Otro nuevo Marx

Por Alfonso Monsalve Ramírez
Mayo 22 de 2014

La revista colombiana Semana publicó, en las páginas culturales de su edición del 17 de mayo pasado, una nota titulada La revolución del debate económico, en la que reseñaba el libro “El capital en el siglo XXI”, del autor francés Thomas Piketty, presentándolo como “el libro de moda en materia económica” y “la sensación entre los economistas de la Élite intelectual de Europa y Estados Unidos” (Élite, así, con reverente E mayúscula), “el Marx moderno” (cada tanto tiempo estos medios, esta vez The Economist, coronan un nuevo Marx) y anticipando que “Lo han comentado premios nobel como Paul Krugman y Joseph Stiglitz”.
Sin conocer ni al libro ni al autor, cualquier juicio es inapropiado. Pero uno puede olfatear los ingredientes de este plato y reconocer algunos que pueden darle una buena consistencia alimentaria, así como otros que son condimentos suficientemente identificables como para temer que el resultado no sea tan apetitoso como promete el ostentoso menú.
Sólo me interesa tratar aquí* un anuncio: “…Piketty está aportando al debate económico un profundo análisis de más de 20 países durante tres siglos. Tras millones de datos y estadísticas, llega a la conclusión de que el crecimiento de la desigualdad es inherente al capitalismo”, (el subrayado es mío).
Esto es lo que quiero glosar, y un par de anotaciones más: “Piketty, quien se opone a cualquier postulado marxista, sugiere que el control no puede venir del propio mercado (¿sugiere que el control por el mercado es idea de Marx?, pregunto yo). Para disminuir la desigualdad, recomienda subir impuestos a los grandes patrimonios. Su propuesta es uno de los puntos de mayor controversia de su libro. Algunos la consideran la parte más floja de su argumentación, y otros afirman que es tremendamente difícil de concretar.”
Y:  “Ante las críticas de quienes lo ven como el Marx moderno, señala que no ha leído la obra completa del filósofo alemán (caso típico de oscurantismo ilustrado, anoto). El solo quiere enviar un mensaje de que si no se hace nada, la desigualdad supondrá un peligro muy grave para las democracias”.
En cuanto a lo primero, su genial descubrimiento de que “el crecimiento de la desigualdad es inherente al capitalismo”, me permito señalar que ese hallazgo es el eje de mi libro Trabajadores Empresarios (Ediciones Aurora, Bogotá, 1912), y que yo lo hice hacia mediados de la década 70-80 del siglo pasado, en uno de esos grupos de estudio que realizábamos entonces y donde seguramente leímos algunas páginas más de Marx que su moderno doble francés, y aquella vez con la guía de nuestro inolvidable compañero Nicolás Buenaventura, que hoy ya descansa sonriendo, con su sempiterno humor, de tantas genialidades.
Mi libro comienza con estas palabras:
El problema más acuciante de la economía mundial en la actualidad, primera década del siglo XXI, es la concentración sin precedentes, en manos de una minoría absoluta de empresarios y de inversionistas financieros, de la riqueza producida socialmente. Esto es más inaceptable en un mundo que genera cada vez más riqueza. La concentración de la riqueza es inherente al capitalismo, como lo veremos en el desarrollo de este análisis.” (Introducción. Concentración de la riqueza, problema central del capitalismo actual, pág.13).
Que no es siplemente una expresión enfática, sino el resultado de muchos años de observaciones, lecturas y reflexiones, lo comprueba el apartado Consumo de subsistencia y consumo productivo (págs. 52 a 58), donde en realidad trato de explicar en términos comprensibles al lector medio lo que en la literatura marxista se denomina reproducción ampliada del capital y del cual ofrezco a continuación algunas citas que sintetizan mi exposición (los subrayados son originales del libro, no de hoy):

«Consumo de subsistencia y consumo productivo
Como hemos visto, tanto el trabajador como el capitalista utilizan la parte que reciben en la distribución del plus producto en consumo de subsistencia, o sea, en todo aquello que tanto el uno como el otro requieren para la producción y reproducción de sus existencias, no solo como individuos sino como clases sociales.
El consumo de subsistencia está conformado por: alimento, abrigo (ropa, techo), salud, educación. Como tal, este consumo agota el ciclo productivo. Lo consume, es decir, lo destruye. Los productos de consumo finalizan su vida una vez son consumidos.
Pero hay otro consumo perfectamente definido por la ciencia económica, el consumo productivo
Es el consumo de bienes de producción (que se capitalizan durante el ciclo productivo, preciso hoy, AMR): tierra, semillas, abonos y otros insumos (en la producción agropecuaria); materias primas, maquinarias y equipos de producción, tecnología, servicios, papelería y demás insumos de oficina, terrenos e instalaciones (en la producción industrial).
(…) La tela que adquiere el fabricante para confeccionar prendas de vestir, es consumo de tela, pero esta tela no desaparece en este consumo, sino que continúa su vida como insumo de las prendas fabricadas. Es consumo e insumo al mismo tiempo, y es el que determina el crecimiento de la empresa… También es consumo productivo la ampliación de las actividades productivas…
(…) Toda la inversión que el capitalista realiza en estos rubros tiene por fin no solamente hacer posible la producción, asegurar la continuidad productiva, sino además lograr el crecimiento de la empresa.
Este crecimiento es obligación de toda empresa productiva.
(…) Como es claro, es un tipo de consumo al cual tiene acceso solamente el capitalista. El trabajador no tiene ninguna participación en este consumo productivo. Él accede exclusivamente al consumo de subsistencia.
(…) El trabajador no recibe nada de esta participación. No tiene ningún derecho sobre este consumo. Él tiene que limitarse, una vez más, al consumo de subsistencia.
Este es el mecanismo intrínseco de la concentración de la riqueza en la forma de producción capitalista, puesto que el único que participa en este consumo productivo es el capitalista, el capital, mientras que el trabajador no tiene la oportunidad de participar en ese consumo y, por tanto, tampoco participa en la nueva riqueza producida. No participa del crecimiento económico.
(…) Este mecanismo no sólo explica la desproporción entre la participación del capitalista y la del trabajador en la distribución de la riqueza producida por el sistema capitalista.
Explica algo más de fondo: el por qué el capitalismo concentra la riqueza inevitablemente. Porque esa concentración se produce como resultado y en el interior del mecanismo productivo mismo, es uno de los piñones fundamentales, si no el principal de todos, del engranaje interno de la empresa capitalista. Por eso se afirma que la concentración de la riqueza es inherente al capitalismo.
Es en el interior del ciclo productivo donde se oculta este engranaje concentrador. Por eso nada valen todas las medidas coercitivas, fiscales, las leyes, los regímenes tributarios más avanzados, para frenar este proceso concentrador de la riqueza en manos de unos pocos capitalistas…».
Quisiera limitarme a estas observaciones y citas, anotando que, para mi asombro, no es solamente el señor Piketty sino varios y tal vez muchos economistas de todas las tallas los que no han visto o se niegan a ver y a comprender lo que significa calificar de inherente a este mecanismo concentrador de la riqueza de la economía capitalista.
Pero debo incluir todavía dos puntualizaciones más. En primer lugar, que el propio Marx señala esa condición inherente, es decir, intrínseca, implícita y por tanto sistémica, de la concentración capitalista de la riqueza, aunque, me parece a mí y tengo que decirlo, él mismo no parece otorgarle esa condición de variable fundamental del modo de producción capitalista, lo que abona a favor del descubridor francés Piketty. En el marxismo ortodoxo se ha dado hasta hoy más trascendencia al proceso de creación y apropiación de plusvalía (explotación) que al de cocentración de la riqueza (dos aspectos de una misma realidad productiva), y esto también está dicho en mi libro. Veamos estas palabras de Marx (Tomo II de El Capital, crítica de la economía política, capítulo II, Sección II, Acumulación y reproducción ampliada, págs. 72 a 74 en la tercera edición del Fondo de Cultura Económica, cuarta reimpresión, 2010):
“…el atesoramiento aparece aquí como un factor que va implícito en el proceso capitalista de acumulación, como un factor inherente a él (…) la acumulación o producción en escala ampliada, que, como medio para una producción más extensa de plusvalía y, por tanto, para el enriquecimiento del capitalista, aparece como la finalidad personal de éste y va implícitamente en la tendencia general de la producción capitalista, se convierte, al desarrollarse –como hemos demostrado en el Libro I–, en una necesidad para todo capitalista individual. El acrecentamiento constante de su capital pasa a ser condición para que este capital siga existiendo” (los subrayados son míos).
Hasta aquí lo relativo al genial descubrimiento de este “Marx moderno”. Sólo voy a agregar, y con esto termino mis glosas, un breve comentario sobre la también genial receta para contrarrestar esta voracidad concentradora de la riqueza del capitalismo, la de gravar con impuestos progresivos y por esta vía redistribuir la riqueza que el capitalismo ha llegado a producir en cantidades nunca antes vistas, lo cual subraya su inobjetable eficiencia productiva, pero también tan escandalosamente concentrada en unas pocas personas, que devela su aspecto negativo, su también inocultable –¡inherente!– incapacidad de justicia social.
Esa receta, en todas sus modalidades, fiscales, impositivas, redistributivas, etc., ha fracasado rotundamente donde quiera se la ha aplicado, incluyendo claro está a los regímenes social demócratas y al tan ponderado modelo del Estado del Bienestar: incluyendo el estruendoso y doloroso derrumbe, bajo el embate de la actual crisis global, del socialismo español, con la caída de Rodríguez Zapatero y del PSOE que tantas ilusiones despertaron y tantos elogios merecieron de los más diversos analistas económicos de todas las corrientes.
Se mencionan como pruebas contrarias algunos países nórdicos donde ciertamente se han desarrollado sociedades donde se ha alcanzado una evidente equidad social (Suecia, Holanda, Noruega…). Pero, en primer lugar, con la presente crisis han comenzado a aparecer fisuras en esa tersa superficie, ya un tanto arrugada por índices tan preocupantes como el alto porcentaje de suicidios por ejemplo, y en segundo lugar, como excepciones que confirman la regla general de la concentración capitalista, pues hace falta un análisis de los mecanismos de atesoramiento del capitalismo financiero afincado en esas regiones, así como su localización dentro de las coordenadas de la economía capitalista “globalizada”. A pesar de lo cual siguen presentándonosla como la solución para reformar definitivamente el capitalismo y transformarlo en capitalismo social, capitalismo compartido y otros laureles del mismo tronco. Ya los veremos cómo se agostan, se secan y caen.
La severidad impositiva a quienes termina engordando es a los paraísos fiscales, con sus secuelas lógicas de especulación, parasitismo, entrabamiento productivo y por último, comportamientos mafiosos, demostrados suficientemente en las investigaciones adelantadas por las autoridades estadounidenses contra Lehmann Brothers, Goldman & Sachs y demás capos financieros.

* Un excelente artículo crítico escrito por el autorizado analista David Harvey y titulado Consideraciones sobre El Capital de Piketty, que a la vez puntualiza los aportes valiosos (extraordinaria documentación estadística, por ejemplo) del libro de Piketty, puede leerse en el boletín electrónico Sin Permiso de mayo 25/2014. Ver:
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=6964
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Para leer el texto completo de Semana, ir a la siguiente dirección:

http://www.semana.com/economia/articulo/un-economista-frances-propone-una-revolucion-del-debate-economico/387983-3


Voto por Clara López y Aída Avella

No sólo porque es el único voto decente, sino porque ellas por sí mismas constituyen una formidable fórmula de gobierno.
Porque representan legítimamente al pueblo colombiano pacifista, honrado y trabajador.
Porque sus propuestas, aunque no rebasan la plataforma doctrinaria de la social democracia más avanzada y su modelo del Estado del Bienestar, son las más ajustadas a las necesidades y anhelos del pueblo colombiano en este momento.
Porque sus hojas de vida son limpias y ejemplares.
Porque su honestidad, que está fuera de cualquier sospecha o duda, las destaca notoriamente en este denigrante panorama electoral.
Porque son mujeres y ya es hora de que Colombia se una a esta oleada de transformación que ellas están liderando ejemplarmente en nuestro continente lationamericano.
Porque su preparación, su estructura intelectual y sus experiencias están por muy por encima de las de otros candidatos que se consideran presidenciables simplemente por derecho de clase.
Porque sus vidas han transcurrido en las filas y en las luchas más heroicas de las corrientes políticas progresistas de Colombia.


Mayo 22 de 2014.

Oscurantismo ilustrado[1]

Estamos viviendo una nueva etapa cultural cuya característica central es el predominio de mucha información muy mal asimilada debido a la presión arrolladora de las nuevas tecnologías y de los medios de comunicación que se han convertido en el escenario real de la vida humana. A esta situación de la cultura humana, que se nos aparece como errática y sin la luz de una esperanza a la salida del actual túnel de confusiones, la he denominado oscurantismo cultural, que apunta al núcleo esencial de las conclusiones a donde llegué.

La situación es radicalmente paradójica: la realidad social se ha vuelto infinitamente más compleja, mientras que la cultura tiende a la simplificación. Desde luego, una cultura, y por ende, un lenguaje simplificados no son los instrumentos más adecuados para la comprensión de una realidad social de tan vasta complejidad.
Antes que simplificar la cultura, se requiere profundizarla. Sin embargo, la cultura de masas por definición no puede ser compleja y por tanto no puede ser profunda. No se puede pretender que todos los individuos o siquiera una gran parte de una sociedad sean filósofos ni científicos, pero ni siquiera que tengan la capacitación cultural de la envergadura que requiere la complejidad de la situación. Por el contrario, la cultura de masas es por excelencia superficial, incompleta, liviana, light.
Ahora bien, simultáneamente se da una gran profundización cultural: la ciencia, que cada día dispone de herramientas y métodos más eficaces y seguros, ha alcanzado las más altas cumbres de penetración, mediante el conocimiento, en la realidad del universo y de nuestro lugar dentro de él. La polarización inevitable se agudiza: de un lado, inmensas masas mayoritarias sumidas en la seudo cultura predominante –cultura de masas–, del otro, sectores crecientes en términos absolutos pero cada vez menores en términos relativos, es decir, crecientemente minoritarios, que tienen el privilegio de acceder a los portentosos tesoros que descubren y acumulan el conocimiento científico y la reflexión filosófica.
La filosofía, un saber que tiene por objeto la penetración más allá de las apariencias y de las realidades develadas por la ciencia, así como la síntesis de muchos otros saberes, ha llegado a un punto en que la inmensidad de descubrimientos e información acumulados por la humanidad permite hablar al mismo tiempo de confusión y de riqueza.
Confusión porque se dan, se entrecruzan y se contradicen miles de enfoques, puntos de vista y posiciones ante los fenómenos de la existencia y del conocimiento; riqueza, porque esa diversidad puede enriquecer a quien tenga la capacidad de enfrentarse a ella sin predisposiciones y con la mente totalmente abierta a toda hipótesis y a toda propuesta cognitiva, cultural. De cualquier forma, el prerrequisito hoy es precisamente la mayor capacidad y profundidad para el análisis y la síntesis, para el estudio y la reflexión, para la investigación tanto como para la deducción. Ninguna de estas cualidades caracterizan la línea media de la cultura de masas.
En conclusión, los grandes avances del conocimiento y de la ciencia son privilegio de una reducida minoría, mientras la cultura de masas, que es una seudo cultura, domina sobre la inmensa mayoría.
Se produce entonces una gran diversidad de interpretaciones de la realidad que no coinciden ni entre sí, ni con interpretaciones anteriores. La entropía cultural se incrementa progresivamente, el caos parece apropiarse de la realidad, las confusiones se multiplican conduciendo a la relativización de todos los conceptos, la confianza en el saber se destruye, del escepticismo inicial, nietzcheano, se pasa a una actitud en la que va predominando el desaliento intelectivo, el abandono y la negligencia, y finalmente se impone el derrotismo cultural: nada vale, los valores que la humanidad había venido construyendo durante todos los siglos de su existencia cultural caen en el descrédito y en el menosprecio.
Renacen, en cambio, y se extienden y proliferan, como una vegetación maligna e invasiva, todos los prejuicios más primitivos y atrasados que germinaron en el pensamiento humano en sus épocas originarias o en los momentos más precarios de esfuerzo cultural. Visiones elementales, creencias primitivas, mitos generados por la ignorancia y el prejuicio, y las doctrinas más retardatarias propiciadas por todos esos cauces erráticos retoman inusitada vigencia y fuerza demoledora, acrecentada por nuevas supersticiones y creencias.
Toda la cultura del pasado es descalificada indiscriminadamente, con el argumento de que no ha logrado ofrecer a la humanidad las respuestas que requiere para comprender y usufructuar el mundo en que vive. Lo que se quiere reclamar en realidad no es que no se hayan obtenido tales respuestas, sino que éstas no sean fáciles, rápidas, y lo que así termina imponiéndose es toda explicación superficial, y finalmente toda cultura simplificada y simplificadora.
Son dos las razones principales para que esto suceda así: la primera, que esa simplificación es necesaria para la masificación de la cultura; la segunda, que los intereses del poder se ven favorecidos con esta simplificación cultural, pues en esencia es un nuevo oscurantismo y por tanto el terreno más favorable para la dominación de grandes masas humanas. Hay una relación directa y proporcional entre nivel de ignorancia y docilidad social.
En estas condiciones, se da este nuevo tipo de oscurantismo paradójicamente nutrido por esos volúmenes de saber: un oscurantismo ilustrado. La explicación hay que encontrarla en el hecho de que la asimilación de tal cantidad de conocimientos no puede alcanzarse en la misma dimensión masiva. Como sucede con los alimentos materiales, su ingesta excesiva se convierte en su contrario, en indigestión. La humanidad está indigesta de conocimiento, de información. Los formidables avances de la ciencia, del conocimiento se han dado a  velocidad mucho mayor que la capacitación para digerirlos.
El rasgo cultural más general de la sociedad humana en el momento actual es el de una deficiente y deformada apropiación del saber. Es la asimilación a medias del conocimiento, con el resultado de una cultura hecha de medias verdades o de verdades a medias y, por último, de una mediocridad cultural generalizada: globalizada.
Es la cultura que se ha forjado en los medios masivos de comunicación: en la lectura del comentario de prensa, breve y liviano, light, en la crónica de la revista trivial, light, en el programa de radio o de televisión entretenido, superficial, light, en el spot publicitario necesariamente light, en la página web organizada de manera fácil, práctica, light, en el buscador de Internet que a consultas rápidas ofrece respuestas rápidas, light. No en los libros, no en las bibliotecas, no en los laboratorios ni en la academia, no en el estudio detenido y concienzudo, sino en las rápidas y pálidas pinceladas culturales con las que los medios masivos y la red electrónica construyen la cultura de hoy[2]. Y los medios masivos, recordémoslo una vez más, son un aparato mundial formado por una docena de grandes grupos financieros que dominan la comunicación y, por medio de ella, la cultura mundial.




[1] Tomado de mi libro Palabra (im)presa, Del libro a los medios, Colección Luna de Papel, Ensayo, de la Campaña Nacional Eugenio Espejo por el Libro y la Lectura, Quito, 2008
[2] “Un hecho catastrófico, el de la «muerte de la cultura» en general y la sustitución de ella por la producción y el consumo de eventos de diversión y entretenimiento, programados para una sociedad convertida en simple espectadora de su propio destino”. Bolívar Echeverría, Vuelta de siglo, Caracas,  2006.

Ucrania: Rusia, EE.UU., Unión Europea, ¿partida bélica a tres bandas?

Si algún conflicto internacional presenta dificultades de toda índole para interpretarlo, es el de Ucrania. La primera condición para lograr una aproximación clara a lo que allí –o en cualquier otra parte del mundo–  sucede, es descartar de plano la “información” que nos brindan los grandes medios impresos, televisivos, radiales y digitales voceros de las grandes corporaciones a las que pertenecen y cuyos intereses financieros defienden.
Es imprescindible buscar otras fuentes, independientes, alternativas, contestatarias. Entender la realidad siempre ha sido un ejercicio difícil, exigente, y no puede limitarse a una sola visión. Aquí están dos análisis provenientes del boletín electrónico PRESSENZA, vocero del Movimiento Humanista Siloísta. Son puntos de vista que podemos compartir en mayor o menor grado. Pero sin duda constituyen una valiosa contribución a la clarificación de esta situación que en este momento es el pivote sobre el que oscilan dos opciones extremas: guerra o paz.
Ucrania: dos miradas desde abajo y la izquierda
Oleg Yasinky
PRESSENZA
Mayo 7, 2014
Ahora, estas dos entrevistas realizadas hace un poco más de una semana se ven diferentes. Están alumbradas por el fuego infernal de la Casa de los Sindicatos de Odesa, donde en un operativo planificado y calculado unos seres humanos quemaron vivos a otros seres humanos y remataron a los sobrevivientes. Los miserables medios de comunicación oficialistas nos hablan de «responsabilidades compartidas». El gobierno ucraniano declara días de duelo, sin precisar si están incluidas las futuras victimas.
En lo político Maidan[1] no resultó ser más que una sangrienta reedición de la Revolución Naranja, que detrás de comparsas y carnavales de simbología rebelde esconde un vulgar enroque de elites oligárquicas. La revolución naranja fue limpia y fotogénica. La de Maidan tiene imagen de turbas de guerreros medievales y olor a carne quemada y a mierda.
Uno de los entrevistados, Volodymyr Chemeris, hace sólo un par de décadas fue uno de los más conocidos activistas estudiantiles a favor de la independencia de Ucrania de la URSS. Me acuerdo de la huelga de hambre de un grupo de estudiantes en la plaza central de Kiev, encabezada por él en 1990, con una serie de demandas políticas que tuvieron como consecuencia la declaración de la independencia del país un año después. A diferencia de varios otros disidentes y “defensores de los derechos humanos” soviéticos, él siguió luchando contra las mafias políticas que heredaron del Partido Comunista el poder en Ucrania. Su evolución política fue al revés: iniciando su vida social como derechista y anticomunista, ahora es una persona de izquierda y un lúcido critico del fascismo y el modelo neoliberal.
El otro, Andriy Manchuk, es mi amigo y compañero desde hace años, de una generación posterior a la de Volodymyr, tal vez la primera en la Unión Soviética que se salvó de aburridas y obligatorias clases de marxismo leninismo dictadas por profesores que ya no creían en nada. Por eso estos jóvenes tuvieron que descubrir caminos de izquierda por su propia cuenta y contra todas las corrientes de la época. Guiados por la estrella guevarista más que por los añejos manuales soviéticos, Andriy y sus compañeros, siempre críticos a los partidos comunistas instutucionales y sus funcionarios, fundaron primero el Movimiento de Juventud Che Guevara, que luego derivó a una pequeña organización de la izquierda independiente y autónoma ucraniana, hoy conocida como «Borotba» («Lucha» en ucraniano). Hace un poco menos de un año, organizando en la humilde oficina de «Borotba» en el centro de Kiev una exposicion de la pintora zapatista Beatríz Aurora y compartiendo con ellos experiencias y noticias de Latinoamérica, creo que ninguno de los presentes podíamos imaginar que sólo dentro de unos meses esta oficina y los cuadros zapatistas serían saqueados y destruidos por turbas neonazis y que los primeros mártires de nuestra generacion de la izquierda ucraniana serían nuestros hermanos y compañeros de «Borotba» en Odesa, quemados vivos y rematados por bestias humanas adiestradas y dirigidas por el poder.
Cuando escribo estas líneas, las tropas del gobierno ilegitimo de Kiev, en su infructuoso intento de combatir grupos armados ilegítimos del sureste del país, piden oficialmente apoyo de otros grupos armados ilegítimos del oeste, en su mayoría de ultraderecha.
Sabemos que en los próximos meses toda la máquina militar y toda la prensa oficial ucraniana caerán sobre los pequeños grupos de nuestros compañeros de izquierda. Acusados de «separatistas» o «prorrusos» por los medios dóciles al poder, ellos son mil veces más proucranianos que su gobierno, apurado en vender las ruinas del país al FMI por un precio que haría sonrojar a Mefistófeles. Necesitarán de nuestra solidaridad. Tal como los luchadores sociales de América Latina hace décadas necesitaron la solidaridad de los pueblos de la Unión Soviética, ahora la izquierda ucraniana, perseguida por el fascismo y las calumnias de la prensa local, necesitará de la solidaridad latinoamericana e internacional.
Aquí presentamos a los entrevistados y luego va la entrevista.

Andriy Machuk:
Sociologo ucraniano, periodista que cubrió conflictos en Chechenia, Osetia del Sur, Georgia, Kosovo, Iran, Kurdistan, Libano, Siria, Pridnestovie, Egipto, hizo reportajes para Ucrania y Rusia desde Sudafrica, Corea del Norte; China, Sur y Sureste asiatico, Cuba, Venezuela y Ecuador. Partició en la investigacion del fusilamiento de la manifestacion obrera en la ciudad petrolera Zhanaozen (Kazajstan) y el comercio de los desechos radioactivos desde la zona de Chernobyl.
Fundador del principal sitio web de la izquierda ucraniana Liva.com.ua y cofundador del proyecto de cultura urbana alternativa Ghetto.in.ua.
Autor de varios libros y publicaciones sobre temas sociales, culturales y de derechos humanos.
Uno de los fundadores y dirigentes del movimiento ucraniano de izquierda Unión “Borotba”.
Vive en Kiev.
Volodymyr Chemerys:
Activista social y defensor de derechos humanos. En los 80 dos veces fue expulsado de la universidad por “actividades antisoviéticas”. Fue uno de los mas activos luchadores por la independencia de Ucrania de la URSS. En los 90 fue presidente de la Unión de Estudiantes de Ucrania y diputado del parlamento. En 200… fue coordinador del movimiento de protesta “Ucrania sin Kuchma”. Uno de organizadores de campaña que exige reconocimiento de responsabilidad y pago de idemnización por parte de los EEUU a la familia de su amigo, periodista ucraniano Taras Protsiuk asesinado por disparo de un tanque norteamericano durante la invasión a Irak. Conocido adversario y crítico del duopolio que gobernó Ucrania los últimos 20 años. Activista de la iniciativa ucraniana “Por protesta no violenta”.
Fundador y presidente de la organización de la izquierda ucraniana “Instituto República”, actualmente aliados de “Borotba” en la lucha por la paz en Ucrania.
Vive en Kiev.

¿Qué fue lo que pasó en Ucrania en febrero de este año? Algunos medios lo han llamado golpe de estado.   ¿Es cierto?
 ANDRIY MANCHUK
Lo que pasó fue que en febrero, como resultado de los choques sangrientos en el centro de Kiev, llegó al poder una coalición de políticos de derecha y neoliberales, con apoyo de la UE y EEUU. Hubo también participación financiera de algunos oligarcas ucranianos descontentos por la creciente influencia y apetitos de la familia de Yanukovich. Este nuevo gobierno derechista, cuya mayoría de integrantes ya había estado antes en el poder, utilizó hábilmente el descontento de la gente que padecía por las políticas antisociales de Yanukovich, para seguir ahora con la misma política incluso a un ritmo más acelerado. Para cumplir con las condiciones exigidas para obtener créditos del FMI, las autoridades anunciaron un aumento de tarifas sin precedentes, los precios se dispararon y comenzó a haber retrasos en el pago de sueldos, pensiones y ayudas sociales en general. La situación se agrava en el Sudeste del país, pero las autoridades de Kiev apuestan por una solución de fuerza anunciando que reprimirá a los ciudadanos descontentos haciendo imposible cualquier acuerdo. Los medios de comunicación están ahora en plena histeria patriótica, la censura es evidentemente mayor que en tiempos de Yanukovich, los defensores de los derechos humanos partidarios del nuevo régimen cierran los ojos frente a las persecuciones políticas y la violación del derecho a reunión pacífica.
Sin duda este es el gobierno más derechista en la historia de Ucrania y su ideología combina un fundamentalismo neoliberal (con su fe incondicional en los dogmas de libre mercado) y un nacionalismo extremo, que se ha convertido en una especie de religión para la mayor parte de los intelectuales ucranianos. En el país actúan hoy abiertamente varios grupos armados, formados por paramilitares neonazis. Por iniciativa del Fiscal General Mikhnitsky (cercano a Svoboda) y pasando por encima de las decisiones de la justicia, el parlamento liberó a todos los presos de ultraderecha condenados por delitos violentos, incluso por asesinato.
En el Maidán hubo personas de diferentes ideas y entre ellos muchas personas honestas y sinceras. Pero la derecha controló este movimiento en el sentido político, ideológico y organizativo. Por la correlación de fuerzas, al menos para nosotros, desde el inicio ya estaba claro que ellos tomarían el poder después de la caída de Yanukovich.
VOLODYMYR CHEMERIS
En Ucrania maduraron las contradicciones sociales y los ucranianos salieron al Maidán (plaza en ucraniano) varias veces: el 2000, con el movimiento “Ucrania sin Kuchma”; el 2004, con la Revolución Naranja y el 2013, con los eventos conocidos mediáticamente como Euromaidán.
En tiempos del movimiento “Ucrania sin Kuchma”, por primera vez se planteó con fuerza el tema del cambio del sistema de relaciones sociales, económicas y politicas; también surgió la demanda de una república parlamentaria. Pero ni en 2001 ni en 2004 el sistema cambió en lo más mínimo. Y cada año crecía el número de acciones de protesta, la mayoría de ellas por demandas sociales: estudiantes y pequeños empresarios en 2010, maestros, inválidos de Chernobyl y veteranos de Afganistán en 2011 y mineros en 2013. En el verano de 2013, en un pueblito llamado Vradievka, las protestas contra la crueldad de la policía fueron especialmente fuertes y ya era evidente que Ucrania estaba al borde de un nuevo estallido social.
Lo que ahora se conoce como Euromaidán tuvo su origen en una protesta de una parte de la clase media educada (“creative class”), debido a la negativa del gobierno a firmar el acuerdo sobre asociación con la Unión Europea. Se inició el 21 de noviembre de 2013 y prácticamente se agotó hacia fin de mes. Las manifestaciones ya estaban por desaparecer, pero en la noche del 30 de noviembre, violando la constitución y con una crueldad inusual fueron reprimidas por las fuerzas especiales de la policía, la Berkut y al día siguiente, el 1 de diciembre, salieron a las calles de Kiev varios cientos de miles de ucranianos indignados. Pero esto ya no era propiamente Euromaidán. De hecho, según el fondo “Iniciativas Democráticas”, la exigencia de una asociación con Europa era apoyada sólo por una minoría de quienes protestaban; la mayoría (más de un 70%), quería en primer lugar “mejorar la vida en Ucrania” y la renuncia del corrupto presidente Yanukovich. Las palabras “cambio del sistema” eran las más populares en el Maidán. Pero la voz del Maidán, fue secuestrada por representantes de la oposición burguesa, dos partidos liberales y uno nacionalista. Fueron ellos justamente los que tuvieron recursos necesarios para imponer su agenda, mientras la ultraderecha se dedicaba a destruir los monumentos a Lenin, hacer marchas con antorchas y agredir físicamente a los sindicalistas.
La gente que protestaba lo hacía por demandas sociales y en primer lugar quería acabar con el poderío de los oligarcas; pero estas demandas no se convirtieron en las del Maidán. Esto sucedió porque la izquierda estaba literalmente “atomizada” y la sociedad civil no tuvo la suficiente fuerza ni organización para resistir la avalancha de recursos económicos de los partidos. Al final los líderes de la oposición política, varias veces abucheados por el Maidán, fueron los únicos que lograron capitalizar la caída del régimen de Yanukovich formando su gobierno de transición.
En el oriente de Ucrania existía un potencial de protesta quizás incluso más grande que en el occidente; en la primavera del 2013, por ejemplo, en la región de Lugansk los mineros tomaron el edificio de la administración minera para exigir el cumplimiento de sus demandas sociales al conocido oligarca ucraniano Rinat Akhmetov. Pero el oriente del país no apoyó la rebelión de Maidán: en primer lugar, porque no vio expresadas sus exigencias sociales y también porque rechazó las acciones agresivas de la ultraderecha. Otra razón fue que los obreros casi no estaban representados: de acuerdo a la información de la misma organización “Iniciativas Democráticas”, los obreros en el Maidán eran sólo un 7%. Después del triunfo de la oposición y que el nuevo gobierno quedara constituido por el partido liberal Batkivschina y el nacionalista Svoboda, ambos ajenos a sus intereses, el oriente se rebeló. Ni el Maidán ni el nuevo gobierno le ofrecían a Ucrania un nuevo modelo social; sólo insistían en un esquema ideológico rechazado tanto en el oriente como en el sur. Además, el nuevo gobierno designó como gobernadores de las regiones orientales a oligarcas que son odiados por el pueblo de esas regiones. También el habló de la necesidad de “apretar los cinturones” por la amenaza militar Rusa, en una situación económica que ya era catastrófica, trasladando toda el peso de este período no hacia el gran capital, sino hacia las personas que participaban tanto en el Maidán como en el Anti-Maidán oriental. Los programas sociales fueron reducidos en 7 mil millones de grivnas (aproximadamente 875 millones de dólares de esa fecha). Debido a las exigencias del FMI se dispararon los precios de la energía y en consecuencia las tarifas comunales y de transporte. Actualmente la grivna está en caída libre, los precios crecen y los sueldos y pensiones están congelados. Los expertos dicen que debido a los saltos del cambio de moneda nacional, los bancos especuladores ya han ganado cerca de 3 mil millones de dólares.
Viendo la situación de este modo, las protestas en Ucrania oriental pueden entenderse como una prolongación del Maidán, pero con exigencias sociales más definidas. Los movimientos de protesta en el oriente son tan diversos como lo eran en Maidán: hay partidarios de la descentralización, de la federalización del país y también partidarios de la unión con Rusia.
El movimiento prorruso, antes del Maidán, prácticamente no se notaba. Explicar su crecimiento exclusivamente por la presencia de provocadores mandados desde Rusia (quienes sin duda también existen), como lo quiere presentar el gobierno de Kiev, es absurdo; la causa está en la política antisocial de este gobierno. En realidad, existen fuertes coincidencias entre las posturas del Maidán y del Anti-Maidán: descentralización con aumento de la autogestión local en vez de gobernadores nombrados por el gobierno central y sentimiento de odio hacia los oligarcas que han gobernado Ucrania prácticamente a lo largo de todo el período independiente. La diferencia es que en oriente hay un rechazo generalizado del gobierno actual, el que sólo es aceptado en el centro y occidente del país en gran medida por la excusa de una amenaza imperialista rusa.
La unión del Maidán con el Anti-Maidán en un solo movimiento, que conduciría a Ucrania a una revolución social, es obstaculizada tanto por el gobierno de Kiev y sus aliados de ultraderecha como por el gobierno de Putin, que imponen una agenda muy lejana a la social.
En febrero de 2014, lo que hubo en Ucrania no fue un cambio de sistema social (o sea una revolución), sino solo un cambio de los grupos en el poder. Los representantes de un clan de la gran burguesía, igual que en el 2004, una vez más se alternaron en el poder con los del otro clan. Pero, como es evidente, las contradicciones sociales no desaparecieron y son las mismas que en otras ocasiones y por diferentes motivos (asesinato de un periodista, elecciones presidenciales, integración europea), han llevado antes a los ucranianos al Maidán. Y es también evidente que esto seguirá sucediendo hasta que una revolución de verdad acabe con estas contradicciones. Ahora en Ucrania es común hacer paralelos históricos: en 1917 en Rusia fue la revolución de febrero, seguida luego por la revolución de octubre; es muy probable que después del golpe de febrero, en Ucrania habrá una revolución… de octubre, de noviembre o de septiembre…
El término “junta de Kiev”… ¿qué opina de esto? Los medios rusos llaman al gobierno ucraniano “junta”, haciendo alusión a la junta militar de Pinochet.
ANDRIY MANCHUK
Yo no ocupo este término. Pero después de visitar los actos masivos del llamado Anti-Maidán, entendí que este término nació espontáneamente entre los manifestantes, en un medio popular descontento por el poder derechista de Kiev y ahora se usa activamente en el sudeste del país. En esta zona muchos consideran que un gobierno con ministros de ultraderecha, que llegó al poder después de choques sangrientos con participación de paramilitares neonazis y que toma una postura absolutamente enemiga con los habitantes de esta enorme región, bien puede ser llamado “junta”. Este calificativo ya se arraigó y es un hecho objetivo. Para cambiar esta situación, hay que empezar por rechazar las etiquetas descalificadoras que los partidarios del Maidán ponen ahora a los habitantes del sudeste: colorados, topos, titushkas, vatniks, etc. (Nota del Traductor: Colorado: por un escarabajo muy dañino para la agricultura que tiene los mismos colores que la cinta de San Jorge, utilizada para simbolizar la victoria del ejército soviético sobre los nazis; Topos: por la condición de mineros de muchos de los Anti-Maidán; Titushka: se refiere a matones, frecuentemente de las barras del fútbol o delincuentes comunes, utilizados por Yanukovich para amedrentar a los manifestantes de oposición. El término hace referencia a Vadim Titushka, quien fue uno de los primeros de estos matones detenido y desenmascarado por los manifestantes;  Vatniks: tipo de chaqueta o parka muy fea pero abrigadora de uso popular entre los obreros.)
VOLODYMYR CHEMERIS
Efectivamente, la separación de Yanukovich del poder y la formación del nuevo gobierno en febrero no se hizo conforme a la constitución de Ucrania. Pero la situación real fue que el presidente y parte de su gobierno se fugaron del país. El partido de gobierno estaba desmoralizado, el poder prácticamente estaba botado y no cualquiera podía levantarlo. La sociedad civil, la clase media y los representantes de los diferentes grupos de Ucrania occidental, que representaban la mayoría del Maidán, no estuvieron en condiciones para constituir un nuevo gobierno. Por eso, la oposición parlamentaria burguesa, junto con los escombros del ex partido de gobierno (Partido de las Regiones) fueron los que levantaron el poder tirado en las cenizas del Maidán. En ese momento, simplemente no había posibilidad de realizar todos los procedimientos constitucionales necesarios. Y no había nadie más que pudiera tomar el poder.
Creo que el poder actual de Kiev debe considerarse legítimo, pero no en el sentido de que fuera constituido conforme a la constitución, sino porque aunque no lo quieren, lo reconocen como poder las instituciones armadas, los poderes locales, la mayoría de las organizaciones de la sociedad civil y el ya opositor Partido de las Regiones. En lo personal opino que por ahora es mejor no cuestionar la legitimidad del gobierno de Kiev, al menos mientras no estemos en condiciones de proponer una alternativa.
¿Cual fue el rol de las potencias extranjeras en el derrocamiento del gobierno de Yanukovich y en los acontecimientos actuales?
ANDRIY MANCHUK
Los gobiernos de EEUU y la UE, abierta y activamente apoyaron el Maidán. Cuando los manifestantes comenzaron a tomarse los edificios administrativos en el centro de la capital, ejercieron presión política sobre Yanukovich para que no los reprimiera. También apoyaron desde mucho antes a los adversarios de Yanukovich con información y finanzas a través de un sistema de becas (grants) destinado a periodistas y activistas de oposición. Los embajadores y políticos occidentales estaban permanentemente presentes en el Maidán, incluyendo a personas tan siniestras como el senador McCain, legitimando así a los paramilitares de ultraderecha. Después de que los neonazis derribaron el monumento de Lenin en el centro de Kiev, erigido para la exposición de París de 1936, tres ministros del exterior de países de la Unión Europea públicamente apoyaron este acto de vandalismo. Sin duda que sin este apoyo decisivo, Maidán no hubiera tenido ninguna posibilidad de triunfar.
VOLODYMYR CHEMERIS
El gobierno de Yanukovich reiteradas veces señaló que el Maidán fue organizado por provocadores cumpliendo instrucciones de potencias extranjeras (seguramente teniendo en cuenta a EEUU y la Unión Europea). Según las leyes aprobadas el 16 de enero de 2014, las organizaciones que reciben dinero desde el exterior eran consideradas “agentes del extranjero”. El actual gobierno de Kiev está repitiendo ahora el error fatal de Yanukovich, cuando declara que la rebelión en el oriente de Ucrania se debe sólo a la intromisión rusa. Tanto el Maidán como el Anti-Maidán tienen un origen social; ningún Obama (o Merkel) o Putin podría jamás hacer lo que hizo el pueblo de Ucrania. Desde el Occidente, personas como Nuland, Ashton, Tombinsky, Kvasnevsky, Füle, presionaban a la oposición parlamentaria y a Yanukovich a la negociación y el compromiso. Al final, lograron convencer a Yanukovich de deshacerse del gobierno de Azarov y ofrecer el cargo de Primer Ministro a Yatseniuk; este aceptó, pero el Maidán lo abucheó. Los manifestantes, cada vez más radicalizados ya no permitían ningún tipo de acuerdo con Yanukovich. En general, el Occidente siempre tuvo miedo a la anarquía de las masas, aun más, temía que esta anarquía fuera encabezada por los declarados fascistas de Sbovoda o de Pravyi Sektor; por eso querían conservar a Yanukovich en la presidencia haciendo primer ministro a Yatseniuk.
Occidente quería llegar a este acuerdo. Tres cancilleres europeos y un ex Ombudsman (defensor del pueblo) ruso prácticamente obligaron a Yanukovich y a tres lideres de la oposición parlamentaria, el 21 de febrero, a firmar un compromiso según el cual Yanukovich seguiría como presidente hasta fines de año. Los opositores incluso hicieron que la asociación Maidán, controlada por ellos y compuesta por una parte de los activistas sociales, lo aprobara. Pero el Maidán real también rechazó este acuerdo. Tengo la impresión de que la oposición burguesa simplemente tenía miedo de tomar el poder y los ministros occidentales querían conservar a Yanukovich como garantía contra la posibilidad de un viraje social que podía ocurrir como consecuencia de la energía y radicalización del Maidán. Pero pasó lo que pasó. Aunque Occidente no quería la caída definitiva de Yanukovich, el actual gobierno resultó ser el mejor regalo para ellos. Este gobierno no tiene apoyo de Rusia, ni del oriente del país, ni, en términos reales, tampoco del occidente del país; depende totalmente de EEUU y la UE.
¿Quien cree que disparó a los manifestantes en Kiev?
ANDRIY MANCHUK
La versión oficial de que esto lo hicieron las fuerzas especiales por orden de Yanukovich genera escepticismo incluso entre varios de los partidarios del nuevo gobierno y sus protectores europeos, lo que se hizo evidente por la grabación de la conversación entre el ministro de defensa de Estonia y la “baronesa” Ashton. Aun más, los jefes de las fuerzas especiales no solo no fueron arrestados, ni siquiera fueron despedidos y siguen trabajando para el nuevo régimen. Se sabe que Yanukovich, durante varios meses, se rehusó a autorizar que se abriera fuego contra los manifestantes. Esto fue así, no por razones humanitarias, sino porque estaba muy preocupado por su imagen en los medios internacionales, ya que cadáveres en las calles de Kiev significarían la caída inmediata de su régimen. Por eso existen varias versiones respecto a que los disparos podrían haberlos hecho partidarios de la oposición, con mayor razón porque sus representantes tenían armas y las usaban abiertamente. Es conocida la foto que le tomaron a Pashinsky, diputado del bloque de Yulia Timoshenko que ahora encabeza la administración del presidente, con un fusil de francotirador. Pero no quiero seguir especulando con este tema, lo que es obvio es que el actual gobierno no tiene ninguna intención de investigar esta tragedia.
VOLODYMYR CHEMERIS
Es una pregunta para los organismos competentes. Los resultados de la investigación que presentaron el Ministerio del Interior, el SBU (Servicio de Seguridad de Ucrania) y la Fiscalía General, producen serias dudas prácticamente a todos.
La lógica fue así: el Maidán se debilitaba, pero de repente, el 30 de noviembre, lo reprimen y en respuesta a eso los ucranianos se rebelan. La gente está protestando en el Maidán sin ningún resultado y poco a poco se desmotiva, pero de repente, en la noche del 10 al 11 de diciembre, el Maidán es atacado por la Berkut. Esta vez la policía no golpea a nadie y su ataque no da ningún resultado, pero la gente recupera el sentido de estar en el Maidán y construye las primeras barricadas. Luego, la protesta nuevamente se debilita, pero el Parlamento repentinamente aprueba las leyes del 16 de enero que restringen fuertemente los derechos ciudadanos, en primer lugar, el derecho a reunión; la respuesta del Maidán son los cócteles Molotov. Da la impresión de que alguien, a propósito, arrojaba combustible al fuego. Luego, de nuevo se produce un equilibrio de fuerzas, pero el 20 de febrero suenan disparos, después de los cuales no hay ninguna acción de las autoridades; el resultado, la caída de Yanukovich.
Existen diferentes versiones sobre las razones de fondo de la caída de Yanukovich. Una de ellas señala que habitualmente en Ucrania un presidente autoritario cumplía el rol de garante y árbitro: tenía que ser garante de que todo lo que era robado por los oligarcas permanecería en sus manos y árbitro en caso de conflicto entre ellos. Yanukovich dejó de cumplir el rol de árbitro cuando las propiedades de los oligarcas comenzaron a ir a parar a manos de su propia familia. Los oligarcas (Kolomoysky, Firtash y otros) se molestaron mucho, fueron ellos quienes participaron en el apoyo y en la “estimulación” del Maidán.
¿Cual es el conflicto entre el gobierno de Ucrania y Pravy Sektor?
ANDRIY MANCHUK
Dentro de la coalición gobernante hay una lucha por el poder. Pero el asesinato del siniestro paramilitar ultraderechista Muzychko y el hecho de que una parte de los paramilitares de Pravy Sektor después de un tiroteo en el centro de Kiev se mudaron a una mansión fuera de la ciudad, no significa que entre Pravy sector y el poder exista algún conflicto de fondo. El líder formal de Pravy Sektor, Yarosh, está orgulloso de su amistad y de ser compadre del jefe del SBU, Nalivaychenko, quien a su vez es conocido por sus estrechos contactos con los servicios secretos norteamericanos. Hace poco lo visitó en Kiev el director de la CIA. No es ningún secreto que los grupos a partir de los cuales fue creado Pravy Sektor, siempre han estado bajo control de SBU. Pravy Sektor es una estructura manejable y bajo control de los que hoy están en el poder. Lo que ocurre es que ahora simplemente los han desplazado de la primera plana, para que no asusten con su apariencia y sus acciones a los periodistas y al público liberal que simpatiza con el Maidán.
VOLODYMYR CHEMERIS
Pravyi Sektor (PS), se convirtió en un partido, creado en base al partido Asamblea Nacional Ucraniana (UNA), también llamado Autodefensa Nacional Ucraniana (UNSO). Este último participó activamente en el movimiento “Ucrania sin Kuchma” y durante mucho tiempo nos visitaba en la oficina de nuestro Instituto República, junto con representantes de los grupos de izquierda. Teníamos fuertes discusiones, pero nunca llegábamos a la agresión física. Entre Svoboda y el PS, adonde aparte de UNSO entra el grupo “Trizub” (Tridente) con su líder Yarosh y otros grupos de ultraderecha, no existe ninguna diferencia ideológica, pero sí hay diferencias en temas tácticos y lo más importante, odios personales. El PS se formó en Maidán como una alternativa a Svoboda. El aumento de popularidad del PS, después de sus ataques con cócteles Molotov el día 19 de enero sin tener respuesta de la policía (antes de eso los llamaban provocadores) causó que ahora se convirtiera en un serio peligro electoral para Svoboda.
Actualmente Svoboda es parte del gobierno; su representante es el fiscal nacional interino. Justamente, fue este fiscal, Makhnitsky, quien junto con el ministro del interior Avakov fue acusado por el PS de organizar el asesinato de su más destacado representante, Sashko Bilyi. Pero la competencia entre PS y Svoboda será sólo por los electores de la ultraderecha. Hay que tener en cuenta que el actual gobierno de Ucrania no está interesado en la existencia de un grupo armado que siga asustando a los habitantes de Kiev, disparando de vez en cuando sus Kalashnikovs en el centro de la ciudad e irrumpiendo en el Parlamento para imponer sus exigencias.
Lo importante son dos cosas: que el PS está bajo el control de las fuerzas de seguridad SBU (el jefe del PS, Yarosh, fue ayudante del director del SBU Nalivaychenko) y que es financiado por el oligarca judío Kolomoysky, quien también financia a Svoboda.
¿Donde está la izquierda ucraniana?
ANDRIY MANCHUK
La izquierda ucraniana no existe como movimiento y esa fue una importante razón para que la oposición derechista no tuviera problemas para instrumentalizar según sus intereses el descontento social, usando sus manos para tomar el poder.
Ser de izquierda en Ucrania no es fácil, ya que durante los últimos más de 20 años en la conciencia social del país ha predominado la propaganda anticomunista combinada con una glorificación del nacionalismo. La ideología de izquierda se ha satanizado de mil maneras, presentándose como algo a priori extraño al pueblo ucraniano y aun más, como la ideología de los enemigos, de aquellos forajidos que supuestamente planificaron la eliminación física de los ucranianos como pueblo. Una generación entera de intelectuales creció con mitos históricos de derecha y dogmas anticomunistas.
Pero esta situación no empujó a la izquierda ucraniana a unirse, pese a que desde hace varios años era evidente que la extrema derecha tomaría el poder. Esto se hizo claro, sobre todo, luego de los grandes éxitos electorales de Svoboda, con quien se aliaron los partidos liberales. Los intentos de organizar algún movimiento político de izquierda más o menos influyente o masivo fracasaron, no por acciones de la policía política que en los tiempos de Yanukovich era corrupta y débil, sino por el infantilismo, impotencia política y tontas peleas internas de la izquierda. Pese a las acostumbradas consignas de unidad y solidaridad, siempre terminaban imponiéndose mezquinas peleas sectarias. Una parte de la izquierda abandonó definitivamente la idea de la organización política y la lucha por el poder, autoexcluyéndose así del proceso político. Los acontecimientos en Maidán evidenciaron esta crisis de la izquierda.
Pequeños grupos de anarquistas se convirtieron de hecho en ayudantes involuntarios de la derecha y ultraderecha, fuerzas predominantes del Maidán, ayudándoles a tomar al poder. Además de esto estos grupos se dejaron influir por la histeria patriótica y el racismo social, despreciando a los habitantes del sudeste a veces incluso más que algunos activistas de derecha.
Borotba, una organización de izquierda, después de que matones de ultraderecha destruyeran en enero su oficina en Kiev, trasladó su trabajo principal a Kharkov, Mariupol, Odesa y otras de las ciudades en las que se inició el movimiento masivo de resistencia al poder central. En las “Maidanes” de estas ciudades, la izquierda sí puede salir con sus banderas y su agenda, compitiendo exitosamente con otras fuerzas políticas. Creemos que después de la crisis que inevitablemente sobrevendrá en los próximos meses, la izquierda tendrá la oportunidad de encabezar estas protestas, las que tendrán una potente agenda social y serán muchas veces más fuertes.
VOLODYMYR CHEMERIS
La izquierda ucraniana extraparlamentaria llegó a los acontecimientos de fines del 2013 en una situación de absoluta división, prácticamente atomizada. Lo único que hacían los pequeños y marginales grupitos de izquierda era pelear entre ellos y discutir temas como el trotskismo y el anarcosindicalismo, es decir cosas que a la sociedad no le interesaban en lo más mínimo. Todos los intentos de unir a los grupos de izquierda sobre una base federativa, como por ejemplo en el caso de la CIRIZA griega, fracasaron. Esto explica el rol marginal que ellos tuvieron en el Maidán. Los activistas sindicales de izquierda, los hermanos Levin, fueron golpeados en el Maidán el 4 de diciembre por militantes ultraderechistas de Svoboda. El intento de organizar una “centuria” anarquista en el Maidán también fracasó por la oposición violenta de la ultraderecha. (los manifestantes del Maidán se organizaban en grupos de 100. Nota del traductor)
Pero la izquierda logró al menos elaborar y dar a conocer 10 puntos de acuerdos básicos, que en el fondo eran las exigencias sociales de la gente que salió al Maidán. Estas exigencias fueron apoyadas por los manifestantes, aunque jamás se convirtieron en demandas oficiales de la oposición burguesa que encabezó el Maidán.
La asociación de izquierda Borotba participa ahora activamente en el Anti-Maidán y tiene una influencia bastante grande en las protestas de Kharkov, segunda ciudad de Ucrania. Borotba no quiere la unificación de Ucrania oriental con Rusia, sino que exige una organización federal para el país. También se ha declarado abiertamente enemiga del gobierno oligárquico de Kiev.
¿Cómo es el Partido Comunista de Ucrania y cual es la postura de sus dirigentes y sus bases?
ANDRIY MANCHUK
El Partido Comunista de Ucrania es en realidad el partido conservador de Petro Symonenko, quien privatizó esta popular marca política hace 20 años. En los 90, este partido fue la principal fuerza opositora en el país y tuvo influencia masiva y apoyo popular real, pero Symonenko expulsó a todos los activistas honestos que molestaban a su negocio político con Timoshenko, Yanukovich y Putin. Desde entonces, este partido “comunista por su nombre”, ha adoptado la ideología del clerical-patriotismo ruso. Después del Maidán, sus oficinas en Kiev y en todo el occidente fueron tomados por los neonazis, que quemaron sus banderas, símbolos de izquierda y libros. La cúpula del partido se fugó del país y sus bases fueron víctimas de ataques; aunque los dirigentes ya regresaron, parte de los militantes, desmoralizados y desilusionados, siguen abandonando el partido.
VOLODYMYR CHEMERIS
Desde el principio del Maidán, el Partido Comunista de Ucrania apoyó al gobierno Yanukovich-Azarov… y en general ellos, con sus votos en el parlamento siempre apoyaron al gobernante Partido de las Regiones, que representaba los intereses del gran capital en el oriente de Ucrania. Solo muy de vez en cuando votaban contra algunas de las más siniestras iniciativas de mercado del gobierno, como la reforma del sistema de pensiones o la del código laboral. Debido a esta postura, el partido comunista obtuvo varios “premios” del poder, tales como cargos para varios altos funcionarios y el apoyo a sus negocios, por ejemplo para la familia Kaletnikov. Muchos dejaron de considerar al partido comunista un partido de izquierda …
Luego de la caída del gobierno de Yanukovich, muchas oficinas del partido fueron tomadas, la ultraderecha empezó a exigir su prohibición y se inició un éxodo masivo de sus militantes de base. Sin embargo, el partido conservó su influencia en las regiones orientales y ahora apoya activamente el Anti-Maidán. No cabe duda de que tendrán una participación en el nuevo parlamento gracias a los votos del oriente.
Según todo parece indicar, el partido comunista, al igual que el Partido de las Regiones serán integrados al sistema político post-Maidán ya que el nuevo gobierno de Kiev necesita de la colaboración del Partido de las Regiones (ahora totalmente controlado por el oligarca de Donetsk Akhmetov) y del partido comunista; sin ellos el actual gobierno no podría pacificar al oriente ni reunir la cantidad de votos necesaria en el parlamento.
¿Qué pasó en Crimea?
ANDRIY MANCHUK
Durante los 23 años de independencia de Ucrania, los habitantes de Crimea no recibieron de parte de Kiev nada aparte de su política antisocial combinada con retórica nacionalista. Incluso varios representantes de la intelectualidad de Kiev, como los escritores Andrukhovich y Shkliar, llamaban abiertamente a devolver Crimea a Rusia, por ser una región “insuficientemente ucraniana”.
Inmediatamente después de los hechos sangrientos en Kiev, en el centro de la capital de Crimea, Simferopol, hubo choques entre nacionalistas prorrusos y proucranianos, los que causaron como mínimo dos víctimas; esto causó un fuerte impacto en la población. Después de eso, los habitantes de la península temieron represalias de la ultraderecha de Kiev, que mostraba sus armas y prometía mandar a Crimea “trenes de amistad”. Putin aprovechó hábilmente esta situación para tomar la península bajo su control. En realidad, una parte de la verdad fue que en Crimea hubo una ocupación armada rusa; la otra parte fue que la gran mayoría de la población la apoyó pasivamente con la esperanza de que las autoridades de Putin garantizaran el orden y subieran su nivel de vida. Durante todo el tiempo en que las autoridades ucranianas gobernaron la Crimea heredada de la URSS, no hicieron nada para conquistar una mínima simpatía en sus habitantes; por el contrario, todas las acciones de Kiev parecían destinadas a empujarlos a los brazos de Rusia. Con todo esto, muchos crimeos no es que tengan tantas ilusiones respecto a la “estabilidad” de Putin, pero, en comparación con el régimen de Kiev, parece preferible.
Los acontecimientos en Kiev llegaron a ser una catástrofe para la izquierda ucraniana, ya que el gobierno actual presenta todos los problemas como el resultado de provocaciones de enemigos internos y externos, acusando de ser agentes prorrusos a todos los adversarios de su régimen.
VOLODYMYR CHEMERIS
Los acontecimientos en Crimea se parecen mucho a los del oriente, con la diferencia de que los ánimos prorrusos en Crimea han sido mucho más fuertes que en Donetsk. La tendencia prorrusa en Crimea ha existido desde hace décadas, pero antes del triunfo del Maidán solo se expresaba en el ámbito de lo cotidiano. Cuando los ultraderechistas empezaron a destruir los monumentos de Lenin cerca de Kerch (una ciudad vecina a Crimea) y los crimeos se asustaron al ver gente armada en el Maidán de Kiev, apoyaron entusiastamente a los “hombrecitos verdes” que tomaron el edificio del parlamento de Crimea en Simferopol. (La expresión “hombrecitos verdes” ha sido utilizada popularmente para denominar a los militares rusos en Crimea, vestidos con uniformes sin distintivos. Nota del traductor).
Les daba lo mismo si eran soldados rusos o “autodefensas”. Sin duda, la mayoría de los crimeos, entre los cuales predominan los rusos étnicos, votaron en el “referendum” por la unificación con Rusia. Pero hay otra cosa importante: la población nativa de Crimea, los tártaros, boicoteó este referendum. Ellos habían sido expulsados de su patria por el régimen de Stalin, sus casas fueron ocupadas por los migrantes que venían de Rusia y sólo pudieron regresar luego de la desarticulación de la URSS. Actualmente son 300.000, entre dos millones de crimeos. Es decir, son una minoría. Existe el derecho de las naciones a la autodeterminación, reconocido por la comunidad internacional, el que fue invocado por los pueblos de Abjasia y de Osetia. Pero no existe el derecho de la autodeterminación de los territorios y no existe una nación “crimea” o “de Pridniestrovia” (Transnistria), que pudieran “autodeterminarse”. El derecho de autodeterminación en Crimea le compete solo a su pueblo autóctono, los tártaros, que en su enorme mayoría insisten que Crimea es parte de Ucrania.
¿Qué pasa hoy en el sudeste del país?
ANDRIY MANCHUK
Lo que pasa es que comenzaron a haber protestas masivas de gente descontenta por la política del nuevo régimen de Kiev, con sus medidas antisociales y escandaloso nacionalismo, con una manifiesta enemistad hacia los habitantes de esta región rusoparlante. La caída del Partido de las Regiones, que antes bloqueaba cualquier activismo político, también ayudó a ese proceso. La compositiva de los participantes de las protestas es muy diverso: hay activistas de izquierda y prorrusos que están en permanente conflicto unos con otros y existen también muchos ciudadanos auto organizados que no pertenecen a ningún grupo político pero salen a la calle por su desacuerdo con quienes gobiernan ahora el país. Sobre esta autoorganización están hablando ahora todos los observadores objetivos, ya que derriba los mitos clasistas sobre la “chusma oriental pasiva” que predominan entre los partidarios del Maidán de Kiev. Se crearon milicias armadas, en su mayor parte, militares en retiro y veteranos de Afganistán. Rusia sin duda apoya este movimiento pero las afirmaciones de que este fue creado por agentes rusos y que son los líderes de los manifestantes, eso sin duda no es verdad.
Los nuevos gobernantes del país, mandaron tropas contra el pueblo de la región oriental, pero los habitantes de Khramatorsk desarmaron a los soldados de la brigada de élite de paracaidistas y hasta tomaron parte de sus equipos. Simples campesinos, literalmente “cazaban” a los tanques en sus viejos autos y cuadriciclos, nada similar ocurría desde los tiempos de Makhno (Néstor Makhno, revolucionario anarquista ucraniano, héroe de la guerra civil de principios del siglo pasado. Nota del traductor).Los soldados se negaron a disparar al pueblo para defender a sus jefes y a los políticos que los habían enviado. En la región ocurren choques esporádicos entre los paramilitares llegados desde Kiev y las autodefensas locales.
La liberación de todos los presos políticos, la federalización con amplios derechos de autogestión local y el status oficial para la lengua rusa permitirían resolver la crisis. Sin embargo, las autoridades de Kiev no están dispuestas a aceptarlo y apuestan por la fuerza, lo que de hecho ya llevó al país a una situación casi de guerra civil.
¿Qué intereses representa el gobierno de Ucrania?
ANDRIY MANCHUK
Hasta sus partidarios, del diario Ukrainska Pravda, lo llaman “gobierno de oligarcas”: “Es notorio que hasta ahora el gabinete de ministros no ha preparado ni una sola iniciativa que obligue a pagar a los oligarcas, aunque el poder tiene la posibilidad de aumentar los ingresos del presupuesto sin aumentar la carga fiscal de la gente común. Por ejemplo, Ucrania tiene las rentas más bajas (aquí esto se llama pago) por el uso de subsuelo para la extracción de minerales. Son varias veces más bajas que en Rusia, sin hablar de Europa. Pero el aumento del pago por el uso del subsuelo es una carga fiscal para los oligarcas y eso sería inaceptable para el poder. Los proyectos de Leyes antipopulares propuestos son una clara respuesta a la pregunta sobre quienes ganaron en Ucrania como resultado de la revolución. Si el gobierno anterior fue “familiar”, entonces el actual merece el título de “oligárquico”.
Luego de tomar el poder, las nuevas autoridades entregaron las regiones del sudeste a los oligarcas Kolomoisky y Taruta, nombrándolos gobernadores. Aparte de esto, el gobierno actualmente asegura su apoyo corrupto a las estructuras comerciales de Kolomoisky a quien abiertamente denominan “el principal aventajado del Maidán de Kiev”. A cambio de eso, el oligarca reprimió con violencia las manifestaciones de oposición en Dniepropetrovsk, armando grupos de paramilitares de derecha. El nuevo gobierno representa por supuesto también los intereses de sus protectores extranjeros, de quienes depende por completo.
VOLODYMYR CHEMERIS
Este régimen no es más que un algo remozado “gobierno naranja” del período 2005-2010 (se refiere a la “Revolución Naranja” que en 2005 inhabilitó un fraudulento triunfo electoral del prorruso Yanukovich y llevó al poder al candidato prooccidental Victor Yushenko, ambos de derecha. Nota del traductor). Igual que sus antecesores, este gobierno trabaja en función de los intereses del gran capital y los oligarcas, que a fines del 2013 se unieron contra la familia Yanukovich y ahora pretenden controlar toda la vida económica y política en Ucrania. En marzo, el principal beneficiario de los cambios parecía ser el oligarca Dmitri Firtash, pero su repentino arresto en Viena por exigencia de EEUU, abrió el camino a Igor Kolomoisky, que ahora controla los principales ministerios e hizo una alianza estratégica con el más probable triunfador de las elecciones presidenciales del 25 de mayo, el oligarca Petro Poroshenko.
¿Cual es la política de Putin respecto a Ucrania?
ANDRIY MANCHUK
Al igual que el gobierno de Kiev, Putin utiliza la guerra para unir mediante propaganda patriótica a la sociedad rusa y para desacreditar a la oposición como “quinta columna” del enemigo extranjero. En Moscú están esperando ver hasta que punto se va a desestabilizar Ucrania, debido a la crisis social y económica en la que se hunde vertiginosamente y se preparan para la futura lucha política con la Unión Europea y EEUU que son quienes ahora dictan la política exterior de Kiev. Es decir, se trata de una lucha imperialista por el control de Ucrania.
VOLODYMYR CHEMERIS
Creo que Putin se imaginó a sí mismo como el “reunificador de las tierras rusas” o tal vez como una reencarnación del emperador Pedro el Grande. No creo que ahora se trate de la anexión de Ucrania a Rusia, más bien, el plan de Putin consiste en convertir a Ucrania en un estado estructurado como una confederación, controlado por Rusia.
¿Cual es el rol que en la crisis han tenido los países de la OTAN?
ANDRIY MANCHUK
Las autoridades ucranianas declararon abiertamente su intención de ingresar a la OTAN, aun cuando esta idea nunca ha tenido apoyo en la población del país. La misma OTAN hasta el momento se ha limitado a proporcionar ayuda técnico-militar y a hacer declaraciones en contra de la intervención rusa, lo que es a todas luces una hipocresía por parte de quienes siempre han organizado invasiones y guerras en todo el planeta.
VOLODYMYR CHEMERIS
Es mínimo. En algún momento EEUU y otros miembros de la OTAN, protegieron con sus fuerzas a Koweit y Bosnia, estados no miembros. Pero ahora no se hay un grado similar de involucramiento para proteger a Ucrania de la agresión rusa. Los países occidentales solo expresan “una profunda preocupación” y aplican sanciones económicas irrelevantes a Rusia. Es evidente que la OTAN tiene miedo de desatar una tercera guerra mundial.
Un gran problema para Ucrania es que debido a esta expansión rusa, cada vez hay más gente aquí que insiste en el ingreso del país al bloque militar de la OTAN, sin pensar en las múltiples consecuencias negativas que ello tendría.
¿Que opina del apoyo de una parte de los gobiernos progresistas de América Latina a la postura de Rusia respecto a Ucrania?
ANDRIY MANCHUK
Estuve en América Latina y se que muchos ahí todavía ven en la Rusia capitalista una heredera de la URSS, considerando a Putin un estadista progresista y adversario de Washington. En esto también hay razones prácticas: Putin mantiene una colaboración militar y económica con los gobiernos latinoamericanos que se oponen al gobierno de EEUU. Considerando el abierto apoyo al Maidán por parte de EEUU, cuyo imperialismo es conocido muy de cerca por los latinoamericanos, sería difícil esperar de Correa o de Maduro un apoyo al gobierno que surgió de este proceso. Además muchos activistas del Maidán apoyan directamente a la oposición venezolana y la lucha contra lo que llaman “la tiranía chavista”. Como observó irónicamente nuestro compañero el sociólogo ucraniano Vladimir Ischenko, hasta los anarquistas ucranianos critican a Maduro con más fuerza que a los propios ministros de derecha de Kiev.
VOLODYMYR CHEMERIS
Podemos entenderlo. Tal como para Ucrania el agresor es Rusia, para Venezuela y Ecuador es EEUU. Si en nuestro país se cuenta con la ayuda de EEUU contra Rusia, en América Latina se cuenta con la ayuda de Rusia contra EEUU.
¿Cual es el rol que está teniendo la prensa que cubre los acontecimientos en Ucrania?
ANDRIY MANCHUK
Los principales medios ucranianos, inicialmente, apoyaron muy decididamente a los manifestantes del Maidán. Este apoyo fue absolutamente acrítico, problemas como la hegemonía de la ultraderecha y la violencia que ejercía se callaban mientras los adversarios al Maidán eran satanizados. Se creó así una imagen idealizada del Maidán para consumo de los medios internacionales; la prensa liberal ucraniana se convirtió en su vocera y propagandista, mostrando tan poca objetividad como la que tienen los programas de la televisión oficial rusa sobre Ucrania. Son justamente los medios los que están alimentando en la sociedad una histeria chauvinista y un racismo social respecto a los habitantes del sudeste. No hay ningún equilibrio en la postura de los medios de comunicación; aun más, la censura y la autocensura crecen, mientras los partidarios del nuevo gobierno persiguen a los periodistas críticos, llamando a quitarles el derecho a ejercer la profesión y arrestarlos por traidores. Algunos de los periodistas disidentes ya han sido agredidos físicamente y detenidos, al tiempo que los defensores de los derechos humanos que en los tiempos de Yanukovich llamaban a defender los derechos de la prensa hoy miran hacia otro lado. Los “doble estándares” respecto a los “nuestros” y los “ajenos” se convirtieron en el principal paradigma de los medios de comunicación ucranianos.
VOLODYMYR CHEMERIS
En los dos lados hay una guerra informativa. En Rusia, los medios de comunicación obedecen órdenes del gobierno; lo mismo ocurre en Ucrania, donde los medios de comunicación en su mayor parte cumplen órdenes de sus dueños oligarcas. Una información objetiva u opinión diferente no se ve en ninguno de los dos países. Por una parte escuchamos que los fascistas tomaron el poder en Kiev y golpean a todos los rusos y por la otra, que los separatistas borrachos están aterrorizando al oriente. Ambas cosas son mentiras.
¿Cuales son las posibles variantes del desarrollo de los acontecimientos y sus respectivos riesgos?
ANDRIY MANCHUK
Según nuestros pronósticos, durante el año en curso al país le espera un colapso económico y social generalizado: las autoridades ya no tienen como sostener el presupuesto y los pagos respectivos; las condiciones del crédito del FMI generarán un crecimiento catastrófico de las tarifas del gas, la energía eléctrica y significarán el fin de los beneficios sociales para los grupos vulnerables; todo esto junto con inflación, retraso de sueldos y un crecimiento generalizado de los precios de la bencina y los productos de primera necesidad. Sin duda esto puede derivar a una explosión social de gran envergadura, multiplicada por las protestas civiles en la región sudeste. El régimen tratará de reprimirlas con fuerza usando los grupos paramilitares de derecha legalizados como Guardia Nacional, pero no tendrá la suficiente fuerza para acabar con un movimiento de protesta que será realmente masivo. Justamente eso le proporcionará una oportunidad a la izquierda ucraniana, a condición de que esta izquierda logre organizarse y ganar prestigio dentro del movimiento de resistencia.
VOLODYMYR CHEMERIS
Actualmente hacer pronósticos es igual que adivinar mirando la borra de una taza de café. A corto plazo, mucho dependerá de cómo se celebre el 9 de mayo, día en el que en los países de la ex URSS se celebra el “Día de la Victoria” sobre la Alemania fascista. Ese día se puede esperar movilizaciones masivas en el oriente, toma de edificios administrativos y hasta nuevos actos terroristas. ¿Qué obtendremos como resultado? ¿Una invasión rusa? ¿la caída del gobierno de Kiev? ¿Una declaración de “estado de sitio” que tenga como consecuencia la anulación de las elecciones del 25 de mayo? O a pesar de todo, el gobierno resistirá, Putin no intervendrá y las elecciones se realizarán de todas maneras? Es posible cualquier escenario.
¿Hay alguna solución para la situación actual?
ANDRIY MANCHUK
El país, al igual que antes e incluso más que antes, necesita de una fuerza política influyente de izquierda, que pueda contraponerse al nuevo régimen y también a los nacionalistas prorrusos y partidarios de Yanukovich. Mientras una fuerza así no exista, la protesta popular una y otra vez será instrumentalizada por los anteriores o los actuales dueños del país en sus luchas por el control de Ucrania. Para eso, los militantes de izquierda y los verdaderos demócratas, a pesar de sus posturas personales respecto al Maidán, deberían unirse y trabajar juntos.
VOLODYMYR CHEMERIS
Ucrania fue y sigue siendo un país controlado por los oligarcas. Fue justamente contra ellos que se reveló el occidente (Maidán) y el oriente (Anti-Maidán). Una solución de fuerza (occidente vence al oriente o al revés) no es posible. Lo único que puede unir el oriente con el occidente es una agenda social o parafraseando a los clásicos “la eliminación de la oligarquía como clase”. Pero es evidente que el actual gobierno de Ucrania no va a hacerlo, sólo por su origen social. Esto podrán hacerlo solo las fuerzas “de abajo”, del occidente y el oriente unidas. Pero todavía no veo que puedan unirse, al menos por ahora. Tengo la impresión de que a personas iguales alguien les puso en las manos diferentes banderas y les dijo: peleen. Esta guerra civil ya ha llegado tan lejos que para enterrar el hacha de guerra se necesitará mucho tiempo.
¿Cómo pueden ayudar los pueblos de otros países al pueblo de Ucrania?
ANDRIY MANCHUK
En estos días sentimos un gran apoyo internacional, el que es muy importante para la izquierda ucraniana. Sin duda ahora lo más importante es ayudar a los pueblos de nuestros países a aclarar mejor qué es lo que ocurre en nuestro país y a obtener una información objetiva sobre estos acontecimientos, no tergiversada por los “espejos curvos” de los medios oficiales. La experiencia tanto positiva como negativa de las protestas en Ucrania es muy importante ya que mañana todo esto puede repetirse en otras regiones del planeta, incluyendo a América Latina.
VOLODYMYR CHEMERIS
Una vez el Subcomandante Marcos le contestó a los europeos que llagaron a Chiapas a ayudar a los zapatistas, más o menos lo siguiente: la única manera de ayudarnos es si ustedes, cuando vuelvan a sus países, hacen allí una revolución.
¿Qué diría a los familiares de los caídos en el Maidán?
ANDRIY MANCHUK
Conozco a algunos de ellos. Hubo un colega y conocido mío. También escuché a los familiares de uno de los que en marzo fue acribillado por la ultraderecha en el centro de Kharkov. Creo que los que perdieron a sus seres queridos no necesitan de nuestras palabras solemnes ni menos de especulaciones políticas sinvergüenzas en su nombre. Hay que tomar conciencia de esta tragedia sacando conclusiones y parando la escalada de violencia a fin de frenar la guerra civil que de hecho ya ha está por comenzar en Ucrania.
VOLODYMYR CHEMERIS
No hay nada que decirles, las palabras no ayudarán a nadie. El 18 de enero, cuando empezaron los choques en la calle Grushievsky yo traté de detenerlos. Por supuesto, no me resultó. Pensé y sigo pensando que la violencia no tenía ninguna justificación. Pero me encontré con muchos conocidos, de los tiempos de “Ucrania sin Kuchma” y entonces entendí que los que lanzaban los cocteles Molotov a la policía no eran “provocadores”. Actuaban desde una profunda desesperación y en ese momento realmente creían que actuaban correctamente. Ahí se inició una espiral de violencia, desconocida en Ucrania hasta ese momento, la que ha causado víctimas tanto entre los manifestantes como entre las fuerzas del orden.
Ahora muchos participantes del Maidán se hacen la pregunta sobre qué fue lo que cambió en Ucrania después del Maidán: murieron 100 personas; se perdió Crimea; no se sabe lo que pasará con el oriente; el sistema no cambió; al poder volvieron los “naranjos”; los oligarcas se sienten con plena libertad; aumentan los precios y las tarifas de servicios comunitarios y de transporte; se reducen los programas sociales… ¿Para qué fue el Maidán? ¿Para qué murió la gente?
No tengo nada que decir a los familiares de los muertos, pero quisiera que estas muertes no fueran en vano. Y este “no-en-vano” será posible solo cuando en Ucrania triunfe una revolución social.
Oleg Yasinsky
@OlegYasinsky
yasinsky.oleg@gmail.com
Fuente:
http://www.pressenza.com/es/2014/05/ucrania-dos-miradas-desde-abajo-y-la-izquierda/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+pressenza%2FEYhc+%28Noticias+de+Pressenza+IPA+en+espa%C3%B1ol%29

“La guerra en Ucrania es la última aportación del ‘Imperio del Caos’ a la crisis”

Berlín

PRESSENZA, Redacción Madrid
Mayo 7, 2014
Entrevista al periodista Rafael Poch, analista internacional.
Por Enric Llopis para Rebelion.org
Estados Unidos-Unión Europea y Rusia se amenazan con una política de sanciones económicas. ¿Es el anticipo de una nueva “guerra fría” o son demasiados los intereses económicos cruzados?
Primero una puntualización: Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia no “se amenazan”. Son los dos primeros los que amenazan e imponen sanciones a Rusia, que promete responder si sobrepasan cierto límite. En este conflicto es importante comprender quién tiene la iniciativa. Todo esto no empezó con la anexión rusa de Crimea tras un referéndum apoyado por la inmensa mayoría de la población. En segundo lugar: el hegemonismo de Estados Unidos, es decir la doctrina de que todo el planeta es su zona de influencia, hace que la defensa de los intereses rusos en la misma frontera inmediata de Rusia, en lo que históricamente es su propia tierra, sea visto como desafío. Respecto a la interrelación económica: La historia sugiere que la tupida red de intereses económicos y financieros interrelacionados nunca impidió la guerra. Esa red ya se mencionaba para descartar como quimera el estallido de una guerra en Europa en el verano de 1913, así que hay que estar extremadamente alerta en estas situaciones que empiezan como bravuconadas…
“En lo que respecta a la guerra fría, la simple realidad es que nunca terminó”
En lo que respecta a la guerra fría, la simple realidad es que nunca terminó. En la tensión bipolar, el “comunismo” solo era el envoltorio ideológico-justificativo de la lucha contra todos aquellos países que afirmaban una conducta autónoma en el mundo, independiente o no alineada con el bloque occidental, es decir la tríada formada por Estados Unidos, las potencias europeas y Japón. Por eso, esa presión ha continuado después de la caída del comunismo. Hoy los escenarios de una gran guerra pueden vislumbrarse en la tensión entre diversos “imperios” y poderes emergentes; Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, por un lado, y China, Rusia, y otros Brics, en diversas combinaciones. El motivo es el de siempre, la lucha por los recursos escasos y menguantes, el desarrollo desigual, el hegemonismo y el imperialismo, es decir el dominio de unas naciones o grupos de naciones sobre otras. No quiero decir que la guerra sea inevitable. Simplemente se constata que históricamente ha sido el desenlace de muchas crisis y competencias como las ahora vividas por esta orquesta de “imperios combatientes” bajo la batuta del Imperio del Caos occidental, que es el más responsable del atolladero hacia el que se dirige la humanidad.
-¿Qué bloque consideras que es el que dispone de mayor potencial o, dicho de otro modo, es menos dependiente a la hora de entablar un conflicto?
Por más que comprenda el desagrado y la antipatía que los regímenes de países como Rusia o China puedan provocar en el público, tengo muy pocas dudas acerca de que la política exterior de esos dos países es mucho menos agresiva y mucho más cooperativa y razonable que la del Imperio del Caos. Salvo raras situaciones (la agresión China a Vietnam, y hasta cierto punto –por sus considerables atenuantes– la aventura soviética en Afganistán), en Pekín y Moscú predomina una actitud mucho más defensiva que ofensiva: solo atacarían si se les acorrala o invade. Mucho de esa actitud tiene que ver con la intensa experiencia de agresiones bélicas vividas por ambos países. Todo eso es completamente diferente en la tradición europea que Estados Unidos prosiguió con gran energía hasta nuestros días. Hay que decir que en la guerra fría, ni las bombas A y H, ni el bombardero o submarino estratégico (es decir capaz de portarlas y lanzarlas a miles de kilómetros), ni el misil intercontinental, ni la multiplicidad de cabezas nucleares en un misil, ni la doctrina del primer golpe, ni la militarización del espacio, ni tantas otras cosas, fueron iniciativa de la URSS. Moscú siempre llegó a todas esas locuras como respuesta a la tecnología de su adversario. Ahora pasa lo mismo con el avión invisible o con los drones… En el caso de China este aspecto es aún más evidente y merece una explicación específica.
China tiene casi el mismo arsenal nuclear que tenía en los años ochenta (equivalente al potencial del Reino Unido y sin gran preocupación por su modernización) y es el único país que mantiene una promesa en su doctrina de no usar nunca esas armas si no es atacada. Más allá de la leyenda que venden los medios de comunicación, la respuesta china al creciente cerco militar del que está siendo objeto es claramente defensiva: anular los satélites del adversario para cegar su armada.
En enero de 2007 asistí a un evento extraordinario: China destruyó uno de sus propios satélites de comunicaciones con un misil. La explosión incrementó en un 10% el tráfico de fragmentos acumulados en el espacio. Casi sesenta años de exploración espacial han creado una enorme presencia de cacharrería en el espacio. Por el peligro que esa basura espacial representa para la navegación orbital (a la extraordinaria velocidad que circula, el más pequeño fragmento se convierte en un arma cinética capaz de atravesar el material más duro al impactar) en Estados Unidos hay un instituto exclusivamente dedicado a su seguimiento. Con aquella explosión, que tuvo una interpretación muy confusa, China lanzó el meridiano mensaje de que puede anular la potencia de fuego de Estados Unidos, cuyo talón de Aquiles es su dependencia en la tecnología, concentrándose en anular recursos informáticos y espaciales. Sin recursos orbitales de posicionamiento global (gps) no hay bombas inteligentes, la gran armada imperial quedaría cegada y necesitaría exponerse a riesgos, complicando el habitual escenario de guerras sin riesgo para el agresor…
Es verdad que China depende cada vez más de materias primas y recursos lejanos, pero el hecho es que al día de hoy su ejército no es adecuado para aventuras exteriores ni está orientado para ello. Y el ejército chino está claramente subordinado a la esfera política, cosa mucho más discutible si hablamos del complejo militar-industrial y de lo que el Pentágono representa en el sistema de EE.UU.
Lo que estamos viendo ahora en el Mar de China, en la disputa territorial con Japón, etc., se parece mucho a lo que ocurre en Ucrania: tanto Rusia como China están diciendo que no piensan conformarse a ser avasallados en sus fronteras más inmediatas, con la expansión de la OTAN en un caso y el aumento de la presencia militar americana y japonesa en sus barbas en el otro, en ambos casos con despliegue de un cinturón de misiles (el llamado “escudo”) cuya naturaleza es claramente ofensiva porque está destinado a anular recursos estratégicos. Estas “líneas rojas” no son “expansionismo”, como afirma la propaganda, sino reacciones a una presión militar en aumento. Esta es la dialéctica de “imperios combatientes” en la que nos estamos metiendo. Una vez más: hay que comprender de donde parte la iniciativa para estos conflictos.
–La configuración de un eje Rusia-China, bien definido, opuesto al bloque Estados Unidos-UE, ¿es todavía una ilusión geopolítica por la mezcla de intereses o puede convertirse en realidad?
La crisis de Ucrania ofrece una buena atalaya para responder a esto. Desde Estados Unidos y desde la Unión Europea se habla ahora mucho de castigar a Rusia en el ámbito energético. Moscú genera el grueso de su ingreso nacional exportando gas y petróleo. Alemania depende en un 30% de su suministro del gas ruso y otros países europeos aún más, así que cortemos esa dependencia para asfixiar a Rusia, se dice. Espoleada por la histeria polaca y la geopolítica americana –ambas estrechamente coordinadas– en Bruselas esta tesis se ha ido abriendo paso. El problema es que el resultado obliga a Moscú a profundizar sus intercambios energéticos con Asia, lanzando nuevas ofertas a China, Japón y Corea del Sur. La relación de Rusia y China es complicada y contiene mucha desconfianza por ambas partes, pero la complementaridad es obvia: por un lado a Rusia la echan de Europa, por el otro China constata los problemas de su suministro energético por rutas marítimas controladas por la armada del imperio adversario. Un suministro terrestre y estable desde Rusia está cargado de sentido tanto para Moscú como para Pekín. Sin embargo, en buena lógica Rusia prefiere abrir y diversificar su oferta de energía hacia todo el Oriente, incluyendo a Corea del Sur y Japón. Pero estos dos países son aliados de Estados Unidos y Washington los presiona para no desarrollar ese vector. El problema es que con ello Washington contribuye a forjar una fuerte relación energética de Rusia exclusivamente con China, lo que significa cimentar un bloque… Estas son tendencias muy contradictorias que hay que observar.
“China tiene casi el mismo arsenal nuclear que tenía en los años ochenta y es el único país que mantiene una promesa en su doctrina de no usar nunca esas armas si no es atacada”
China nunca ha querido suscribir la lógica de los bloques y Rusia sale de la agotadora experiencia histórica del mundo bipolar en la que sacrificó el bienestar y desarrollo social de su población al mantenimiento del pulso militar con un adversario mucho más poderoso y agresivo que ella. Pero la lógica de poder y dominio del Imperio del Caos empuja hacia este tipo de irracionalidades. Sería mucho mejor que se abriera paso un orden internacional basado en el consenso multipolar –arbitrado por una ONU reformada y más representativa de la correlación de fuerzas global– enfocado a la resolución de los retos del siglo (calentamiento global, recursos, sobrepoblación, desigualdad…), pero por desgracia la humanidad persevera en su prehistoria y la estupidez de la formación de nuevos bloques enfrentados es lo que se está abriendo paso.
–En algún artículo has recogido la acuñación “kaganato”, del analista Pepe Escobar. ¿Podrías resumir su sentido y decir si la compartes como categoría de análisis?
Me gustó ese concepto que Pepe Escobar utilizó como simple recurso periodístico para Ucrania por varias razones. La vicesecretaria de Estado norteamericana Victora Nuland que se ocupa de la política para Europa del Este –la del célebre “Fuck the EU”– está casada con Robert Kagan, un famoso “estratega” neocon de la quimérica administración Bush. Esa señora diseñó el fiasco ucraniano desde el mismo recetario ideológico de su marido. El resultado fue la gran cagada. Por eso lo del “kaganato” me gusta también por razones fonéticas. Últimamente la política exterior de Estados Unidos va de una cagada criminal a otra –¿cómo definir la intervención en Afganistán o lo de Irak, y lo de Libia y lo de Siria…?– así que lo de Kiev, el kaganato de Kiev, llevar al poder a un gobierno que rompe el equilibrio y el consenso tradicional de Ucrania y provoca el inicio de una guerra civil para integrar el país en la OTAN, es el último capítulo de una larga serie. Suena hasta gracioso, pero es muy dramático: el siglo XXI, simplemente, no puede con tanta irresponsabilidad.
­Respecto a la intervención liderada por Putin en Crimea y el rol desempeñado en el conflicto ucraniano, ¿ha servido para legitimar su figura política ante la población rusa? ¿Observas elementos de proyección exterior para resolver conflictos internos en Rusia?
Toda política exterior tiene repercusiones interiores, en la imagen de firmeza y éxito de sus líderes, etc., ese aspecto existe en el caso que nos ocupa, pero no en la forma en que se sugiere en Occidente: Putin buscando laureles guerreros para consolidarse. Formulemos la pregunta a la inversa: ¿Qué habría pasado si Putin no hubiera hecho nada? Media Ucrania, incluidos diez millones de rusos y otros muchos millones de ucranianos que no ven a Rusia como adversario, es decir la mayoría del país, habría quedado metida en un régimen sometido a toda una serie de opciones ajenas, desde el ingreso en la OTAN (rechazado por la mayoría de los ucranianos en todas las encuestas de los últimos veinte años), hasta la terapia de choque neoliberal y las recetas económicas europeas a la medida de las grandes empresas occidentales. En algunos años, las bases de la flota rusa en Crimea habrían pasado a ser ocupadas por Estados Unidos, sobre eso hay pocas dudas. En ese contexto ¿cómo habría quedado Putin? Para cualquiera que sepa un poco de historia rusa el resultado es obvio: Putin habría sido el tercer factor del retroceso ruso. La diferencia es que si con Gorbachov se perdió una zona, digamos, “imperial exterior”, lo que no estuvo mal porque el imperio corrompe al imperialista, y con Yeltsin una buena parte del “imperio interior”, lo que con una buena administración tampoco tenía por qué ser tan negativo como fue, este retroceso habría sido en tierra ancestral rusa: toda Rusia y media Ucrania lo habría vivido como una catástrofe nacional. Así que en Ucrania Putin se juega su supervivencia. Pero todo esto –y este es el punto fundamental– no lo ha desencadenado Putin ni Rusia, como sugieren nuestros periódicos y nuestros expertos (hay que ver siempre quién paga los “centros de estudios estratégicos” donde trabajan tales expertos), sino que ha sido el último movimiento de un proceso de 20 años arrinconando a Rusia, prosiguiendo la guerra fría tras su final e ignorando los intereses más básicos de Moscú. En lugar de respetar el espíritu del documento que puso punto final a la confrontación Este/Oeste, la Carta de París para una Nueva Europa de noviembre de 1990, la OTAN, un bloque militar contra Rusia, continuó con más de lo mismo. Aquel documento, así como los “pactos entre caballeros” que Gorbachov alcanzó en el contexto de la reunificación alemana, prometían una “seguridad continental integrada” en la que la seguridad de unos países no se realizaría a costa de la seguridad de otros. En lugar de eso hemos tenido expansión de la OTAN hacia el Este, el favorecimiento de la implosión –en lugar de la conciliación– de Yugoslavia, el único espacio no alineado que quedaba en Europa tras el fin de la guerra fría, el escudo antimisiles, la retirada del acuerdo antimisiles (ABM), la quimera del escudo antimisiles, la integración en la OTAN de las ex repúblicas soviéticas y al final el asunto del kaganato de Kiev. Después de veinte años metiéndole el dedo en el ojo, el oso ruso ha dado un zarpazo y todo le acusan de “imperial”. Solo los necios ajenos a las realidades de veinte años de política antirrusa en Europa pueden sorprenderse de esa reacción.
–Analistas europeos y estadounidenses hablan a menudo de las ambiciones euroasiáticas de Putin. ¿Son acusaciones propagandísticas? ¿A qué se refieren?
“Putin quiere integrar económica y políticamente su entorno inmediato. El sentido de la operación es muy claro: crear un mercado de más de 200 millones capaz de figurar en el mundo de una forma independiente”.
Putin quiere integrar económica y políticamente su entorno inmediato. El sentido de la operación es muy claro: crear un mercado de más de 200 millones capaz de figurar en el mundo de una forma independiente. El problema de esta integración es el poco atractivo social y popular que tiene el régimen de capitalismo oligárquico ruso (versión local de lo que tenemos en Europa, pero más bruto). Con su actual régimen Rusia no es atractiva para las poblaciones de su entorno. Ese es su gran talón de Aquiles porque condena a que la integración sea una operación de elites sin verdadero gancho popular. Tal como están poniéndose las cosas la situación de la Unión Europea, cada vez más autoritaria y antisocial, va por el mismo camino… En cualquier caso, el calificativo “ambición”, es exactamente igual de aplicable a la Unión Europea. Ahí está esa nueva Alemania que levanta cabeza a la par con las ínfulas neoimperiales de la UE y que está desmontando pieza por pieza el muy sentido y más que razonable antibelicismo de la sociedad alemana…
–¿Qué rol desempeñan actualmente la extrema derecha y el nazismo en Ucrania? ¿Puede decirse, sin temor a simplificaciones, que han sido directamente apoyados, incluso financiados por Estados Unidos y la Unión Europea?
Los grupos de extrema derecha fueron la fuerza de choque del movimiento popular civil que arrancó en el Maidán de Kíev con apoyo occidental. Esos grupos formaron el grueso de la fuerza paramilitar que primero complicó e impidió que la protesta fuera disuelta por los antidisturbios y luego hizo posible el cambio de régimen auspiciado por Estados Unidos y la UE, derrocando a un presidente electo, corrupto y desprestigiado, y colocando en su lugar a otro gobierno oligárquico, prooccidental y con gran influencia de la extrema derecha. Por lo menos una quincena del centenar de muertos registrados en Kiev en enero y febrero fueron policías, algunos de ellos a manos de elementos armados de extrema derecha.
El nacionalismo de extrema derecha de esos grupos con una considerable tradición y base social en Ucrania Occidental, en la región de Galitzia, pero muy rechazados en el resto del país siempre fue, históricamente, apoyado por Occidente. Desde los años veinte las organizaciones de choque del nacionalismo ucraniano en Galitzia (la UVO fundada en 1920, la OUN en 1929) estuvieron a sueldo del Abwehr, el espionaje militar alemán, que las orientaba al principio contra Polonia y luego contra la URSS, según su conveniencia. La historia del nacionalismo ucraniano en Galitzia es compleja en sus circunstancias, pero su colaboracionismo con los nazis es un hecho, pese a que en algún momento también lucharon contra ellos (además de contra la Armia Krajowa polaca y, sobre todo, contra el NKVD de Stalin y el ejército soviético). Concluida la guerra, el Ejército Insurgente Ucraniano de Stefan Bandera (UPA, fundado en 1943 durante la ocupación nazi), se convirtió en un instrumento de la CIA que estuvo armando y lanzando paracaidistas sobre Ucrania en acciones de sabotaje hasta bien entrados los años cincuenta. El cuartel general del UPA estuvo en Munich, donde en 1959 el KGB logró asesinar a Bandera… En términos generales podemos decir que hoy esa tradición continúa: Dos meses antes del inicio del Maidán, Polonia formó a un grupo de 86 activistas del grupo neonazi “Pravy Sektor”, camuflados como estudiantes, en una instalación policial, según reveló recientemente la revista polaca Nie. El National Endowment for Democracy (NED), en la órbita de la CIA, ha financiado estos últimos años 65 proyectos en Ucrania. La propia señora Nuland explicó a principios de año que Estados Unidos se había gastado 5000 millones de dólares para promocionar el cambio de régimen en Kiev. Alemania invitó en febrero a la plana mayor de la oposición polaca a la Conferencia de Seguridad de Munich, el cónclave atlantista en el que sus ministros anunciaron una política exterior más activa con un intervencionismo militar exterior sin complejos… Es mucho lo que no sabemos, incluido en materia de los francotiradores que el 20 de febrero, víspera del cambio de régimen, masacraron a policías y manifestantes en Kiev, pero la tendencia general de la actuación occidental y del apoyo a esos elementos ha sido clara.
Lo que estamos viendo estos días es un verdadero espectáculo: aquellos ministros y primeros ministros de Polonia, Estados Unidos, Alemania y los países bálticos que en 47 ocasiones hicieron acto de presencia en el Maidán animando a los rebeldes contra un gobierno electo (“el mundo libre está con ustedes”, resumió el senador McCain) y condenando la violencia de los antidisturbios, son los mismos que aplauden ahora la “operación antiterrorista” contra los que no aceptan al nuevo gobierno atlantista y se rebelan o protestan en el Este y Sur de Ucrania. El gobierno anterior fue criticado y amenazado por usar la fuerza antidisturbios, pero estos están usando al ejército. El mismo viernes 2 de mayo en que en Odesa morían abrasadas y asfixiadas más de 40 personas, incluidas mujeres y un diputado, en el incendio de un edificio a manos de los partidarios del gobierno de Kíev, Obama y Merkel amenazaban a Putin con más sanciones sin decir nada al respecto, mientras los medios de comunicación occidentales miraban hacia otro lado, sin evocar apenas el suceso o informando de que el edificio (en el que se habían refugiado activistas de la oposición después de que su cercano campamento hubiera sido arrasado) “se incendió”. Estoy convencido de que ambos bandos (en marzo conocí personalmente a sus actores en las calles de Odesa) son por igual capaces de tal barbaridad. Aquí no se trata de hacer juicios morales contra uno u otro bando, sino del derecho a una información decente. Creo que a partir de ahora este tipo de indecencias va a ser crónica en nuestros medios de comunicación…
“Si en Bruselas y Washington hubiera buena voluntad, la energía se concentraría en tres aspectos: garantizar la autonomía y los derechos de la población de Ucrania sur oriental,  renunciar a plantear el vínculo político-económico entre Ucrania y Occidente como algo incompatible con los vínculos político-económicos de ese país con Rusia y desde luego garantizar la neutralidad y el no alineamiento militar contra Rusia de Ucrania, es decir que ese país nunca entre en la OTAN”
–En algún artículo has comentado que la anexión de Crimea puede ser, a pesar de lo que pudiera indicar un análisis superficial, compleja y despertar recelos entre poblaciones y gobiernos (para entendernos) “rusófilos”. ¿A qué te refieres?
Es un hecho que, al día de hoy, en las regiones ucranianas más rusófilas y hostiles al nuevo gobierno proocidental de Kíev, domina el deseo de mantener Ucrania unida y cierto desagrado hacia la anexión militar de Crimea por parte de Rusia. Ese sentir, unido al hecho de que el régimen ruso carezca de todo elemento alternativo en lo social y popular, así como al deseo absolutamente mayoritario de paz y de rechazo a la violencia, crea un ambiente delicado para Rusia. Si la anexión de Crimea fue una partida de ajedrez rápida e incruenta que contaba con el apoyo del grueso de la población de la península, lo que se está librando ahora en Ucrania sur-oriental es un juego más lento, a largo plazo y con mucho más riesgo. La base social de la protesta rebelde en el Este de Ucrania y su programa política (federalismo, referéndums, proclamación de “repúblicas populares”, secesionismo…) es algo que aún se está cociendo. La situación es mucho más incierta y abierta que la que hubo en Crimea. Las grandes guerras comienzan muchas veces con pequeñas escaramuzas y “operaciones antiterroristas” como las que se observan estos días en la región de Donetsk, Lugansk o Járkov. En otras regiones como las costeras de Odesa y Nikolaievsk, hubo menos actividad rebelde entre otras cosas porque en marzo y abril se detuvo a los cabecillas pro rusos, pero pese a la intensa propaganda sectaria de los medios de comunicación ucranianos (que no se diferencian en nada de los rusos) y a la moderación que domina por ejemplo en Odesa, la situación puede cambiar radicalmente con barbaridades como las del viernes 2 de mayo, obligando a tomar partido y sumarse a la bronca –hoy minoritaria– a unos y otros.
Hoy, una invasión militar rusa del este y sur de Ucrania es impensable. La población no la apoyaría. Sin embargo, a medio y largo plazo la situación puede cambiar de forma radical, dependiendo del nivel de torpeza y violencia que muestre el gobierno de Kiev en su intento de recuperar por la fuerza el control de las regiones rebeldes (donde la presencia de la inteligencia militar rusa –GRU– es evidente), en lugar de negociar y comprender que no se puede gobernar Ucrania contra Rusia y pretender que haya estabilidad en la mitad rusófila del país. Otro factor de cambio del sentir popular es la terapia de choque que el gobierno de Kiev quiere aplicar, de acuerdo con la receta europea y del FMI. Cuando los jubilados tengan que dedicar toda su menguada pensión a pagar la cuenta de la calefacción, y las empresas y fábricas se cierren en aras de una racionalidad cuyo norte es hacer lugar a la empresa occidental, el rechazo a una invasión militar rusa puede mudarse en un clamor a su favor. Moscú no desea tal invasión del Sur y del Este de Ucrania, entre otras cosas porque supondría la aparición de movimientos armados antirrusos en toda la zona, pero, por razón de esa volatilidad, al mismo tiempo debe prepararse para tal eventualidad. Eso es precisamente lo que ha dicho Putin. El escenario máximo es empalmar territorialmente la región de Pridniestrovia, en Moldavia, con el resto de Rusia, anexionándose todo el sur y el este de Ucrania, desde Odesa hasta Jarkov, lo que históricamente se conoce como “Nueva Rusia” o “Pequeña Rusia”. Eso convertiría a la Ucrania independiente en un estado continental geopolíticamente irrelevante y resolvería por completo la posición geoestratégica de Rusia en la región. Como digo, hoy tal escenario es impensable para Moscú. Que suceda o no depende de la actitud de Estados Unidos y de la Unión Europea. Tengo la impresión de que Estados Unidos quiere que Putin invada militarmente el sur-este para crearle un Afganistán en casa. Es el tipo de locuras criminales que hemos visto practicar en Irak, Libia, Siria y tantos otros lugares, así que no hay que extrañarse por ello. Si en Bruselas y Washington hubiera buena voluntad, la energía se concentraría en tres aspectos: garantizar la autonomía y los derechos de la población de Ucrania sur oriental, por lo menos la mitad del país, renunciar a plantear el vínculo político-económico entre Ucrania y Occidente como algo incompatible con los vínculos político-económicos de ese país con Rusia (ese era el problema de la Asociación Oriental diseñada por la Unión Europea), y desde luego garantizar la neutralidad y el no alineamiento militar contra Rusia de Ucrania, es decir que ese país nunca entre en la OTAN. De momento no veo ningún indicio en esa dirección. Estados Unidos y la OTAN refuerzan su presencia militar en el Este de Europa, Francia apenas está en este asunto, Alemania ha enviado una misión de espías militares de su Bundeswehr camuflados como “observadores de la OSCE” (que, naturalmente, fueron detenidos durante una semana, señal inequívoca de Moscú a Berlín) y Polonia pide sangre y mano dura… Así, jugando con fuego ha comenzado el incendio.
–El conflicto entre grandes bloques (pro-Occidentales y pro-rusos), ¿se reproduce y concreta también en las repúblicas ex soviéticas del Asia Central? ¿Puedes delimitar, a grandes rasgos, los dos bandos, si los hay?
El verdadero efecto que la respuesta rusa en Ucrania tiene en el espacio postsoviético es otro: tanto en Bielorrusia como en Kazajstán se recela de cualquier política anexionista de Moscú. Gran parte de la población de Kazajstán es rusa y ambos países pueden temer por su soberanía e integridad territorial. Rusia debe ser muy cauta y cuidadosa en su relación con ellos. Lukashenko ya ha mostrado claramente su desagrado. En Asia Central actúa el factor de China y de la Organización de Seguridad y Cooperación de Shanghai, por lo que Occidente tiene allí menos posibilidades de intervención y desestabilización.
–Polonia, Países bálticos, República Checa…¿Qué papel desempeña la Europa Central y del Este en este tablero global?
Son los vasallos de la geopolítica americana en Europa. De todos ellos, Polonia es el más beligerante en Ucrania. Es un país que solo presenta su historia de sufrimiento y maltrato de parte de Rusia, ocultando su papel imperial y sus ambiciones en Ucrania. Vista desde Rusia, Ucrania y Bielorrusia, la historia de Polonia tiene lecturas y memorias muy diferentes a la de Katyn y el reparto del país. Hay que recordar, por ejemplo, el programa de Pilsudski de recrear en los años veinte la gran Polonia “de mar a mar” (del Báltico al Negro), o que en vísperas de la segunda guerra mundial Polonia y la Alemania nazi pactaron la desmembración de Checoslovaquía antes del pacto Molotov-Ribbentrop… Gracias a su histeria antirusa, Polonia es hoy un país importante en la UE. La tensión hacia el Este y su entusiasta servidumbre hacia Washington, otorga peso a Varsovia en la UE. Estados Unidos saca un buen partido de todos esos países comprensiblemente recelosos del oso ruso. No es casualidad que en la prevista visita de Obama a Europa en junio, la primera escala vaya a ser Varsovia. Por lo demás, la Europa Central y del Este es fundamentalmente un patio trasero de las grandes empresas occidentales, especialmente alemanas, y una especie de espacio colonial interior de la UE: mano de obra barata y apoyos políticos a un proyecto europeo involutivo y militarista.
“Junto con el rechazo a la involución social, el no a la guerra debería ser el conductor central de la campaña ciudadana para las elecciones europeas”
–Por último, ¿Cómo evalúas la acción de los medios informativos europeos y estadounidenses respecto al “polvorín” ucraniano? ¿Consideras que han sido “militantes”? Si es así, ¿Has observado excepciones?
En lo que respecta a la prensa alemana, que es la que más sigo por residir en Berlín, la actitud ha sido la habitual: toda la responsabilidad es de Rusia, especialmente de su diabólico presidente ex agente del KGB. No existen los veinte años ignorando los intereses de seguridad de Rusia, en los que Moscu ha ido proponiendo alternativas siempre ignoradas por los medios de comunicación y por tanto desconocidas por el público, y domina la petición de respuestas enérgicas para solucionar la situación, etc. Repasar los titulares de la prensa de esta semana sobre la intervención militar de Kíev contra los rebeldes del Este o sobre la masacre de Odesa, es lamentable. Los medios de comunicación azuzan el belicismo. En Alemania el hecho de que la patronal y la industria no quieran problemas innecesarios que comprometan sus negocios en Rusia, introduce algunas contradicciones y moderaciones en esa línea. Respecto a la opinión pública europea, aún está francamente dormida. Puede que haya algún malestar por la situación socio-económica, pero desde luego ni siquiera en la izquierda hay una verdadera conciencia de las claras tendencias neoimperiales que hay en la UE ni de la necesidad de oponerse a ellas. Junto con el rechazo a la involución social, el no a la guerra debería ser el conductor central de la campaña ciudadana para las elecciones europeas.
Fuente:
http://www.pressenza.com/es/2014/05/guerra-en-ucrania-es-ultima-aportacion-del-imperio-del-caos-crisis/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+pressenza%2FEYhc+%28Noticias+de+Pressenza+IPA+en+espa%C3%B1ol%29




[1] Recomiendo consultar la entrada Euromaidán, de Wikipedia, para situar este movimiento.