Por Alfonso Monsalve Ramírez
Publicado en el El Telégrafo, 26 de junio, 2015
Finalmente el primer ministro griego Alexis Tsipras ha
tenido que hacer dolorosas concesiones, cuando faltaban pocos días -¡horas!-
para el vencimiento del plazo, 30 de junio, que tiene Syriza, el partido de
izquierda radical que gobierna a Grecia, para pagar 1 500 millones de euros al
Fondo Monetario Internacional (FMI) bajo la amenaza-chantaje de congelarle un
paquete de préstamo por 7 200 millones de euros que el país necesita y espera
angustiosamente.
Grecia nos parece un país lejano y mitológico, aunque está
más cerca de nosotros de lo que pensamos, con diferencias y semejanzas.
Es un país de alto desarrollo, de cuya cultura clásica
heredamos en Occidente gran parte de nuestra cultura. Duramente castigado por la actual crisis económica mundial, los
gobiernos anteriores de todas las tendencias lo endeudaron irresponsablemente
con “las instituciones”, el FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión
Europea (CE), expresiones del capital financiero que domina la economía
mundial. El dato que mejor define su situación son los tres millones de
desempleados (28% en 2014, con 60% de paro juvenil) en una población de once
millones de habitantes.
Es en este entorno donde Syriza se fortalece y por último
gana las elecciones de enero de este año, y esta es la principal coincidencia
con nuestros países latinoamericanos donde han llegado al gobierno por vía
electoral movimientos progresistas de cierta orientación de izquierda. Allá y
aquí comienza el empinado intento de realizar transformaciones, si no
radicalmente revolucionarias, sí suficientemente avanzadas como para levantar y
enardecer una oposición retardataria, decidida a impedir por todos los medios cualquier
cambio.
De ahí se desprende otra identidad: arrinconada por la
dinámica de los hechos, esta derecha reaccionaria encuentra en los medios de
comunicación capitalistas su más sólida plataforma y desde allí libra una
verdadera guerra contra los gobiernos progresistas.
Otra semejanza: allá como aquí se busca un modelo económico
que concrete las transformaciones, alejándose a la vez de las experiencias
socialistas fracasadas que todos conocemos.
Y algo que poco se sabe: Syriza estudia y explora los
procesos latinoamericanos, principalmente los de Bolivia, el Chile de Allende, Ecuador,
y reconoce los aportes de estos movimientos (Stathis Kouvelakis, entrevista “Tomar el poder sin dejarse tomar por él”,
Internet).
Una diferencia impuesta por las condiciones objetivas:
Grecia tiene que dialogar forzosamente con “las instituciones” del modelo
basado en el euro, mientras que en Latinoamérica el método del diálogo apenas
comienza a intentarse, con grandes dificultades atravesadas por la reacción.
Recientemente, los líderes griegos emitieron un comunicado
dirigido a la opinión internacional en el que, entre otras cosas, reclaman la
solidaridad de las fuerzas progresistas de todo el mundo. Este debe ser el
momento para expresar con toda la energía posible nuestra inaplazable
solidaridad.
alfonsomonsalve.personal@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario