Soñemos una Colombia en paz.
Imaginemos a Colombia como alguno de esos países que
admiramos por su cultura, por su alto grado de civilización, de progreso, de
bienestar material, cultural y social.
Y pensemos que Colombia puede ser así.
Imaginemos a Colombia sin guerrillas y sin paramilitares,
sin asaltos a poblaciones rurales y sin masacres de campesinos, sin secuestros
y sin desaparecidos, sin militares mutilados y sin falsos positivos, sin
boleteos y sin amenazas, sin nada de todo esto que hoy constituye nuestros
mayores tormentos.
Y pensemos que Colombia puede ser así.
Imaginemos una Colombia sin odios y sin temores, sin
rencores y sin venganza, sino con amor y con esperanza y con trabajo y con
estudio y con alegría y con fe en nuestro destino como colombianos.
Imaginemos una Colombia sin miseria, con pleno empleo, con
estudiantes forjando proyectos grandiosos, con deportistas triunfando en todas
las competencias mundiales, con mujeres sobresaliendo por sus fortalezas
intelectuales tanto como por su belleza, sin niños hambrientos y enfermos sino
floreciendo felices y tranquilos.
Y pensemos que Colombia puede ser así.
Una Colombia en paz.
Y trabajemos por alcanzar esa Colombia.
Colombia puede ser así.
Hagamos cada uno lo que esté a nuestro alcance para forjar
esa Colombia en paz.
Comencemos por ver en cada colombiano no un enemigo
político, sino un compatriota que puede pensar y ser diferente, lo mismo que
nosotros podemos hacerlo y comportarnos libremente sin que eso sea amenaza para
nadie.
Miremos a los ojos a cada colombiano y pensemos que puede
ser nuestro hermano, nuestro amigo.
Y tendámosle la mano y que en adelante éste sea nuestro
saludo:
“La paz sea con
nosotros”
Y la respuesta:
“Y con nuestros
hijos”
Soñemos esa Colombia y comencemos a construirla ya, hoy, en
este momento. Y hagamos realidad nuestro sueño.
Forjemos una Colombia en paz.
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