Tres son los asuntos más importantes
que afronta la humanidad en la actualidad, los tres indivisiblemente
relacionados entre sí:
1. Crisis ambiental. Salvar a la
humanidad. La ONU en su “Agenda 2030”, el Papa Francisco en su encíclica “Alabado
seas, mi Señor” y el presidente Obama en la presentación el lunes pasado de su
“Plan de Energía Limpia” coinciden en señalar el año 2.030 como la fecha límite
para que las autoridades mundiales ejecuten transformaciones de fondo, por lo
menos las iniciales, a fin de controlar los principales factores del deterioro
ambiental que amenaza muy seriamente la existencia humana sobre la Tierra. Lo
que seguiría en caso contrario ninguno se atreve a describirlo con exactitud,
pero podría llevar al fin de la vida en nuestro planeta.
15 años: un plazo escaso que concierne
a las generaciones nacidas hace 50 años y de ahí en adelante. Es decir, fundamentalmente
la juventud, su futuro.
2. Crisis social. El sistema capitalista. El causante del
deterioro ambiental no es el ciudadano que arroja una botella de plástico en la
playa. Es el empresario que produce cada vez más botellas de plástico y el que
fabrica más toneladas de plástico para hacer más botellas. Es la gran industria
capitalista ávida de ganancias, la que origina tanto el desequilibrio ecológico
como la desigualdad social cuya última y dramática expresión es la avalancha
migratoria que lanza literalmente a África sobre Europa. Eric Hobsbawm (coincidente
con Francisco) lo resume así: “este equilibrio sería incompatible con una
economía basada en la búsqueda ilimitada de beneficios económicos por parte de
unas empresas que, por definición, se dedican a este objetivo y compiten una
contra otra en un mercado libre global. Desde el punto de vista ambiental, si
la humanidad ha de tener futuro, el capitalismo de las décadas de crisis no
debería tenerlo” (Historia del siglo XX).
Aquí el escollo común es la carencia de un modelo
alternativo de empresa productiva. Lo están buscando los trabajadores de las
empresas recuperadas y de las cooperativas de producción, al margen y hasta en
contra
de la academia enmarañada por
prejuicios reaccionarios, anticomunistas, antimarxistas, conservadores del statu quo en una palabra.
3. Crisis cultural. La desinformación. Si
la humanidad no tiene aún conciencia suficiente de los problemas anteriores, la
causa es el gigantesco aparato de desinformación que constituyen los grandes
grupos de medios de comunicación del capitalismo. Es un poderoso mecanismo de control
del pensamiento humano, modelándolo mediante la distorsión de la realidad y la
manipulación de la opinión mundial en defensa del sistema capitalista.
Es urgente la creación de nuevos medios
de comunicación –ya asoman en las redes sociales– que no sean de inversionistas
capitalistas, sino de jóvenes comunicadores que hoy salen de las universidades
y que por sí mismos van asumiendo posiciones críticas esperanzadoras. Es
natural que así sea: en último término se trata de sus vidas.
Alfonso Monsalve Ramírez
alfonsomonsalve.personal@gmail.com
Publicado en El Telégrafo
Agosto 8 de 2015
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