Publicado en El Telégrafo, septiembre 6 de 2015
“¡Alemania,
Alemania! Queremos irnos”, coreaba la muchedumbre de migrantes amontonada en la
estación de trenes de Budapest.
¿Por
qué a Alemania? La mayoría de estos migrantes vienen de la otra orilla de
Europa, del Medio Oriente. De Siria, la
principal fuente de migrantes, pero no la única. Irak, Afganistán suman grandes
cantidades al tradicional desfile continuado proveniente de África.
No es una multitud uniforme. Los
desplazados sirios son bien diferentes de los famélicos africanos tanto por sus
perfiles étnicos como por su condición económica, por sus motivaciones. Unos y
otros fluyen unidos hacia Europa, pero no a cualquier país. No quieren quedarse
en Grecia ni en Hungría, ni siquiera en Austria o en Suecia: quieren llegar a
Alemania. La subcorriente que se orientaba hacia el Reino Unido, disminuyó
después de ver caer muertos a un buen número de sus peregrinantes.
A Alemania. Al país cuya economía
deslumbra a los consumidores del mundo con sus ríos de lujosos coches de marcas
emblemáticas, Mercedes Benz, BMW, Audi, Volkswagen, recorriendo las calles y
avenidas de los demás países europeos, ya no como símbolos de alto status
social sino como vulgares taxis en Lisboa, Madrid, Roma, Atenas. Las capitales
de países asfixiados por la crisis desatada en 2008, ofreciendo al turista la
comodidad y el lujo de una falsa holgura económica.
De pronto todo ese esplendor de la
Europa del euro, manchado por grupos de migrantes hacinándose en sus estaciones
ferroviarias y refugiándose en los suburbios que no aparecen en las postales de
París y otras grandes urbes europeas. La imagen exacta de las contradicciones
del capitalismo. Apariencia de riqueza, de crecimiento, de comodidades,
disfrazando una realidad de pobreza, de crisis, de estancamiento, de miseria.
Miseria. La palabra aparece ya en los
textos que analizan este drama: «La Unión Europea se está ahogando en su propia
miseria», dice Ernest Urtasun
(http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=8287).
Otro resume: «la solución a la miseria humana global no consiste en rescatar a
un mínimo número de afortunados y lanzarlos sobre los países ricos… mientras
haya miseria, la gente huirá de ella y una minúscula proporción llegará así de
lejos» (Owen Jones, The
Guardian, traducción de www.sinpermiso.info 30/08/15).
¿Miseria?
¿Acaso no vivimos una época de mucha riqueza? Sí. Mucha riqueza: solamente en
los paraísos fiscales hay unos US$21 millones
de millones. Y eso que “los paraísos fiscales serían mucho más ricos de lo que son”,
según señaló a la BBC John Whiting exdirector de política impositiva del
Chartered Institute of Taxation del Reino Unido.
Solamente en los paraísos fiscales, es
decir, riqueza oculta, escondida. ¿A cuánto asciende el total, sumándola con la
riqueza visible de todo el mundo?
Sí, hay mucha riqueza en el mundo, pero
solamente en un lado del mundo. En el otro, pobreza y miseria. Mucha pobreza,
mucha miseria.
¿Qué es esto? Capitalismo. Puro
capitalismo. Un capitalismo en caos terminal.
Alfonso Monsalve Ramírez
alfonsomonsalve.personal@gmail.com
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