos revolucionarios se han acogido mansamente a estos nuevos dogmas sociológicos sin explicar cómo se ha llegado a cierto grado de identificación con las bases del neoliberalismo que se rechaza en el discurso pero que no se toca en la práctica política, salvo retoques formales en su deslumbrante enchapado exterior.
En estas condiciones sigue enarbolada la pregunta: ¿Hacia dónde vamos?

Alfonso Monsalve Ramírez
alfonso-monsalver@hotmail.com
Blog Tardes con Alfonso (www.tardesconalfonso.blogspot.com)

Noviembre 27 de 2013


¿Partidarios del aborto? (II)

Variados, prudentes y sugestivos comentarios he recibido a raíz de mi nota “¿Partidarios del aborto?”, lo que me motiva a dedicarle al tema una segunda aproximación.
Lo primero que cabe anotar es que mis amigos se orientan, en términos generales, a expresar su posición frente al aborto. No era ese mi tema ni fue mi intención. Todo lo contrario, me niego a tomar una posición de Partidario/Opuesto frente a este delicado y complejo, complejísimo y gravísimo asunto. Y denuncio, en cambio, que ese impulso de aprobar o desaprobar, muy entendible (todos quisiéramos contribuir con nuestro grano de arena), es manipulado hábilmente –perversamente– por los medios mercantiles de comunicación. Su interés no es colaborar para encontrar soluciones adecuadas a la grave problemática social que los embarazos no deseados generan en todo el mundo. Su verdadero interés es sacar provecho económico y político. Económico, porque esa forma de plantear el tema –polarizándolo– les ayuda a ganar audiencia, aumentar las ventas de sus periódicos, programas radiales y televisivos, y en esa forma, atraer las pautas publicitarias que son su soporte fundamental. Y político, porque quien saldrá debilitado es “el poder”: el poder político, claro está, que es el que propone y toma medidas. Esos medios criticarán cualquier medida, sea la que sea, pues el poder que ellos defienden es otro, el poder económico. No les importa que esto no ayude ni un ápice a verdaderas soluciones.
Para ver nuestro tema en forma distinta, propongo un ejercicio: imaginemos que usted, generoso lector, es un padre o madre de familia. Su hija, que tiene entre 14 y 18 años, les llega con la noticia: está embarazada. ¿Qué se debe hacer? Inmediatamente puede crearse esta situación (imaginaria pero verosímil): usted tiene una posición totalmente contraria a la de su cónyuge. Uno de los dos dice que debe abortar, el otro se opondrá firmemente, abortar jamás, que tenga el hijo, que se case o lo que sea, pero aborto, ¡nunca! Y la niña, ¿qué dice? Nada: llora, llora y llora desconsoladamente. Ella no sabe qué hacer. Ella sólo sabe que ninguna de las soluciones que se proponen coinciden con los sueños y las ilusiones que se había hecho para su vida. ¿Qué hacer? ¿Quién debe imponer su voluntad a los otros?
Estamos de acuerdo en que no es fácil hallar una respuesta. Y al final, la decisión que se tome, no es la de dos de las tres personas, sino la de una de ellas. Alguna decisión hay que tomar…
Si a nivel individual, familiar, este dilema no puede solucionarse de manera simple, ¿qué decir cuando se trata de las 20 000 (veinte mil) niñas que hoy, en este día, están en la misma situación en todo el mundo? Y todavía más difícil: ¿qué debemos hacer si sabemos que de esas veinte mil niñas, casi nueve mil (8 767) están acudiendo hoy (365 en la próxima hora) a alguien que les va a practicar un aborto inseguro, es decir, sin condiciones mínimas de higiene, de conocimientos médicos, de responsabilidad?
¿Tomar una de estas dos decisiones: a), prohibir esos abortos; b), aprobarlos?
Queda a la vista el absurdo: ni una ni otra decisión es una solución. Entonces, ¿nos desentendemos del problema? ¿Simplemente cerramos los ojos para no ver a las 192 de esas niñas que morirá hoy, ocho en la próxima hora?
Seguramente una primera decisión para impedir estas muertes es la de ofrecerle a estas niñas la posibilidad de acudir a un aborto en condiciones sanitarias y médicas más seguras. Es una decisión de urgencia porque lo primero es eso, impedir que esas niñas mueran. Pero no es la solución al problema general. Que quede claro: el aborto legalizado no es la solución que todos quisiéramos para los embarazos no deseados. Es más bien una medida de emergencia para evitar la muerte de miles de mujeres, niñas y adultas, que sólo pueden acudir a esos otros abortos inseguros.
La solución, mejor, las soluciones, tenemos que seguir buscándolas, y entonces aparecerá en cada lugar, en cada caso, en cada país, en cada grupo social, una cantidad de obstáculos de toda clase: vean, lean, mediten el informe de la ONU sobre el asunto. Nos entenderemos un poco mejor: no es nada fácil el asunto.
Como uno de los condicionantes, uno solo –existen muchos más– está la segmentación social. Al respecto, y para poner fin a estas notas, reproduzco algo que escribí en mi reciente trabajo “¿Hasta dónde? Definiendo el rumbo del socialismo del siglo XXI” (publicado en este blog):
«Las condiciones materiales y sociales en que la mujer tiene que desempeñar las funciones de la maternidad condensan la división de la sociedad en clases antagónicas. Dependiendo de esas condiciones, la mujer de las clases dominantes tendrá todas las garantías y gozará de todos los cuidados para convertirse en madre cuando lo decida y como lo decida, y dispondrá de todos los recursos y aprobaciones para abortar cuando su embarazo sea involuntario o accidental.
No así la de las clases dominadas. Las condiciones de sus embarazos son radicalmente distintas, comenzando por la precariedad material y cultural, sin el acceso a una educación mínima y a facilidades de salubridad tanto para sus partos como para sus abortos. Son millones de mujeres jóvenes y pobres las que mueren en el mundo debido a esta situación. Esta es una de las causas sociales derivadas de la liberación femenina que ha tomado más fuerza y que a la vez encuentra mayor oposición de los sectores dominantes, cuyas muchachas pueden esconder sus abortos en largos e imaginarios “viajes al exterior” y otros ceremoniales de ocultación».

Alfonso Monsalve Ramírez
alfonso-monsalver@hotmail.com
Blog “Tardes con Alfonso” (www.tardesconalfonso.blogspot.com)


¿Partidarios del aborto?

Nadie es partidario del aborto. Esto ya lo han dicho diferentes comentaristas. Sin embargo, el debate sigue planteado así:  ¿Estás por el aborto o contra el aborto? Y el dilema se radicaliza dramáticamente: ¿Estás por la vida o contra la vida? Pues inmediatamente después de estigmatizarte –eres partidario del aborto– te satanizan: estás contra la vida. Y viceversa: si estás contra el aborto, eres defensor de la vida. ¿Son disyuntivas tan simples las que enfrenta la sociedad humana en la actualidad?
Desde luego, es la presentación engañosa de una problemática mucho más compleja que padecen millones de mujeres en el mundo, embarazadas contra su voluntad, no sólo por violación, pues esta condición definitoria exclusiva forma parte de la trampa, sino por muchas otras circunstancias. Embarazos forzados, accidentales o involuntarios que la mujer tendría todo el derecho de interrumpir, si no fuera porque se lo impide la más oscura maraña de tabúes, supersticiones, creencias, incomprensiones e imposiciones de quienes deciden desde fuera del problema.
Nadie es partidario del aborto como nadie está en contra de la vida. El problema no es tan simple.
A pesar de que su tema no es directamente el aborto y de que se refiere sólo a los embarazos de niñas menores de 18 años, lo cual deja por fuera cantidades inimaginables de otras situaciones de aborto de millones de mujeres en todo el mundo, un valioso documento divulgado recientemente por Naciones Unidas y titulado “Maternidad en la niñez” (Estado de la población mundial 2013), ofrece un panorama muy completo del asunto y con cifras suficientemente impactantes. Veamos algunas, no sin antes recomendar la atenta lectura y estudio de este documento[1] a todos aquellos que estén verdaderamente interesados en comprender la situación:

• 20.000 niñas dan a luz todos los días
• 70.000 muertes en adolescentes todos los años por complicaciones del embarazo y del parto
• 3,2 millones de abortos inseguros entre adolescentes cada año

Dos millones de los 7,3 millones de partos de adolescentes menores de 18 años que ocurren cada año en los países en desarrollo son partos de niñas menores de 15 años.
Alrededor de 70.000 adolescentes en países en desarrollo mueren por año por causas relacionadas con el embarazo y el parto. El embarazo y el parto son unas de las principales causas de muerte de adolescentes mayores en países en desarrollo. Las adolescentes que quedan embarazadas tienden a ser de hogares de ingresos más bajos y a tener una nutrición deficiente.

El efecto del embarazo en una niña casada de 14 años en una zona rural, por ejemplo, es muy diferente de la de una niña soltera de 18 años que vive en la ciudad o tiene acceso a apoyo familiar y recursos financieros.
Cuando una niña queda embarazada o tiene un hijo, su salud, educación, potencial de obtener ingresos y todo su futuro pueden estar en peligro, y puede quedar atrapada en una vida sumida en la pobreza, la exclusión y la impotencia.

Los abortos en condiciones de riesgo representan casi la mitad del total de abortos (Sedgh et al., 2012; Shah y Ahman, 2012). De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, un aborto inseguro o en condiciones de riesgo “es un procedimiento para finalizar un embarazo no deseado realizado por personas que carecen de la capacidad necesaria o realizado en un entorno donde se carece de un estándar médico mínimo, o ambos” (Organización Mundial de la Salud, 2012c). Casi todos los abortos en condiciones de riesgo (el 98 por ciento) se realizan en países en desarrollo, donde el aborto suele ser ilegal. Incluso donde el aborto es legal, a las adolescentes les puede resultar difícil acceder a los servicios.
Los datos sobre los abortos, seguros o en condiciones de riesgo, en niñas entre 10 y 14 años en países en desarrollo son escasos, pero se realizaron cálculos aproximados para el grupo con edades de 15 a 19 años, donde se registran alrededor de 3,2 millones por año de abortos en condiciones de riesgo en países en desarrollo.

Completemos con cifras relativas a Ecuador ofrecidas por dos comentaristas, Omar Ospina, en el diario Hoy (10-11-2013), y Gabriela Alemán, en su página en Facebook (http://gkillcity.com/index.php/el-mirador/1691-el-techo-de-cristal): “Solo en 2010 se recibieron 3 684 denuncias de violencia contra niñas menores de 14 años, cifra más que escalofriante” (Ospina); En el país, 3.684 niñas entre 12 y 14 años fueron víctimas de violencia sexual en el año 2010 (INEC 2012), eso representa 10 violaciones diarias. 125.000 mujeres abortan al año en el Ecuador según datos de la OMS, una cada cuatro minutos. En el país hay 3´804.976 mujeres en edad fértil (INEC 2012), si 1 de cada 4 mujeres ha sufrido violencia sexual quiere decir que 951.244 ha pasado por esta experiencia. Se estima que entre el 16 al 30% de las mujeres pueden quedar embarazadas luego de una violación. (Estudio realizado por el Congreso Americano de Obstetras y Ginecólogos CAOG en 2012). El embarazo de niñas entre 10 y 14 años aumentó en los últimos 10 años en un 78% (INEC 2012)” (Alemán. Subrayado original).
Números escuetos y fragmentarios que traigo aquí sin acompañarlos con la diversidad de factores de toda índole que detalla el documento de NN.UU. y que inciden poderosamente en esta problemática: ignorancia, tabúes, creencias religiosas (no de una religión sino de muchas), culturales e ideológicas, circunstancias geográficas, históricas, científicas (médicas, técnicas), políticas, económicas, climáticas, sanitarias, y en fin, un conjunto tan vasto que ni siquiera el autorizado equipo de especialistas que llevaron a cabo este estudio se aventuran a resolver con una fórmula, ni siquiera con un conjunto de fórmulas fáciles, sino que insisten en recomendar más investigaciones, más estudios, más análisis del complejísimo asunto.
¿Y nosotros nos atrevemos a reducirlo todo a dos posiciones: partidarios o enemigos del aborto? ¿Por qué?
Una explicación, no la única, es la polarización impuesta por quienes manipulan a su antojo y conveniencia la opinión de los ciudadanos. Por los medios de comunicación capitalistas que nos han tendido esta trampa y nos tienen atrapados en ésta y en otras polarizaciones por el estilo: terroristas o anti terroristas, defensores de la libertad de expresión o enemigos de ella, penalizar o legalizar las drogas, ecologistas o depredadores, ambientalistas o extractivistas, y varios etcéteras más.
Es uno de los recursos más perversos de que se valen estos medios para atrapar audiencias, lectores, radioyentes, televidentes. Encasillarnos en posiciones extremas y ponernos a discutir si estamos a favor o en contra, sí o no, de uno de los dos polos de dicotomías tan simplistas como engañosas. Y caemos una y otra vez en la trampa, enfrentados entre nosotros mismos cuando la realidad es que todos estamos objetivamente en favor de las mismas causas, enfrentamos los mismos problemas para los que seguramente no puede haber una sola solución sino muchas soluciones parciales, provisionales, temporales que nos lleven a la superación o por lo menos al control del problema en cuestión. Pero nos enredan en la forma de presentárnoslas para dividirnos y confrontarnos porque la vieja máxima dictatorial sigue siendo efectiva: divide y reinarás.
Polariza y confundirás. Pero venderás más periódicos, revistas, espacios publicitarios, a la vez que aparecerás como adalid de la amplitud de criterio, de la objetividad, de la imparcialidad, del debate abierto, libre, sin discriminaciones.
Falsedades sobre falsedades. El verdadero debate serio y profundo que generalmente exigen estos y otros temas cuando alcanzan el nivel de graves dolencias sociales, no puede darse con rigor y responsabilidad en esas páginas y en esos espacios limitadísimos porque en ellos cada centímetro y cada minuto tienen precio: su negocio es ése. Su negocio económico pues el negocio político es confundir, caotizar, hacer ingobernable la situación. Pero este ya es un tema distinto que merece análisis aparte.
Por lo pronto, no caigamos en el juego sucio de las polarizaciones simplistas: sí y no, blanco y negro, amigo o enemigo, conmigo o contra mí.
La realidad no está en los extremos. Acercarnos al centro nos aproximará más a reconocerla lo suficiente como para hablar de soluciones posibles.

Alfonso Monsalve Ramírez
Blog Tardes con Alfonso (www.tardesconalfonso.blogspot.com)
amonsalve.ramirez33@gmail.com




[1] Puede obtenerse en formato PDF en:
http://www.unfpa.org/webdav/site/global/shared/swp2013/SP-SWOP2013.pdf