La empresa de los trabajadores

La empresa de los trabajadores es la empresa de propiedad de todos los trabajadores que trabajan en ella. Esta forma de propiedad define al nuevo modelo de empresa productiva y es su primera condición básica, esencial.
¿Es el modelo que va a sustituir a la empresa privada capitalista? Aún no. Quizás en un siglo, tal vez en dos… A la vez, ya la está sustituyendo: ya existe, son numerosas las empresas de los trabajadores existentes hoy, aunque todavía aparecen como lunares dispersos en el mapamundi de la economía global.
Entonces, ¿es o no es? ¿Transforma al capitalismo o no lo trasforma? Todas las preguntas acerca de la EPTT (Empresa de Propiedad de los Trabajadores) tienen por ahora la misma respuesta: sí y no.
En medio de una atronadora vocinglería universal, el mundo entero clama por cambios de fondo, económicos y civilizatorios. Se escuchan voces muy diversas: de políticos, economistas académicos, sociólogos tradicionales, analistas expertos, voceros autorizados, de todos los que se expresan en los grandes y pequeños medios, capitalistas o alternativos. Las que no se oyen son las voces de los trabajadores. Y las de sus eternos dirigentes manifiestan opiniones y posiciones que apenas difieren, en el tono pero no en el fondo, del contexto tradicional: retoques y reformas al modelo capitalista (de preferencia a su sistema monetario) pero de ningún modo su transformación radical, estructural.
Las propuestas más atrevidas y estruendosas resultan ser por el estilo de las del señor Piketti, que (sin demeritar su colosal trabajo estadístico) descubren el agua tibia de que la concentración de la riqueza es inherente al capitalismo: lo cual fue dicho ya por los primeros economistas de la modernidad, los clásicos. O proclaman medidas tan originales como la imposición de tributos al capital. Parecieran ignorar que la habilidad más preciada del empresario capitalista ha sido y será siempre la de evadir impuestos, escondiendo o disfrazando ganancias para ponerlas a buen recaudo. En los paraísos fiscales, por ejemplo. O la de la renta universal que no pasa de ser la apoteosis de la caridad cristiana.
En medio de tanta confusión y de tanto ruido, la auténtica voz de los trabajadores parece haber enmudecido. Ellos están muy ocupados trabajando en silencio, mientras rumian un recóndito anhelo: ¿Cuándo trabajaré para mí mismo?
Lo que sucede es que esa voz se expresa a su manera, al estilo propio de los trabajadores: en la práctica. La praxis –palabra tan grata a todos los teóricos– nos está señalando hacia dónde se dirigen las búsquedas reales de los trabajadores reales.
La empresa de los trabajadores está germinando en la práctica y bajo diversas formas en muchas partes del mundo, como se vio en anterior nota. Se requiere escarbar más allá del aparente caos, no solo para atisbar los rasgos del nuevo modelo productivo, sino principalmente para detectar los vacíos que aún falta llenar para que alcance la fuerza capaz de renovar desde sus cimientos todo el sistema.

Alfonso Monsalve Ramírez 
alfonsomonsalve.personal@gmail.com
Blog Tardes con Alfonso, www.tardesconalfonso.blogspot.com

Publicada en El Telégrafo de Quito, el 4 de abril de 2015

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